Las vacunas salvan vidas. Gracias a su desarrollo, hemos logrado erradicar o al menos controlar muchas enfermedades mortales como la viruela y la poliomielitis. Actualmente, nuestro mundo lucha contra el virus COVID-19, el cual también puede ser contenido con vacunas. Como defensa valiosa ante enfermedades potencialmente mortales, las vacunas estimulan el sistema inmunitario para crear los anticuerpos necesarios, pero este proceso genera retos que afectan temporalmente al cuerpo y también al ciclo menstrual.
El ciclo menstrual impacta muchos aspectos de la salud de la mujer e influye en cómo se relaciona con el mundo. A su vez, sus circunstancias ambientales y sus procesos fisiológicos afectan su ciclo menstrual. Una respuesta inmunitaria frente a una enfermedad o una vacuna también puede alterar el ciclo. En este artículo arrojaremos luz sobre algunos conceptos erróneos comunes acerca de las vacunas y cómo pueden afectar la menstruación y la fertilidad.
Cuando contraes un virus por primera vez, tu sistema inmunitario puede tener dificultades para combatir a este nuevo intruso, provocando fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, inflamación de ganglios linfáticos, malestar estomacal, erupciones y otros síntomas comunes. La siguiente vez que el mismo virus entre en tu cuerpo, tu sistema inmunitario reconocerá los patógenos y podrá reaccionar eficientemente, permitiendo que te recuperes más rápido.
El sistema inmunitario actúa creando anticuerpos contra cualquier virus al que se exponga. El número de virus en la tierra es vasto y difícil de estimar; más de 200 han sido identificados como potencialmente peligrosos para las personas. Mientras que algunos causan solo síntomas leves, otros pueden provocar daños persistentes e incluso la muerte. Aquí es donde entran en juego las vacunas.
Aunque la mayoría de las enfermedades prevenibles por vacunas están controladas, especialmente en países desarrollados, algunas siguen recomendándose ampliamente. Por ejemplo, las vacunas contra la poliomielitis, la hepatitis B, el VPH y las infecciones neumocócicas se recomiendan para niñas/os pequeñas/os y adolescentes. Las recomendaciones varían según el país y región. Por ejemplo, muchos países de Asia, Europa del Este, América del Sur y África aún vacunan contra la tuberculosis, mientras que en otros lugares el riesgo es mínimo. Dondequiera que vivas, consulta siempre con tu médica/o para asegurarte de estar al día con las vacunas recomendadas en tu región y, si vas a viajar, inmunízate contra los posibles riesgos de tu destino.
Cada año, las vacunas salvan la vida de aproximadamente 3 millones de personas en todo el mundo. La viruela mató a millones de personas hasta que fue completamente erradicada gracias a la vacunación. Otras enfermedades graves como la poliomielitis, la difteria y una docena más siguen existiendo, pero ya no representan una amenaza grave. Las personas que se niegan a vacunarse o a vacunar a sus hijas/os, no solo se exponen a enfermar y sufrir consecuencias peligrosas, sino que también arriesgan contagiar a otras personas e incluso provocar brotes.
Algunas mujeres han notado cambios en su menstruación después de recibir la vacuna contra la COVID-19. Aunque los reportes oficiales aún no incluyen los cambios menstruales en la lista de posibles efectos secundarios, muchas mujeres han hablado sobre retrasos o ausencia menstrual, sangrado anticipado, sangrado abundante o sangrado intermenstrual después de la inmunización.
Descubre por qué tu menstruación podría retrasarse.
Expertas/os apuntan que es difícil establecer una relación directa entre la vacuna y el ciclo menstrual, ya que los trastornos menstruales son frecuentes entre mujeres en edad reproductiva. También se especula que las alteraciones reportadas podrían deberse a la ansiedad generada por la pandemia. No obstante los numerosos informes, los cambios menstruales no se han añadido a la lista de posibles efectos secundarios de las vacunas. Durante los ensayos, las irregularidades menstruales no se tuvieron en cuenta, dejando una vez más a la mujer en una posición vulnerable.
Aunque el riesgo de cambios temporales en el ciclo menstrual no debería impedir la vacunación, estos informes deben ser evaluados y los síntomas incluidos como riesgos potenciales para que las personas puedan tomar las mejores decisiones sobre su salud.
La mayoría de los casos reportados de alteraciones en el ciclo han sido temporales, durando uno o dos ciclos, lo que lleva a algunas/os expertas/os a creer que estas fluctuaciones podrían deberse a la respuesta natural del sistema inmunitario.
Los síntomas a corto plazo reportados no han provocado consecuencias permanentes. El problema más grave es que las/os expertas/os responsables de los ensayos clínicos de la vacuna COVID-19 ignoraron nuevamente un aspecto esencial de la salud de la mujer. Por ello, cuando muchas mujeres empezaron a reportar cambios menstruales, no había información al respecto, lo que generó especulación y que más personas se negaran a inmunizarse.
Los primeros estudios sugieren que las vacunas contra la COVID-19 son seguras y solo presentan efectos secundarios temporales. Por supuesto, si tienes dudas, debes hablarlo con tu médica/o, pero no hay evidencia que sugiera que la vacuna afecte la fertilidad, cause complicaciones en el parto o defectos de nacimiento. Incluso los cambios menstruales no deberían durar más de uno o dos ciclos. Si detectas efectos secundarios persistentes o cambios duraderos en tu ciclo, consulta a tu profesional de la salud.
Al prepararte para recibir cualquier vacuna, te recomendamos conocer su historia, cómo actúa y cómo puede afectar tu cuerpo.
Infórmate correctamente. Si tienes preguntas antes de vacunarte, puedes recurrir siempre al sitio web oficial del departamento de salud de tu país u otras fuentes de confianza, donde encontrarás información sobre los beneficios y efectos secundarios de las vacunas, vacunas recomendadas y programas de vacunación. Verifica tu historial médico para saber si necesitas una dosis de refuerzo.
Habla con tu médica/o. Tu médica/o puede evaluar los riesgos y beneficios de una vacuna concreta para ti. Si tienes patologías o alergias que puedan llevar a complicaciones, tu médica/o te recomendará la mejor opción para tu seguridad.
Sopesa los riesgos. Si tienes preocupación por los posibles efectos secundarios, compáralos con las consecuencias de contraer el virus que la vacuna previene. Por ejemplo, aunque algunas personas presenten efectos secundarios a corto plazo tras la vacuna contra la COVID-19, las consecuencias de la enfermedad son mucho más graves. Actualmente, todas estamos en alto riesgo de contagio. Cuantas más nos vacunemos, antes se podrá controlar la enfermedad y podremos volver a socializar libremente.
Mientras los efectos secundarios de la vacuna pueden durar una o dos semanas, el daño causado por el virus puede persistir durante años. Las investigaciones muestran que los daños a largo plazo por el virus de la COVID-19 pueden provocar daño pulmonar permanente, enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson, accidente cerebrovascular y daño cardíaco. A menos que tu médica/o detecte una contraindicación significativa, lo mejor es vacunarte y evitar una infección grave de COVID-19.
Monitorea tu salud. Si puedes, permanece en la clínica al menos 30 minutos después de ponerte la vacuna, ante la posibilidad de una reacción alérgica. La mayoría de los efectos secundarios—cansancio, dolor en el brazo, dolor de cabeza, fiebre—desaparecen en pocos días y pueden manejarse con analgésicos o antiinflamatorios de venta libre. Si los síntomas persisten más de dos semanas o empeoran, contacta con tu médica/o.
Si notas cambios en tu ciclo menstrual, exprésalo. Siempre puedes comentarlo con tu médica/o o reportar tu experiencia a las autoridades encargadas de los ensayos clínicos en tu país o región. Cuantas más personas informen de su experiencia, mayor será la atención a estos temas. Quizás la próxima vez, los ensayos clínicos tomen en cuenta la salud femenina y la menstruación.
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