Gestionar tu menstruación requiere tiempo y dinero, y todas hemos escuchado historias sobre usar pantalones blancos en el día menos indicado. Muchas mujeres llevan los productos necesarios consigo todo el tiempo—por si acaso una amiga, compañera de trabajo o incluso una desconocida en un baño público se encuentra en un apuro.
Desde tampones hasta copas menstruales, existen varios productos de higiene femenina para elegir, cada uno con sus propias ventajas y desventajas. Encontrar lo que mejor te funciona puede requerir un poco de prueba y error, y aún así, hay cuestiones de calidad, sostenibilidad y costo por considerar.
Cuidar tu zona íntima es especialmente importante durante esos “días del mes”. Aquí tienes algunos consejos para manejar tu menstruación:
También conocidas como toallas sanitarias, las compresas son insertos que se colocan entre el cuerpo y la ropa interior. Un lado absorbe la sangre menstrual, mientras que el otro se adhiere a la ropa. Algunas además tienen “alas” que ayudan a mantener la compresa en su lugar. Los salva-slips son la versión “ligera” de las compresas y son útiles para sangrados muy leves, pequeñas manchas, y como complemento junto con tampones o copas menstruales.
Una gran ventaja de las compresas es que vienen en muchas formas y tamaños: para flujo ligero y abundante, uso de día o de noche. Hay compresas especiales para la maternidad y también diseñadas para usarse con tangas. Las compresas y salva-slips son la opción preferida de mujeres a quienes no les gusta la idea de introducir productos en su cuerpo, y para algunas—como quienes sufren de vaginismo—las compresas son de las pocas alternativas cómodas que pueden emplear.
Como desventaja—las compresas, especialmente las más grandes, pueden ser discretas según el tipo de ropa y pueden moverse durante la actividad física. Los olores también pueden ser más notorios ya que los fluidos se recolectan fuera del cuerpo. La absorción puede causar sensación de sequedad o irritación, y algunos aromas agregados para disimular el olor pueden provocar reacciones. A diferencia de los tampones, las compresas y salva-slips no deben usarse para nadar.
Las compresas y salva-slips desechables no son reciclables, pero existen alternativas de tela que pueden lavarse y reutilizarse, normalmente hechas de franela de algodón o cáñamo. Como estas no tienen adhesivo, la mayoría se abrochan con un botón en las alas. Las mujeres que eligen esta opción lo hacen porque es más económica, amigable con el ambiente y libre de alérgenos y perfumes.
Los tampones son absorbentes compactos hechos de rayón, algodón o una mezcla de ambos. Se insertan en la vagina y se expanden al absorber la sangre menstrual. La mayoría tienen un cordón en la base para facilitar su extracción, y algunos incluyen un aplicador de plástico o cartón para ayudar en la inserción.
Existen diferentes tamaños y niveles de absorción. Los más pequeños pueden ser más cómodos y fáciles de colocar. Una mayor absorción significa que el tampón puede contener más sangre, lo cual es conveniente para flujos abundantes, pero usa siempre la absorción mínima para tus necesidades.
Debes cambiar tu tampón cada 4–6 horas. Dejarlo por más tiempo (o usar un tampón de muy alta absorción) conlleva el riesgo de síndrome de shock tóxico, o SST.
El síndrome de shock tóxico es una condición grave causada por toxinas bacterianas. Los síntomas incluyen fiebre, erupciones, descamación de la piel y presión arterial baja. Si no se trata a tiempo o correctamente, puede ser mortal.
La copa menstrual es un recipiente flexible de silicona que se introduce en la vagina para recolectar la sangre menstrual. Generalmente tienen forma de campana, con un tallo en la base para facilitar su inserción y extracción. La copa se retira, vacía y enjuaga cada 4–12 horas (dependiendo del tamaño y abundancia del flujo) antes de volver a colocarla. Al terminar la menstruación, se hierve entre 5 y 10 minutos para su higienización y se guarda hasta el siguiente mes.
La copa de silicona se pliega para insertar. Una vez dentro de la vagina, se “abre” formando un sello de vacío que evita fugas. Hay diferentes formas de doblarla, como la “C” (doblar la copa a la mitad formando una C) y el “punch-down” (doblar hacia abajo un lado del borde y apretar los lados para mantenerla). Al retirar la copa, pellizca la base para liberar el vacío. Cada copa viene con sus instrucciones, y hay muchos videos educativos en internet.
La mayoría de las marcas ofrecen dos tamaños de copa, con capacidad de unos 15 ml a 50 ml. Las copas también varían en rigidez: las más firmes se abren mejor y sellan con mayor seguridad, pero las suaves son más cómodas y fáciles de adaptar. Tu edad, nivel de actividad física, intensidad del flujo y si has dado a luz son factores a considerar al elegir una copa menstrual.
Las copas modernas se consideran los productos de higiene íntima más seguros. Casi todas están hechas de silicona de grado médico (otras opciones son látex y elastómero termoplástico), y su impacto sobre la flora vaginal es nulo. Además, una copa puede durar hasta 10 años, siendo mucho más económica y ecológica que la mayoría de las alternativas.
La primera copa menstrual fue patentada y comercializada en 1937 por Leona W. Chalmers, actriz, escritora e inventora estadounidense.
El invento no tuvo éxito en su época ya que hablar de fertilidad y sexualidad femenina se consideraba escandaloso, y la mayoría de las mujeres no se sentía cómoda limpiando y reinsertando la copa.
El mundo de los productos de higiene femenina ha recibido mucha innovación en las últimas décadas. Si ninguno de los productos populares se adapta a ti, considera estas alternativas:
Ten en cuenta que esta recomendación es para las esponjas menstruales fabricadas artificialmente, no para las esponjas marinas naturales, cuya seguridad no está confirmada para este uso.
Las mujeres siguen gastando miles durante su vida en productos menstruales. Ya es hora de que estas necesidades sean más accesibles, cómodas y sostenibles.
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