Los pezones doloridos no son agradables. Tanto mujeres como hombres pueden sufrir dolor e irritación en esta zona tan incómoda.
La mayoría de los dolores en los pezones pueden tratarse en casa sin la intervención de una profesional. Sin embargo, el dolor persistente puede ser un signo de algo más serio. Es importante saber a qué estar atenta y qué pueden significar los diferentes síntomas acompañantes.
A pesar de ser una de las zonas más sensibles del cuerpo humano, muchas veces olvidamos nuestros pezones en el día a día. Cuando aparece dolor en los pezones, aparentemente de la nada, puede ser irritante tanto a nivel emocional como físico.
A veces, una dieta saludable es todo lo que se necesita para cambiar la situación. La falta de ácidos grasos esenciales puede hacer que la piel sea más frágil y sensible a la humedad, la temperatura y diversos tipos de fricción. Ya que la piel de los pezones y su alrededor es especialmente delicada, los factores de estrés adicionales pueden provocar sequedad e irritación.
La causa más común de dolor en los pezones es la fricción. El “pezón de corredora” es la molestia provocada por la ropa que roza los pezones. Puede deberse a algo tan simple como usar un sujetador que no ajusta bien o una camiseta de material áspero. Las mujeres que corren suelen verse más afectadas debido al movimiento repetitivo, en ocasiones junto con ropa deportiva mal ajustada. Las corredoras con experiencia suelen tener menos problemas—cuanto más tiempo lleves corriendo, menor es la probabilidad de sufrir el “pezón de corredora”. Incluso un cuerpo sensible se adapta con el tiempo.
Si tienes quemaduras por fricción, trátalas como cualquier otra quemadura—con hidratación y paciencia. Opta por prendas suaves, cómodas y bien ajustadas para mayor confort en el día a día, y elige la ropa deportiva adecuada para tu cuerpo.
Las reacciones alérgicas a jabones, detergentes, acondicionadores y lociones pueden provocar picor, enrojecimiento y sarpullidos. Dado que los pezones son tan sensibles, suelen ser los primeros en irritarse. Asegúrate de que los productos que utilizas no estén caducados y sean de marcas de confianza que no usen aditivos perjudiciales. Si cumplen estos criterios pero sigues con molestias, elimina los productos de tu rutina uno por uno hasta identificar el causante de la irritación.
Las quemaduras solares pueden ser más graves en las zonas del cuerpo que no suelen estar expuestas al sol, como los pezones, así que no los olvides cuando apliques protector solar adecuado a tu tipo de piel antes de exponerte. Si ya es demasiado tarde para prevenir, enjuaga los pezones con agua fría y después aplica un hidratante suave o una crema de hidrocortisona.
La actividad sexual también puede ser responsable. Los pezones son una zona erógena que puede estimularse para aumentar el placer en mujeres y hombres, pero la manipulación excesiva puede causar dolor. Dejar los pezones en reposo hasta que sanen por completo (aplicando hidratante si es necesario) suele ser suficiente.
Combatir este tipo de irritación suele ser sencillo, siempre que logres eliminar la causa y te des tiempo para sanar. Si lo has probado todo y no ves resultados, lo ideal es consultar a una dermatóloga.
Las infecciones también son una causa frecuente de dolor en los pezones, especialmente en mujeres lactantes. Una infección en los conductos mamarios—mastitis—puede deberse a bacterias u otros microorganismos que entran a través de pezones agrietados. Una mala alimentación, el estrés, esfuerzos físicos intensos, fatiga o ropa interior inadecuada pueden favorecer el daño y la infección. La mastitis, a su vez, puede desencadenar otros problemas como la candidiasis.
Junto con dolor en los pezones, la mastitis se identifica por síntomas como:
En la mayoría de los casos, la mastitis se trata con antibióticos.
La candidiasis es una infección por hongos que puede afectar a mujeres lactantes, también como consecuencia de grietas en los pezones. La levadura vive en la piel y en el cuerpo de forma natural, pero puede convertirse en problema si crece de forma descontrolada o llega donde no debe. El desequilibrio puede aumentar tras el uso de antibióticos que eliminan bacterias saludables.
Las infecciones por hongos se propagan rápido y pueden ser difíciles de eliminar. Los síntomas incluyen pezones rojos y ardorosos y, si estás amamantando, la candidiasis puede aparecer como manchas blancas o áreas enrojecidas dentro y alrededor de la boca del bebé. La candidiasis se trata generalmente con cremas antifúngicas u otros medicamentos antifúngicos.
Algunos medicamentos pueden favorecer el dolor en pechos y pezones. Los fármacos relacionados con el aumento de dolor mamario incluyen:
El eccema o dermatitis atópica es una afección cutánea que, además del dolor, provoca costras, descamación o ampollas alrededor del pezón. El eccema se produce cuando la piel reacciona exageradamente a irritantes, causando inflamación. Algunas prendas, detergentes, jabones e incluso lociones pueden ser la causa (ver el apartado de alergias).
La mayoría de los cánceres de mama no causan dolor, pero existen algunos tipos, como el cáncer de mama inflamatorio, que pueden causar molestias llamativas.
Signos de cáncer de mama:
Aunque no tengas muchos síntomas, más vale prevenir—hazte chequeos médicos regulares y autoexplórate a diario: revisa tus pechos, axilas y la zona hasta la clavícula. Familiarízate con tu cuerpo y consulta con tu médica ante cualquier bulto, erupción, dolor, sangrado o secreción, cambios en la piel (hundimientos, abolladuras), o manchas rojas que no sanan. El diagnóstico precoz es la mejor aliada para el éxito del tratamiento.
Enfermedad de Paget. Esta condición muy poco frecuente está asociada al cáncer. Puede afectar la areola y es más frecuente en personas con pezones invertidos. Los síntomas suelen presentarse de un solo lado. La enfermedad de Paget puede desarrollarse en glándulas mamarias o extramamarias. Solo una médica puede darte un diagnóstico exacto.
Además de los síntomas más comunes, pon atención a:
Estos cambios pueden aparecer y desaparecer al principio o responder a tratamientos tópicos, dando la sensación de que la piel se está curando. Las mujeres con enfermedad de Paget suelen experimentar síntomas varios meses antes del diagnóstico.
Adenomatosis erosiva del pezón (AEP) es un tumor benigno que puede parecerse mucho a la enfermedad de Paget. Se necesitan pruebas diagnósticas para descartar otras causas.
La mayoría experimenta dolor, incomodidad, hematomas e inflamación tras una cirugía mamaria. La intensidad y el tipo de dolor varían según la persona. A menudo deriva de daño nervioso o inflamación. El dolor puede sentirse en la superficie del pecho o bien en el interior de los tejidos durante hasta 6 meses, y a veces más tiempo. Los efectos a largo plazo pueden incluir sensibilidad aumentada o disminuida, dolor al tocar la zona, dificultad para levantar el brazo y para conducir o hacer otras tareas cotidianas.
Para prevenir que el dolor se vuelva crónico, consulta con tu médica sobre medicamentos para el dolor, masajes, fisioterapia o talasoterapia (el uso sistemático del agua de mar con fines de salud).
El dolor y la sensibilidad en los pezones durante el embarazo o como síntoma del síndrome premenstrual (SPM) son muy comunes. Los cambios de líquidos en los conductos mamarios provocan hinchazón que aumenta la sensibilidad de pechos y pezones, a veces llegando a doler. Este tipo de molestia va y viene en el embarazo y en otras mujeres debería desaparecer cuando termina tu periodo.
El dolor en los pezones durante el embarazo lo causa el aumento de estrógenos en tu cuerpo. Para mayor comodidad procura que tus sujetadores de maternidad sean suaves, transpirables y sin costuras en la zona del pezón. Si notas sequedad o grietas, usa una crema hidratante.
Para preparar tus pechos para la lactancia, prueba lo siguiente:
Antes de la menopausia, tu cuerpo pasa por otro conjunto de cambios hormonales—la producción de progesterona aumenta a medida que el estrógeno baja drásticamente. Algunos de los síntomas relacionados con el inicio de la menopausia son:
El dolor causado por la menopausia suele diferir del que se siente durante el ciclo menstrual. Se describe como ardor, punzadas o latidos en uno o ambos pechos. El malestar debería desaparecer cuando la producción de estrógenos termine y la menstruación desaparezca, pero si recibes terapia hormonal, puede que persista.
Para la mayoría de las mujeres, cierta sensibilidad o molestia en los pezones y mamas es común, sobre todo en los primeros días de lactancia. El dolor persistente no lo es. La sensibilidad debería disminuir en la primera semana. Si esto no ocurre o amamantar se vuelve muy doloroso, consulta con tu médica.
La causa más frecuente es que tu bebé hambriento succione con entusiasmo. Puede que no esté bien agarrado al pecho o que necesite corregirse la posición, aunque algunos bebés simplemente maman con mucha energía.
Si tu bebé sigue succionando para consolarse tras la toma y tus pezones están doloridos, al dejar de tragar leche retira suavemente el pezón de su boca. Tirar sin romper antes la succión puede causar aún más dolor. Si el frenillo de la lengua de tu bebé es corto, esto puede dificultar el proceso. Consulta con tu pediatra si el problema persiste: un pequeño corte del frenillo puede facilitar mucho la lactancia y no causa molestias significativas al bebé.
A veces el dolor se debe a un flujo de leche bajo o reflejo de bajada—es el proceso en que la leche sale preparada para la lactancia, provocado por la oxitocina. Este reflejo puede desencadenarse al extraer leche, succionar, tocar los pechos, escuchar llorar al bebé, o incluso solo con pensarlo. Se presenta como hormigueos en los pezones, sensación de llenura, goteo de leche antes de la toma o de un pecho mientras el bebé mama en el otro, e incluso contracciones uterinas durante la lactancia.
Para estimular este reflejo, amamanta a demanda, extrae leche frecuentemente si lo necesitas y bebe mucho líquido. Cuanto más estimules la producción, más leche tendrás.
Existen muchos recursos que ayudan con la lactancia: cursos, tutoriales online y artículos informativos. Consulta con tu médica o pediatra ante cualquier duda.
Si quieres que tus pezones sanen, crea un entorno propicio para ello. Hidratar es el primer paso—prueba diferentes productos hasta encontrar el que sea mejor para ti. Por ejemplo, tras la toma, exprime una gota de leche y esparce sobre el pezón—¡la leche materna es sorprendentemente efectiva!
Si no es suficiente, utiliza lanolina modificada u otra crema específica con ingredientes hipoalergénicos (consulta con tu médica el tratamiento más adecuado). Si tienes grietas, deja secar el pecho al aire tras la lactancia siempre que puedas y usa cremas antisépticas para evitar infecciones.
Cuida el uso de discos de lactancia dentro del sujetador—si se mantienen húmedos, pueden aumentar el riesgo de infección. Además, al secarse pueden pegarse al pezón, resultando dolorosos al retirarlos.
Para aliviar el dolor, aplícate compresas frías tras la lactancia. Usa sujetadores funcionales y cómodos—preferiblemente de algodón, tirantes anchos y no elásticos para protegerte sin irritar. A veces, dormir con sujetador aporta soporte y reduce molestias.
Cada parte de tu cuerpo merece ser cuidada, aunque algunas sean menos cómodas de atender. La negligencia, sin embargo, tiene consecuencias. Dedica un momento para reconocer todo tu cuerpo, asegurarte de que todo funciona como debe. No solo promueve la autoestima, también forma parte de esa destreza que te permite detectar problemas de salud a tiempo.
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