Aproximadamente el 15% de las parejas tienen problemas de infertilidad. Desear tener hijas/os pero no poder concebir puede generar estrés y dolor en la relación. La tecnología de reproducción asistida, la adopción y la gestación subrogada son tres caminos diferentes para experimentar la maternidad. En este artículo, analizaremos en profundidad la gestación subrogada y las oportunidades que puede brindar a parejas infértiles, parejas del mismo sexo y a personas solteras.
El embarazo y el parto son pasos fundamentales para convertirse en madre. Desafortunadamente, no todas pueden concebir y dar a luz de forma natural. Las parejas que enfrentan la infertilidad pueden recurrir a la fertilización in vitro, inyección intracitoplasmática de espermatozoides, medicación para la fertilidad, adopción o gestación subrogada. Las parejas del mismo sexo y las madres solteras no tienen tantas opciones y, a menudo, ven la gestación subrogada como la única vía posible para tener un bebé y transmitir sus genes.
La gestación subrogada es un método de reproducción asistida; las futuras madres acuerdan con una tercera persona que lleve a su hija/o en su vientre y se convierta en la/s madre/s legal/es después del parto. Hay dos tipos de gestación subrogada: gestacional y tradicional. La gestación subrogada gestacional ocurre cuando la madre destinada o una donante de óvulos proporciona un óvulo, y el padre destinado o un donante proporciona el esperma. Mediante la fertilización in vitro (FIV), el óvulo es fecundado en laboratorio, y el embrión resultante se inserta en el útero de la gestante. El bebé será biológicamente hija/o de los padres que aportaron el material genético, no de la gestante.
La gestación subrogada tradicional consiste en que el esperma proporcionado por el padre destinado (o un donante) se usa para inseminar artificialmente a la gestante. Este procedimiento se llama inseminación intrauterina (IIU). El bebé es biológicamente hija/o tanto de la gestante como del hombre que aportó el esperma.
La infertilidad afecta tanto a mujeres como a hombres y puede ser muy duro para una pareja que sueña con ser madre. Después de un año intentando concebir activamente sin éxito, el siguiente paso es considerar tratamientos de fertilidad. Muchas personas recurren a la gestación subrogada como último recurso tras numerosos intentos fallidos de embarazo o de encontrar una niña o niño para adoptar.
Parejas que han pasado por múltiples rondas de FIV sin éxito, parejas del mismo sexo que desean que su hija o hijo comparta su carga genética, parejas con problemas de salud, madres de edad avanzada y madres solteras pueden encontrar solución en la subrogación. La gestación subrogada permite a las madres destinadas compartir sus genes y vivir la experiencia desde el momento de la concepción.
Convertirse en madre gestante y ayudar a otras personas a cumplir sus sueños también puede traer enorme satisfacción y sentido de realización. Tanto si lo hace de forma altruista como comercial, la gestación subrogada es uno de los mayores actos de generosidad.
Elegir ser gestante es una decisión crucial, ya que el embarazo es exigente tanto física como mentalmente. La mayoría de las madres gestantes ya han tenido al menos una hija/o previamente. Esto es preferible porque demuestra que la mujer puede llevar un embarazo a término con éxito. Debe gozar de buena salud y someterse a pruebas para descartar enfermedades genéticas, infecciosas como el VIH o la hepatitis, y otras afecciones que puedan afectar la gestación.
Pero esto no es todo. El embarazo también supone un reto emocional, y la gestante debe estar preparada para completar todo el proceso. Pueden surgir desafíos en cualquier momento y, a veces, pueden poner en riesgo su vida. Para muchas gestantes, el momento más complicado y emotivo es la separación del bebé tras el parto. El apego al bebé durante el embarazo es muy importante tanto para la madre como para la criatura. Renunciar a ese vínculo y facilitar una transición saludable para que el/la bebé pueda vincularse con sus madres destinadas es posible, pero requiere empatía y cuidado. En muchos países existen leyes que protegen a la gestante, dándole el derecho de quedarse con el/la bebé si así lo desea. Por eso, todas las personas involucradas en un acuerdo de gestación subrogada deben hacerlo con plena conciencia.
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Una mujer que desee ser gestante puede unirse a una agencia especializada. Aunque los riesgos y desafíos son significativos, la alta compensación por un embarazo exitoso puede hacer que la subrogación resulte muy atractiva.
Para las madres destinadas, los costes asociados a la gestación subrogada también dependen del país, pero suelen ser elevados. Por ejemplo, en el Reino Unido, la subrogación comercial, sumando los tratamientos de FIV y honorarios legales, puede costar hasta 50 000 GBP. Los altos costes llevan a muchas parejas a buscar una gestante voluntaria entre amigas o familiares. Es posible pedirle a alguien de confianza que lleve un embarazo por ti. Sin embargo, el embarazo es una experiencia que cambia la vida; ¿te sentirías cómoda pidiéndole a otra persona que lo viva por ti?
La gestación subrogada comercial está prohibida en muchos países; solo la subrogación altruista es legal y el proceso se asemeja a la adopción. Muchas madres destinadas buscan gestantes en otros países si los costes o las leyes en el propio son prohibitivos. Aun así, normalmente se requiere un proceso legal extenso para garantizar el acuerdo de todas las partes. Existe la preocupación de que la subrogación explote a mujeres con bajos recursos que tienen pocas oportunidades de obtener grandes sumas de dinero rápidamente, y en su naturaleza transaccional, se cuestiona que la subrogación mercantilice el cuerpo femenino. Estos dilemas éticos hacen que muchos países no legalicen la subrogación comercial.
Independientemente de la compensación, llevar la hija/o de otra persona durante nueve meses y mantener su salud y bienestar requiere dedicación. Si estás considerando la gestación subrogada, reflexiona sinceramente sobre todas las implicaciones y asegúrate de que es realmente lo que deseas. El proceso puede ser desafiante tanto para la gestante como para las madres destinadas, pero si todo va bien, la experiencia es muy gratificante.
Aunque la subrogación pueda parecer una buena opción, es muy costosa. No todas pueden pagar los servicios implicados ni desean afrontar los riesgos y la montaña rusa emocional que sufren las madres destinadas si la gestante cambia de opinión y se queda con el bebé o sufre un aborto espontáneo y pierde el embarazo. Por tanto, la gestación subrogada suele ser la última opción tras los tratamientos de fertilidad y/o la adopción.
La FIV o fertilización in vitro es el tipo más común de tecnología de reproducción asistida. La FIV ayuda a las parejas a concebir a pesar de los problemas de fertilidad, para que la madre pueda gestar a su propia hija/o y dar a luz de forma natural. Los óvulos de la madre se extraen y se fecundan con esperma en el laboratorio; después el embrión se inserta en el útero de la madre gestacional. Tanto los óvulos como el esperma pueden provenir de las madres destinadas o de donantes. La técnica de inserción es la misma, tanto si la madre gestacional es la destinada como si es una gestante externa. Como la fertilización ocurre en laboratorio y se elige el material genético, la FIV es útil si se quiere evitar transmitir genes alterados o enfermedades a la hija/o. El tratamiento es costoso y tiene solo un 50% de éxito aproximadamente, por lo que muchas parejas prueban primero la FIV antes de optar por la gestación subrogada.
Con tantas niñas y niños no deseados en el sistema de acogida, la adopción parece una opción evidente para parejas que no pueden tener descendencia biológica. Sin embargo, el proceso es largo y no siempre termina de forma exitosa. Además, puede ser más complicado para parejas del mismo sexo o madres solteras, ya que se requiere un proceso de selección exhaustivo y prolongado, y el sistema suele ser parcial. Otro motivo por el cual muchas madres destinadas evitan la adopción es el deseo de transmitir sus propios genes o vivir la experiencia de dar a luz. El historial de salud familiar, traumas pasados y otros factores importantes quedan fuera de control en la adopción; estos desconocidos suponen riesgos que no todas están dispuestas a asumir.
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Aunque todas somos diferentes, existen muchas razones para querer hijas/os. Para quienes no pueden lograrlo de forma natural, la gestación subrogada ofrece una oportunidad única de participar en el proceso desde el principio y transmitir su material genético. Para las gestantes, ayudar a cumplir los sueños de futuras madres y vivir el embarazo sin asumir la crianza puede ser una experiencia enriquecedora. Sin embargo, antes de dar este paso tan relevante, tanto la/s madre/s destinada/s como la gestante deberían reflexionar y dialogar abiertamente para tomar una decisión informada.
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