La experiencia del squirting puede hacer que una mujer cuestione su propio cuerpo justo cuando disfrutaba de un momento especialmente placentero. ¿Cómo debería sentirse una persona ante una inesperada oleada de fluido proveniente de la vagina? ¿Avergonzada? ¿Orgullosa? Principalmente deberías sentirte tranquila, porque el squirting es completamente normal.
La eyaculación femenina ha sido un tema controvertido. A pesar de las descripciones tempranas en el Kama Sutra y los escritos de médicos griegos, la ciencia moderna se ha mostrado reacia a considerar la posibilidad de que las mujeres tengan una respuesta sexual análoga a la eyaculación masculina. Incluso el trabajo de especialistas de los siglos XVII y XVIII fue descartado hasta hace poco, y sigue habiendo quienes ponen en duda las crecientes pruebas.
Por supuesto, todo el mundo sabe que los hombres eyaculan cuando llegan al orgasmo porque es difícil de pasar por alto. Lo que se entiende menos comúnmente es que un proceso similar ocurre en el cuerpo femenino. Puede que no sea tan evidente y puede variar entre mujeres, y no necesariamente ocurre siempre, pero las mujeres también eyaculan.
Ahora tenemos pruebas de que el cuerpo femenino cuenta con glándulas conocidas como glándulas de Skene, a veces consideradas análogas a la próstata masculina, que también segregan un líquido blanco lechoso desde la uretra justo bajo el glande del clítoris en el clímax del orgasmo.
El sexo suele ser una actividad húmeda. Los genitales humanos necesitan estar bien lubricados y resbaladizos para que la acción comience. La mayoría sabe que los órganos reproductores femeninos segregan humedad con la excitación sexual.
Por supuesto, siempre merece la pena recalcar que la excitación en absoluto equivale al consentimiento; “estar mojada” es una respuesta fisiológica a los estímulos y un requisito para una relación sexual placentera, pero no un acuerdo ni una señal de disposición a tener sexo.
La propia vagina siempre está un poco húmeda, ya que renueva continuamente su ambiente eliminando células muertas y bacterias para mantener su salud. El flujo vaginal se produce normalmente por distintas glándulas en las paredes vaginales y el cuello uterino. Un flujo saludable, sin signos de infección, es transparente o blanquecino y sin olor fuerte. Su consistencia varía entre resbaladiza y pegajosa a lo largo del ciclo menstrual.
El flujo asociado a la excitación sexual es producido por las glándulas especializadas llamadas glándulas de Bartholin, situadas cerca de la apertura vaginal. Con la excitación sexual, estas glándulas producen moco que lubrica el canal vaginal facilitando la penetración del pene (o de un juguete sexual).
El otro conjunto de glándulas relacionadas con la excitación sexual femenina son las glándulas de Skene, anteriormente conocidas como “la próstata femenina”. Se encuentran en el vestíbulo vulvar, a la izquierda y derecha de la apertura uretral. El fluido que generan está asociado a la eyaculación femenina.
Por último, cuando aumenta el flujo sanguíneo hacia la vagina y la vulva con la excitación, la zona se vuelve más cálida y húmeda; esto a veces se llama “sudoración vaginal”. Todos estos procesos fisiológicos forman parte de la respuesta a la excitación sexual, aunque son cambios internos sutiles invisibles para los demás. Incluso la mujer puede no notar estas señales de excitación si no está activamente involucrada en la actividad sexual.
La eyaculación femenina normalmente no se menciona en educación sexual, por lo que para muchas personas resulta una sorpresa y puede llevar a situaciones incómodas. La sexualidad y la propia anatomía femenina siguen poco estudiadas, y el placer sexual femenino solo recientemente se ha convertido en un tema legítimo de conversación.
Durante muchos años, los ideales y expectativas sociales sobre el género y la sexualidad influyeron en la comunidad científica a rechazar las pruebas de quienes realmente estudiaron esta cuestión. Ernst Grafenberg, científico conocido principalmente porque el punto G lleva su nombre, escribió descripciones detalladas sobre la eyaculación femenina en los años 50, pero su trabajo no fue tomado en serio y fue refutado por Alfred Kinsey, considerado por muchas como el padre de la sexología moderna.
Para algunas personas la idea de que una mujer eyacule con placer mientras se disfruta sin tapujos puede ser chocante e incluso vulgar, lo que la convierte en algo particularmente atractivo para la industria pornográfica, la principal impulsora inicial de esta noción. Lamentablemente, los tabúes sociales, discusiones científicas y las exageradas representaciones propias del porno han generado confusión y malentendidos.
Dos mitos:
Ninguna de estas afirmaciones es necesariamente cierta.
Para los humanos de sexo masculino, la eyaculación es la culminación del acto sexual, la señal clara de que han alcanzado el orgasmo. En las mujeres, los órganos sexuales están “ocultos”, lo que parece otorgar a nuestra sexualidad un halo de misterio. El orgasmo suele ser más esquivo y, con frecuencia, requiere un juego previo extenso y un cierto nivel de comodidad y relajación.
En el momento del orgasmo, el glande del clítoris segrega una pequeña cantidad de fluido blanquecino por la uretra. Además, parece que las mujeres pueden producir otro tipo de eyaculación de mayor volumen, que no necesariamente está asociada al momento del orgasmo. Esto es lo que se denomina popularmente squirting.
Aunque los términos eyaculación femenina y squirting se usan a menudo como sinónimos, el squirting suele entenderse como una poderosa, casi proyectil, expulsión de líquido transparente desde la vagina que no está ligada al orgasmo, pero puede darse en cualquier momento de la relación sexual en respuesta a la estimulación. Se estima que alrededor del 5% de las mujeres experimentan squirting de manera regular y hasta el 70% lo han tenido al menos una vez.
Como rara vez se habla del tema, puede que algunas confundamos el squirting con la micción, ya que ambos líquidos salen del mismo lugar. Muchas mujeres reconocen haber evitado conscientemente el squirting por no comprenderlo o no sentirse cómodas con ello.
Hace falta mucha más investigación sobre la experiencia sexual femenina, pero parece claro que el squirting es una respuesta sexual particular presente en algunas mujeres.
Muchas mujeres que han sentido una oleada cálida de fluido por la vagina durante el sexo reconocen preguntarse si se han orinado en pleno acto. Pasar de sentirse excitada y ardiendo a preocupada o avergonzada es lo último que se desea, entonces ¿cómo saber distinguirlo?
Como ya dijimos, el sexo es una travesía húmeda y resbaladiza con muchos tipos de fluidos presentes. Si bien la incontinencia coital puede darse, las mujeres que experimentan squirting durante el sexo casi siempre tienen un suelo pélvico fuerte y no padecen incontinencia el resto del tiempo.
Si tienes los músculos del suelo pélvico débiles no te preocupes, se pueden entrenar con ejercicios adecuados.
Al igual que la eyaculación masculina, el líquido del squirting sale por la uretra, pero no parece ni huele como la orina: por lo general es transparente e inodoro y se ha descrito su sabor como ligeramente dulce o ácido, en función de factores como la dieta, el nivel de hidratación, la fase del ciclo menstrual y otros.
La composición bioquímica de la eyaculación femenina recoge los principales componentes de la masculina excepto los espermatozoides; es un ultrafiltrado lechoso de plasma sanguíneo que contiene antígenos, fosfatasa ácida y altas concentraciones de glucosa y fructosa producidos por las glándulas de Skene.
El líquido más claro y abundante (hasta 150 ml/5 oz) del squirting se produce en la vejiga y es similar, aunque no igual, a la orina. Un estudio de 2015 con ecografías pélvicas demostró que antes y después del orgasmo la vejiga está vacía, pero en la antesala al orgasmo se llena rápidamente y luego se vacía de golpe como eyaculado.
Aún estamos aprendiendo sobre este fenómeno. Las secreciones de distintos tipos, incluido el squirting, son aspectos normales del sexo y no hay nada de lo que avergonzarse o sentirse preocupada.
Sí, así es. El squirting en las películas eróticas casi siempre es fingido. Las actrices porno usan distintos métodos para lograr ese aspecto espectacular, como rellenar la vagina de agua con una jeringa de cocina para que salga de golpe cuando sea necesario. Lo que ven quienes miran la pantalla no tiene nada que ver con la excitación o el “sexo alucinante”, sino todo con el espectáculo y la imagen para la cámara.
El porno tiene fama de exagerar, a veces utilizando medios poco éticos como drogas o coacción. Si disfrutas de las películas eróticas, busca productoras éticas que ofrezcan material acorde a tus gustos.
Los mecanismos precisos siguen siendo en gran parte desconocidos, pero sabemos que el squirting a menudo sigue a la estimulación directa del legendario punto G: una pequeña zona unos centímetros dentro de la vagina hacia la parte “superior”, en dirección al abdomen. Su ubicación varía ligeramente en cada mujer, y cada una reacciona de manera distinta a la estimulación.
Si bien la expulsión de fluido puede ocurrir con distintos tipos de estimulación sexual, la mayoría de las mujeres indican que el punto G y el clítoris suelen estar involucrados.
Otros factores que pueden contribuir al squirting son:
El squirting está asociado al placer sexual, pero no necesariamente es sinónimo de un orgasmo “cósmico” como a veces se plantea. De hecho, las sensaciones del squirting son diferentes a las del orgasmo. Si para que ocurra el squirting es necesario sentirse relajada, conectada y plenamente presente, pues una pareja que favorece esto también tiene su mérito. Pero simplemente es así como el cuerpo de algunas mujeres responde a la excitación y la estimulación vaginal. En otras, la estimulación del punto G puede resultar abrumadora y no es indispensable para disfrutar una buena experiencia sexual.
Si experimentas este fenómeno húmedo, quizá quieras poner una toalla debajo para absorber el exceso de líquidos y facilitar la limpieza después.
Si nunca has experimentado squirting pero te gustaría, conocer tu propio cuerpo es esencial. Prueba distintas formas de estimular áreas de tu vagina, tu punto G y otros lugares sensibles, sola o con tu pareja.
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