Las apps para el seguimiento del período son prácticas, fáciles de usar y una ayuda fundamental en la que muchas mujeres confían para la planificación y la toma de decisiones en su vida personal. Para desempeñar sus funciones, estas aplicaciones recopilan datos íntimos de las usuarias. A la luz de la reciente revocación de Roe v Wade en EE. UU. y fallos similares en otras partes del mundo, se han levantado preocupaciones de que la implementación de leyes estrictas contra el aborto podría amenazar la seguridad de los datos recopilados por las apps de seguimiento menstrual.
Con cada interacción electrónica, se recopilan datos sobre nuestros intereses y comportamientos. Desde las tarjetas de fidelidad en tiendas hasta las preferencias en redes sociales, nuestras vidas diarias pueden ser representadas en conjuntos de datos digitales por los que las empresas están dispuestas a pagar mucho dinero.
Si se están recopilando nuestros datos personales, con o sin el conocimiento de las usuarias, desde todo el internet, ¿quién los puede ver exactamente y para qué los utilizan?
Desde la revocación de Roe v Wade, las defensoras de la seguridad de los datos han señalado que, junto con tu información bancaria, número de seguridad social y otros datos igualmente sensibles, otro tipo de información personal ha cobrado un riesgo potencialmente incriminatorio: los datos recogidos por tu app para el seguimiento del período.
Lo sepamos o no, la huella digital que cada una de nosotras deja en el ciberespacio es considerable. Cada sitio web que visitas recopila ciertos datos sobre lo que haces allí. Una vez que algo se ha publicado o ejecutado en línea, puede ser muy difícil eliminarlo después, y no sólo hablamos de nuestras vergonzosas fotos de la universidad en Facebook.
Gracias al reciente impulso por la regulación, especialmente en Europa con el RGPD (Reglamento General de Protección de Datos), la mayoría de los sitios web ahora están obligados a preguntar por tus "preferencias de cookies". Tener que detenerse y hacer clic en varios botones navegando por la web puede ser molesto, pero hay más de lo que parece y puede ser útil leer el texto.
Las cookies son pequeños conjuntos de datos sobre tu actividad que los sitios web almacenan y utilizan para “recordarte” la próxima vez que los visites. Pueden recopilar tan solo tu nombre de usuario y contraseña, los artículos en tu carrito de compras, el tiempo que pasas en el sitio o tus preferencias de búsqueda, o pueden almacenar información más compleja como tus patrones de actividad en línea, incluidos los sitios web que visitaste antes de llegar al que acabas de aceptar. Así es como obtenemos anuncios personalizados sobre cosas que apenas pensamos o buscamos una vez.
Normalmente, las cookies se almacenan en tu dispositivo, pero los datos también pueden vincularse a tus perfiles y sitios web en línea.
Siempre que aceptas cookies de terceros, le das luz verde a un sitio para recopilar información compleja sobre lo que haces en internet.
Los datos sobre tus búsquedas, suscripciones digitales y compras en línea son una mercancía valiosa y pueden usarse para muchos fines distintos. La mayoría de las apps y sitios web ganan “dinero extra” al vender los datos de las usuarias a terceros, normalmente intermediarias de datos que luego los venden a empresas de publicidad, agencias de crédito y socias comerciales.
Esta información tiene valor porque puede utilizarse, por ejemplo, para generar ventas identificando a las consumidoras ideales para anuncios dirigidos, ahorrar dinero anticipando necesidades de inventario, o mejorar productos mediante el análisis de preferencias de las usuarias.
Y, por supuesto, tu gobierno puede acceder a los datos web en caso de solicitarlo por motivos de seguridad. Aquí es donde la famosa sentencia de Roe v Wade cobra relevancia.
Sabemos que la policía y las agencias de seguridad protegen a la sociedad supervisando regularmente actividades sospechosas en línea para identificar y eliminar amenazas. Sin embargo, desde que el Tribunal Supremo de EE. UU. revocó la ley que durante 50 años otorgaba a las mujeres el derecho al aborto, ahora las mujeres en todos lados son mucho más vulnerables a ataques contra su seguridad y privacidad, hayan tenido o no abortos, o incluso si nunca lo han considerado.
Cualquiera familiarizada con los conceptos básicos del sistema reproductivo femenino sabe que los períodos no siempre son regulares y que los abortos espontáneos son muy comunes, especialmente durante las primeras semanas de embarazo, antes de que el embrión se transforme en feto. Esto ocurre incluso en las mujeres más sanas. Aproximadamente 1 de cada 5 embarazos registrados termina en aborto espontáneo, pero si se estiman los abortos espontáneos tempranos no detectados ese número podría acercarse a 1 de cada 3.
En jurisdicciones que promueven una interpretación radical de las nuevas leyes antiaborto, todos los abortos espontáneos, incluso los más tempranos, se vuelven sospechosos y pueden utilizarse como base para lo que esencialmente son acusaciones de homicidio o asesinato imprudente.
Ya se han documentado varios casos así en distintas partes del mundo. Esto puede ser una experiencia indescriptiblemente traumática para una mujer que ya está sufriendo. Cada vez más personas levantan la voz preocupadas de que el acceso a los datos de seguimiento menstrual pueda facilitar una especie de “caza de brujas” identificando a mujeres con historiales “sospechosos”.
No solo sería una invasión digital a la privacidad de todas las usuarias de estas aplicaciones, sino que, al buscar penalizar abortos ilegales, la sospecha inevitablemente recaería sobre cualquier usuaria con datos poco claros: mujeres con períodos irregulares, mujeres que hayan tenido abortos espontáneos y, sí, incluso sobre quienes, a veces, olvidamos registrar nuestros periodos. Por absurdo que suene, un gobierno local decidido a controlar a las mujeres podría convertirlo en una nueva realidad.
En lugares donde el aborto está estrictamente penalizado, la policía puede exigir el acceso a los datos relevantes sin orden judicial. Y, en cualquier caso, los interesados pueden comprar los datos tan fácilmente como lo haría cualquier empresa.
Por eso saltaron las alarmas en el verano de 2022 tras la histórica sentencia de Roe v Wade en Estados Unidos, con algunas activistas pidiendo incluso la eliminación de las apps de seguimiento menstrual.
Sí y no. Por un lado, la información relativa a la salud es confidencial y sensible. Cualquier profesional sanitario se enfrentaría a graves consecuencias por compartirla sin consentimiento expreso.
Sin embargo, las apps de seguimiento menstrual y otros servicios digitales relacionados con la salud no se consideran proveedores sanitarios, por lo que no están obligadas a dar protecciones específicas ni seguir leyes de privacidad como la HIPAA (Ley de Portabilidad y Responsabilidad del Seguro de Salud) de Estados Unidos. Depende enteramente de la app si comparte o no tus datos.
Las apps de seguimiento del período contienen información sobre tu historial menstrual, la duración de tu ciclo y sus variaciones, los cálculos de ovulación y ventanas de fertilidad y, normalmente, una lista de síntomas que experimentaste, así como otros datos sensibles como registros de actividad sexual y seguimiento de embarazos. Todo esto debería ser personal.
Puedes tomar varias medidas para asegurarte de que tus datos no caigan en manos equivocadas.
Antes de descargar una app nueva, infórmate. ¿Es confiable y fiable? ¿Hay personas reales y con trayectoria pública detrás? Busca el nombre de la empresa y comprueba si hay reseñas recientes disponibles.
Si eso resulta favorable, lee la Política de Privacidad. Si parece evasiva o no existen directrices claras sobre la seguridad de los datos, hay motivos para dudar. Algunas apps incluso avisan abiertamente “privacidad no incluida” en sus Términos y Condiciones, lo que indica que usarán y venderán tus datos a su antojo.
Ahora mira la información adicional que la app solicita:
¿Tu app de salud realmente necesita acceso a tus contactos, cámara y otra información sensible? Probablemente no. ¿Puedes rechazar ese acceso y seguir usando la app y todas sus funciones? Si no, piénsalo dos veces antes de descargarla.
La información de tu ubicación suele estar incluida también en las fotos que tomas. Revisa los ajustes de privacidad de tu móvil.
Antes de facilitar datos personales a sitios web, revisa tus ajustes de cookies. Puedes rechazar todas las cookies no esenciales para determinadas páginas y cambiar las opciones de privacidad desde la configuración de tu navegador.
Y, finalmente, otra forma de proteger tu privacidad es exigiendo leyes de privacidad más estrictas, a nivel local y global. Aunque trabajamos por desestigmatizar el hablar sobre el período, la experiencia de cada mujer es personal. Ni tu jefa, ni la alcaldesa, ni el gobierno deben tener acceso a tu información de salud personal a menos que tú decidas compartirla.
Mantente segura y lee la letra pequeña en las solicitudes de cookies y descripciones de apps.
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