Las hormonas son responsables de innumerables funciones corporales y afectan nuestro cuerpo de muchas formas, incluida la regulación del estado de ánimo. Dado que el ciclo menstrual implica numerosos procesos hormonales, la mayoría de las mujeres experimentan síntomas emocionales relacionados.
Muchas mujeres cuentan que sus síntomas son trivializados, y su sufrimiento considerado insignificante e inevitable. Esta actitud desmotiva a buscar tratamiento y, en muchos casos, prolonga el padecimiento con síntomas que podrían haberse reducido, o incluso eliminado, con relativa facilidad.
La “histeria” fue, en su momento, un diagnóstico médico común para las mujeres, fundamentado en la teoría de que el útero podía desplazarse libremente por el cuerpo. (¡Incluso, en algún momento, se relacionó con posesiones demoníacas!) Los síntomas de la histeria incluían ansiedad, irritabilidad, desmayos, comportamiento sexual “inapropiado”, ausencia de deseo sexual y conductas generalmente incómodas e impredecibles.
Hoy contamos con una comprensión mucho más precisa del cuerpo femenino y sus ciclos, lo que nos permite analizar los cambios de humor desde una perspectiva hormonal.
En este artículo hablaremos sobre el estrógeno, la progesterona y la testosterona. Las dos primeras se consideran, en general, hormonas femeninas, mientras que la tercera se vincula más con lo masculino. Sin embargo, tanto hombres como mujeres producen las tres en distintos niveles.
El estrógeno—la hormona sexual femenina—desempeña un papel fundamental en el sistema reproductor de la mujer. La mayor parte del estrógeno femenino se produce en los ovarios, pero también en las glándulas suprarrenales y, en pequeña cantidad, en las células adiposas. Durante el embarazo, la placenta también produce estrógeno.
El término “estrógeno” en realidad hace referencia a una familia de hormonas químicamente similares: los estrógenos:
Los niveles y desarrollo de los estrógenos varían en cada etapa de la vida—pubertad, menstruación, embarazo y menopausia. Al inicio de la pubertad, el estrógeno participa en el desarrollo de las llamadas características sexuales secundarias femeninas, como los senos, las caderas anchas y el crecimiento de vello púbico y axilar.
¡Pero no queda solo ahí! El estrógeno…
El estrógeno también controla la lactancia y otros cambios en los senos, interviene en la formación ósea y en la coagulación sanguínea. Esta hormona mantiene la fuerza y grosor de la pared vaginal y el revestimiento uretral, además de regular la lubricación vaginal.
Estas son solo algunas razones por las que necesitamos estrógeno. Se puede afirmar que el estrógeno es una hormona sumamente importante para el funcionamiento de nuestro cuerpo y mente. Por lo tanto, cuando los niveles de estrógeno fluctúan, también lo hacen otros aspectos, incluidos el ciclo menstrual, el crecimiento del cabello y la felicidad.
La progesterona es una hormona esteroide perteneciente a un grupo denominado progestágenos; la progesterona es el principal progestágeno en el cuerpo humano. Su impacto fisiológico se ve potenciado por la presencia de estrógenos.
El cuerpo lúteo en los ovarios es la principal fuente de progesterona, aunque también es producida en menor cantidad por los propios ovarios, las glándulas suprarrenales y la placenta (durante el embarazo).
La progesterona cumple muchas funciones, pero nos centraremos principalmente en su papel dentro del sistema reproductor.
La progesterona prepara el endometrio para un posible embarazo—en caso de que el óvulo liberado sea fecundado. Además, impide las contracciones musculares en el útero, que podrían rechazar el óvulo implantado. Si el óvulo no se fertiliza, el cuerpo lúteo de desintegra, disminuyen los niveles de progesterona y puede comenzar un nuevo ciclo menstrual.
La progesterona es llamada a veces la “hormona del embarazo”, ya que cumple un papel clave en el desarrollo del feto, incluyendo:
Una vez desarrollada la placenta, se convierte en una fuente secundaria de progesterona (la principal sigue siendo el cuerpo lúteo). Esto provoca que el cuerpo de la mujer embarazada mantenga niveles elevados de progesterona durante toda la gestación; esto impide la maduración de óvulos adicionales y prepara los senos para la producción de leche.
Tanto el estrógeno como la progesterona disminuyen considerablemente antes de la menopausia. Se considera que esto es la causa de muchos síntomas habituales durante esta etapa, por lo que a menudo se prescribe terapia hormonal sustitutiva para paliarlos. Sin embargo, esto requiere precaución, ya que puede tener efectos secundarios.
La testosterona es una hormona sexual principal y un esteroide anabólico. Se produce en las gónadas: los testículos en los hombres y los ovarios en las mujeres. Las glándulas suprarrenales también generan pequeñas cantidades en ambos sexos. Los niveles aumentan en la adolescencia y disminuyen en la adultez avanzada tanto en mujeres como en hombres.
La testosterona es un andrógeno, es decir, estimula el desarrollo de las características sexuales secundarias masculinas:
La testosterona en mujeres se encuentra en un 5–10% de la cantidad observada en varones. En las mujeres, la testosterona actúa junto con los estrógenos para reparar, crecer y mantener los tejidos y la masa ósea.
Las teorías actuales apuntan a las fluctuaciones hormonales presentes en la segunda mitad del ciclo menstrual como la principal causa de los cambios de humor. Durante la fase ovulatoria, el cuerpo femenino libera un óvulo, lo que desencadena una caída de los niveles de estrógeno y progesterona que puede originar síntomas tanto físicos como emocionales.
Los cambios en los niveles de estrógeno y progesterona influyen en la serotonina. La serotonina es tanto una hormona como un neurotransmisor. Ayuda a regular el estado de ánimo, el ciclo de sueño, el apetito y la digestión.
Aproximadamente el 95 % de la serotonina de tu cuerpo se produce en el revestimiento de tu tracto gastrointestinal, donde regula el movimiento intestinal. El 5 % restante se produce en el tronco encefálico, donde facilita la transmisión entre las neuronas cerebrales.
Se cree que la serotonina cerebral es una de las hormonas más importantes para regular el estado de ánimo. Sin embargo, es importante recordar que el papel de la serotonina en la prevención/causa de los síntomas del SPM, especialmente los psicológicos, no se comprende aún por completo.
El sistema hormonal es complejo y aquí solo tocamos la superficie. Las hormonas actúan muchas veces en conjunto para regular los complejos sistemas de nuestro cuerpo. Por eso, no existe una pastilla mágica que el personal médico pueda recetar para mejorar el estado de ánimo instantáneamente.
Si crees que experimentas cambios de humor relacionados con tu ciclo menstrual, mantén un diario de emociones para registrar cómo te sientes en las distintas fases. El SPM suele ser rítmico, cíclico.
Tener un registro detallado de tus ciclos recientes también es útil si quieres consultar a tu ginecóloga. Así tendrá una mejor idea de lo que ocurre.
Nuestra app de seguimiento menstrual es un lugar práctico donde registrar tu estado de ánimo y otros síntomas mientras das seguimiento a tu ciclo.
Apunta si experimentas alguno de estos síntomas:
Dependiendo de tu historial médico, tu médica puede recomendar un método anticonceptivo hormonal como la píldora o el parche para ayudar a aliviar la hinchazón, el dolor mamario y otros síntomas físicos del SPM. En algunas personas, también pueden ayudar a reducir síntomas emocionales, incluidos los cambios de humor.
En otras, la anticoncepción hormonal puede empeorar los cambios de ánimo. Puede que tengas que probar varios métodos antes de hallar el adecuado para ti.
Varios factores de estilo de vida también influyen en los síntomas del SPM. Abordarlos puede ayudar:
Algunas mujeres aprenden a amar sus cambios emocionales y aprovechan los momentos introspectivos para realizar actividades creativas. Está bien sentirse baja de ánimo o insegura. Está bien tomarte tu tiempo para procesar lo que ocurre en tu vida. Está bien sentir todas tus emociones. Todas comunican algo.
¿Lo que experimentas es más serio que los cambios de humor ligados al inicio de la menstruación? No siempre es fácil saberlo. De nuevo, el diario de emociones puede ayudarte a comprender cuánto tiempo llevas sintiéndote así y cómo cambian tus emociones. Una amiga o familiar de confianza puede darte perspectiva externa.
Si nada parece aliviarte, considera hablar con tu médica acerca de los antidepresivos. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son el tipo de antidepresivo más común para tratar los cambios de humor del SPM. Son fármacos recetados que algunas mujeres encuentran muy útiles en etapas difíciles.
Nada permanece igual para siempre. Prestar atención al funcionamiento de tus hormonas refuerza esta verdad. Ninguna de nosotras es completamente saludable y feliz todo el tiempo. Nos podemos desestabilizar de muchas formas. Si te sientes distinta, puedes intentar ignorar esos sentimientos un tiempo, pero a la larga te alegrarás de dedicarte tiempo para identificar qué te afecta y cómo regresar a donde quieres estar. El trabajo siempre empieza por dentro. Es así para todas y está bien.
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