La brecha de placer es un problema que afecta a muchas parejas heterosexuales. Cuando una de las partes experimenta menos orgasmos durante el sexo, la brecha se amplía. Para cerrar la brecha de placer entre hombres y mujeres, es fundamental replantear el sexo heterosexual.
Sería imposible encontrar a alguien a quien no le gusten los orgasmos. Ya sea teniendo sexo con una pareja o masturbándote, el orgasmo suele ser el desenlace natural del acto. Por desgracia, muchas personas tienen dificultades para alcanzarlo. Estudios recientes muestran que más hombres que mujeres llegan al orgasmo durante el sexo, y por eso la brecha de placer es tan importante.
La brecha de placer ocurre cuando una de las partes en una relación sexual experimenta menos orgasmos que la otra. En las parejas heterosexuales, esta brecha es la más amplia, ya que el 95% de los hombres afirma alcanzar el clímax siempre o la mayoría de las veces, mientras que solo el 65% de las mujeres dice lo mismo.
La diferencia es aún más significativa al compararla con las parejas lésbicas. El 86% de las mujeres en relaciones lésbicas experimenta orgasmos. En la mayoría de los casos, el orgasmo femenino es más complejo que el masculino, por lo que las mujeres necesitan más tiempo para conectar plenamente con su sexualidad. Las investigadoras coinciden en que la brecha de placer no se debe tanto a la anatomía o la complejidad física, sino a la forma en que percibimos el sexo heterosexual.
Durante siglos, la sexualidad giró en torno a la reproducción y el placer masculino. Solo en tiempos recientes, los medios de comunicación y profesionales de la salud han comenzado a centrarse en el placer femenino. Pero el problema persiste porque muchas de nosotras no aprendimos sobre sexualidad en la escuela. En cambio, demasiadas jóvenes aprenden sobre sexo a través de la pornografía, que suele ser engañosa, especialmente respecto al cuerpo femenino.
La mayoría de la pornografía se centra en el orgasmo masculino y el pene. La eyaculación masculina suele ser la culminación anticipada de la película. Traemos esas ideas distorsionadas al dormitorio y olvidamos a las mujeres.
Por lo general, una mujer necesita unos 20 minutos para excitarse y estar lista para la penetración, mientras que los hombres normalmente no requieren tanto tiempo. El encuentro sexual promedio en parejas heterosexuales dura 19 minutos. Si los juegos previos prolongados no forman parte de la rutina sexual, la mujer apenas estará excitada cuando el hombre ya está terminando.
El juego previo puede empezar mucho antes de desnudarse. Las parejas pueden estimularse con coqueteos durante la cena, masajes, o mensajes eróticos antes de encontrarse. No existe una única forma correcta de tener sexo: la exploración y la creatividad ayudan a encontrar el punto ideal.
Estamos acostumbradas a la imagen clásica de la relación sexual: vagina y pene. Pero un estudio reciente demostró que para la mayoría de las mujeres esto no es suficiente para llegar al clímax. Solo el 25% de las mujeres alcanza el orgasmo durante la penetración vaginal. En la historia del cine sexual, el sexo heterosexual casi siempre se ha mostrado como sexo vaginal, aunque la mayoría de las mujeres no puede llegar al clímax solo de esa forma. Mientras no abordemos este tema, no podremos cerrar la brecha de placer.
La mayoría de los orgasmos femeninos provienen de la estimulación del clítoris. El clítoris tiene alrededor de 10 000 terminaciones nerviosas, lo que lo convierte en uno de los órganos más sensibles del cuerpo humano. También es el único órgano creado exclusivamente para el placer. En las relaciones heterosexuales a menudo se olvida el clítoris, dificultando aún más que la pareja femenina llegue al orgasmo.
Cada persona es distinta, y cada una experimenta el orgasmo de forma única. Por lo general, las mujeres tardan más tiempo en alcanzar el clímax y, a veces, pueden no llegar por motivos psicológicos. Un estudio sobre mujeres y sus dificultades para llegar al orgasmo mostró que aquellas con una imagen corporal negativa tienden a tener más problemas.
Existen muchas otras razones por las que el sexo puede convertirse en una tarea: ansiedad, estrés o un parto reciente. Preocupaciones sobre la imagen corporal, conflictos familiares o problemas económicos pueden reducir las posibilidades de que una mujer sienta placer durante el sexo. Además, las mujeres que viven constantemente estresadas suelen tener una menor libido.
Si una mujer puede alcanzar el orgasmo por sí sola, debería poder lograrlo también con su pareja. Si siente falta de deseo, no puede llegar al clímax sola o experimenta dolor durante el sexo, podría estar ante una disfunción orgásmica.
La disfunción orgásmica puede deberse a causas psicológicas o fisiológicas. Entre las condiciones físicas que dificultan el orgasmo encontramos:
La brecha de placer entre hombres y mujeres en parejas heterosexuales tiene una larga historia y puede llevar tiempo superarla. Antes de juzgar a tu pareja sexual, es importante conocer mejor tu propio cuerpo y descubrir lo que realmente te gusta. Aquí tienes algunas formas de trabajar para cerrar la brecha orgásmica.
Si solo nos centramos en el sexo penetrativo, dejamos pasar horas de placer y orgasmos. El sexo puede empezar con el coqueteo: miradas profundas, caricias ligeras y cumplidos crean un ambiente placentero de anticipación.
El sexo consiste en crear intimidad, dar y recibir placer. El foco no tiene por qué estar únicamente en el pene y la vagina. Todo el cuerpo, femenino o masculino, puede contribuir al placer sexual, ¿por qué limitarse? Date tiempo para disfrutar de la intimidad. El sexo no es una carrera y poner límites a la experimentación reduce las oportunidades de placer.
Usar juguetes sexuales puede ser una forma divertida de conocer mejor tu cuerpo y revitalizar tu vida sexual. Puedes usarlos durante la masturbación, pero también incorporarlos a la intimidad en pareja. Hay una gran variedad de opciones para mujeres, hombres y parejas, así que ambas pueden disfrutar y divertirse.
Podemos hablar durante horas sobre nuestra relación, pero cuando se trata de sexo muchas nos cerramos. Tememos ofender a nuestra pareja al expresar lo que realmente queremos en la cama. Lamentablemente, si no comunicas tus necesidades, nada cambiará. Si la vida sexual no mejora, ambas pueden frustrarse y tu pareja sentirse aún más insegura.
Dile a tu persona especial lo que te gusta. Pueden mostrar cómo quieren ser tocadas, besadas y acariciadas. No solo es educativo, sino también excitante ver a tu pareja disfrutar. Hazle saber que tus orgasmos son tan importantes como los de tu pareja, y que el sexo no tiene por qué terminar cuando solo una llega al clímax.
Cuando una pareja lleva muchos años junta es fácil caer en la rutina. La pasión sexual se sustituye por la lista de la compra, hijas e hijos, tareas domésticas. Pero cuando logras mayor intimidad con tu pareja, la vida sexual debería mejorar.
Imagina llegar a casa después de un largo día, comer algo rápido y ver la tele en pijama—no es raro que la energía sexual desaparezca. Pero no tiene por qué ser así. Puedes avivar el deseo de vez en cuando, lo que mejorará la relación. Pueden planear una cita: arreglarse, salir a tomar algo, enviarse mensajes picantes durante el almuerzo, besarse hasta marearse.
El sexo no consiste en ver quién llega primero al clímax. El sexo es un juego íntimo, y aunque los orgasmos pueden ser espectaculares, no son el único objetivo. El placer y la intimidad durante todo el encuentro son mucho más importantes para crear conexión y confianza. Y cuando te entregas al momento, tus posibilidades de tener un orgasmo aumentan.
Si nos centramos solo en los genitales y nos forzamos a llegar al orgasmo, probablemente lo espantaremos. El orgasmo es una experiencia de todo el cuerpo, y en la mujer está muy ligado a su estado psicológico. Cuando una mujer puede relajarse y abrirse al placer en vez de forzarlo, el orgasmo llega de forma natural.
Algunas personas encuentran útil acudir a una o un terapeuta sexual. Si tienes problemas para llegar al clímax, aunque antes sí podías, o si nunca o rara vez has tenido un orgasmo, una o un profesional puede ayudarte. La disfunción orgásmica suele tratarse con:
Los orgasmos forman parte del sexo, pero no deberían ser el único objetivo. Crear intimidad, abrir espacio para el juego y conocer tus límites y deseos lleva a una sexualidad más placentera para hombres y mujeres. A veces un orgasmo puede hacerte temblar las piernas y otras es sutil, pero todas queremos sentir placer y disfrutar del sexo.
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