El término 'sexting' es una fusión de las palabras 'sexo' y 'mensajear'. El sexting es el acto de enviar contenido sexualmente explícito a otra persona de forma electrónica.
Las experiencias de quienes practican este tipo de comunicación pueden variar enormemente. Aunque el sexting suele estar pensado para ser lúdico, pone a las participantes en una posición vulnerable. Hay quienes se aprovecharán de esto, ya sea de forma malintencionada o simplemente por desconocimiento sobre el consentimiento. Incluso cuando existe consentimiento, confianza y respeto entre las partes implicadas, es difícil estar completamente segura de que un mensaje de índole sexual se mantendrá en privado.
El sexting es el envío y/o la recepción de contenido sexual a través de plataformas de comunicación electrónica, como foros de mensajes online, salas de chat, o SMS. Decidir si se quiere o no practicar sexting es una decisión personal, al igual que los motivos para hacerlo y los métodos escogidos.
El sexting puede incluir el intercambio de:
En esencia, es solo otra forma de comunicarse, y para muchas personas, tener la opción de hacer sexting puede resultar de ayuda en diversas situaciones. Algunos ejemplos:
Respetar tu propio ritmo es fundamental cuando se trata de comportamientos íntimos, y el sexting puede servir de puente entre el coqueteo y la intimidad física.
La ansiedad social, una discapacidad física o un horario laboral intenso son algunas de las razones por las que una persona puede no poder salir a tener citas en persona. Muchas dependen de plataformas de mensajería online para todo tipo de comunicación, incluida la de carácter más íntimo.
El sexting puede facilitar conversaciones más abiertas (ya que algunas personas se sienten más cómodas expresando sus pensamientos y deseos por escrito) y proporcionar herramientas adicionales para la autoexpresión.
Hay muchos aspectos a considerar si estás pensando en hacer sexting con alguien. Aquí tienes algunas preguntas que podrías hacerte:
Sólo deberías tener comportamientos íntimos con personas con quienes te sientes cómoda. La intimidad nos hace vulnerables, y algunas consideran la vulnerabilidad como una invitación al abuso. Utilizar una sala de chat anónima puede ser emocionante, pero conviene recordar que no sabes cuáles son las intenciones de la otra persona. Nunca te pongas en una situación que pueda ser peligrosa.
Siempre está bien decir que no. No es raro sentir que debes decir que sí aunque en realidad no quieras. No querer decepcionar a alguien, sentir que tienes algo que demostrar, o creer que es más fácil simplemente seguir la corriente son algunas de las razones por las que podrías acabar ignorando tu voz interior. Detente. Siempre debes ser fiel a ti misma. Ante la duda, hazle caso a tu intuición.
A veces la decisión que deseas tomar no es la correcta. Tómate un momento para pensar en la situación. ¿En qué estado de ánimo te encuentras? Cuando se trata de datos, 'vivir el momento' puede tener un precio: una vez que se envía, el contenido íntimo no se puede retirar.
Si bien es fundamental tener en cuenta cómo te sientes tú, es igual de importante asegurarte de no estar presionando a nadie más. Es posible ejercer presión sobre alguien sin darte cuenta. Para evitar esto, habla acerca de lo que vais a hacer. Haz preguntas y asegúrate de que ambas entienden dónde están los límites mutuos.
Nunca está bien coaccionar a una persona para que diga que sí. El consentimiento forzado no es consentimiento.
Considera a la persona con la que vas a hacer sexting y su situación. No te gustaría recibir un mensaje o imagen provocativa durante una reunión de trabajo o en un funeral.
Las salas de chat online y las plataformas de mensajería se han vuelto indispensables en la forma en que nos comunicamos. En muchos países, es común que las adolescentes vean el sexting como un método de coqueteo inofensivo—aunque en la mayoría de países la distribución de contenido sexual con menores de edad es un delito penal.
Mientras las adolescentes exploran sus mentes y cuerpos, son más susceptibles que las adultas a influencias externas perjudiciales. Una joven es más propensa a hacer sexting de forma dudosa o a participar en conductas frívolas o coaccionadas debido a la presión de grupo, el deseo de aumentar la autoestima o como parte de una broma.
El uso de plataformas online conlleva sus propios riesgos: la comunicación digital deja registro y tenemos poco control sobre lo que sucede con el contenido compartido. Incluso usando aplicaciones que prometen que el contenido desaparecerá tras un plazo determinado, terceros pueden guardar copias. El contenido personal conseguido de este modo puede usarse con fines nefastos.
Lamentablemente es común sufrir abusos verbales, físicos o psicológicos basados en intercambios sexuales privados. El contenido de sexting puede alimentar el ciberacoso: imágenes y textos son reenviados y ridiculizados para causar dolor y vergüenza, con extraños en internet participando en el odio virtual.
Incluso el contenido compartido consensuadamente años atrás puede aparecer de repente en contextos mucho más aterradores, sin el permiso de las implicadas. La pornovenganza es la difusión de contenido sexual como acto de venganza por una transgresión real o percibida.
La pornovenganza puede usarse como chantaje para obligar a la víctima a realizar más actos sexuales, continuar una relación no deseada o silenciarla mediante la intimidación. Muchas veces, las imágenes van acompañadas de datos de contacto y direcciones, a veces incluso con invitaciones al acoso y el abuso contra la persona.
Quienes sufren pornovenganza y otros tipos de ciberacoso suelen experimentar miedo, estrés, depresión y ansiedad. La concentración, el estado de ánimo, la energía, la motivación, el sueño y el apetito se ven afectados ante amenazas a la seguridad, identidad, trabajo y relaciones personales, problemas que a veces pueden durar décadas.
Ante situaciones que parecen fuera de nuestro control, puede ser difícil saber cuál es el mejor camino a seguir. Aquí tienes algunas recomendaciones que pueden ayudarte si te encuentras en esta situación:
Lo importante es practicar la seguridad al explorar tus propios límites. Mientras estés segura, el sexting puede ser una forma de explorar tu sexualidad, potenciar la intimidad o simplemente divertirte.
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