El cólico es una condición bien conocida en los bebés pequeños. Aunque generalmente saludables, a veces pueden llorar inconsolablemente sin razón aparente, especialmente en los primeros meses de vida. El cólico en bebés suele asociarse con algún tipo de dolor abdominal. El término cólico también se utiliza para describir dolor abdominal repentino, recurrente e inespecífico en adultas.
Incluso con el nivel actual de conocimiento médico, el dolor abdominal puede ser difícil de identificar y tratar. Es común en personas de todas las edades y puede tener muchas causas subyacentes diferentes. Además, muchos analgésicos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) pueden dañar el tracto gastrointestinal.
Si experimentas episodios repentinos y persistentes de dolor abdominal, a veces durante varias horas, pero no logras identificar exactamente de dónde proviene y los tratamientos habituales para el estómago no ayudan, puede tratarse de una forma de cólico en adulta.
El dolor suele ser difícil de describir. Las palabras que usamos—punzante, palpitante, ardor, dolorido, irritado—pueden significar cosas diferentes para distintas personas. Además, el abdomen contiene muchos de nuestros órganos vitales ubicados muy cerca, lo que dificulta identificar la causa.
El término “cólico” es una expresión inespecífica que describe dolor recurrente sin una causa claramente identificable. El término dolor abdominal funcional también se utiliza en ocasiones.
Cuando los bebés están inquietos y lloran con angustia durante horas o incluso días, a pesar de que se cubren todas sus necesidades básicas, la explicación más frecuente suele ser el cólico.
La causa exacta del cólico es difícil de determinar, pero generalmente se atribuye a algún tipo de malestar abdominal. Apretar los puños, arquear la espalda y llevar las piernas hacia el abdomen son expresiones frecuentes de malestar en bebés con cólicos, y expulsar gases también es muy común.
Adaptarse a la vida fuera del útero y consumir leche materna o fórmula por primera vez puede ser muy desafiante para el sistema gastrointestinal de la bebé. Las posibles causas incluyen un sistema digestivo inmaduro, alergias o sensibilidades alimentarias, un desequilibrio en la microflora intestinal, sobrealimentación, alimentación insuficiente, falta de eructos y estrés familiar.
El cólico generalmente desaparece por sí solo cuando la bebé tiene tres o cuatro meses de edad, pero la condición puede ser angustiante y agotadora para toda la familia. Antes se aconsejaba a las madres que simplemente dejaran llorar a las bebés con cólicos, pero existen diversas estrategias para aliviar su malestar y dolor. Una profesional de la salud puede aconsejar. El dolor y el malestar no deben ser ignorados ni en bebés ni en adultas solo porque otras personas no puedan ver la causa detrás.
En adultas, el cólico puede manifestarse como calambres o espasmos dolorosos en el abdomen, y la localización del dolor puede cambiar o ser difusa. Puede sentirse como una molestia vaga en la región abdominal o como dolores abdominales punzantes e intermitentes que no parecen tener un origen claro.
El malestar gastrointestinal ocasional—un malestar estomacal—es una experiencia común para muchas de nosotras. Todas a veces comemos alimentos que no nos caen bien, especialmente al viajar o probar cosas nuevas. Algunas tenemos alergias, intolerancias o sensibilidades alimentarias que se manifiestan como dolor de barriga.
Factores de estilo de vida, la dieta y el estrés pueden influir en el tracto gastrointestinal. Los factores más comunes que pueden causar dolor de barriga incluyen:
Sin embargo, el dolor persistente y severo de estómago o abdominal exige una explicación.
El cólico en adultas generalmente se clasifica en cólico renal, cólico biliar o cólico intestinal según el origen del dolor.
El cólico renal se caracteriza por dolores punzantes en la zona de los riñones—“dolor en el flanco” en la parte baja de la espalda—a menudo causado por cálculos renales (también llamados cálculos renales, nefrolitiasis o urolitiasis). Estos son pequeños depósitos cristalinos de minerales y sales ácidas, de tamaño variable desde un grano de arena hasta un pequeño guijarro, que pueden provocar dolor intenso, náuseas y vómitos, y sangre en la orina cuando pasan por las vías urinarias u obstruyen el flujo de orina.
Los cálculos renales pueden formarse por la dieta, genética o hidratación insuficiente. Eliminarlos puede resultar muy incómodo, pero existen opciones de tratamiento para ayudar a disolverlos o retirarlos. Si el dolor es extremadamente agudo, puede requerirse un procedimiento quirúrgico.
Prevenir los cálculos renales suele implicar cambios en la alimentación y mantener una buena hidratación. Beber suficientes líquidos es la principal medida de protección que puedes tomar.
El dolor cerca de los riñones también puede indicar una infección de las vías urinarias o de los riñones. Si tienes una infección renal u otra condición renal, utiliza solo los analgésicos que te haya recetado tu médica. Algunos medicamentos como el ibuprofeno, naproxeno y aspirina en dosis altas pueden causar más inflamación en los riñones.
El cólico biliar es el término clínico utilizado para describir el dolor repentino e intenso provocado por una obstrucción o irritación temporal de la vesícula biliar o los conductos biliares.
La bilis es una sustancia secretada por el hígado que nos ayuda a digerir las grasas. Se almacena en la vesícula biliar y se libera cuando es necesario. Los cálculos biliares se forman cuando la bilis almacenada en la vesícula biliar se endurece, posiblemente por un desequilibrio en la composición química—demasiado colesterol o bilirrubina, o insuficientes sales biliares. Los cálculos biliares son frecuentes y normalmente benignos, pero si uno de ellos obstruye el flujo de bilis, puede desencadenar un cólico biliar.
Aunque puede suceder en cualquier momento, una “crisis de vesícula” tiende a ocurrir por la noche o durante las tardes después de consumir alimentos grasos que estimulan la contracción de la vesícula y la liberación de bilis digestiva.
El cólico biliar se caracteriza por dolores agudos y tipo calambre en la parte superior derecha o central del abdomen—las zonas del hígado y la vesícula biliar. El dolor puede irradiar hacia la espalda o el hombro derecho, suele estar acompañado de náuseas o vómitos, y no desaparece tras ir al baño u otras medidas que normalmente alivian el dolor de estómago.
Debe buscarse atención médica si el cólico biliar dura más de 8 horas seguidas o se acompaña de ictericia u otros síntomas graves.
El cólico intestinal se refiere a dolores abdominales agudos y tipo calambre que suelen resultar de espasmos o contracciones en los intestinos. Este dolor normalmente es causado por gases, indigestión, estreñimiento u otros problemas gastrointestinales. Suele describirse como una molestia repentina e intensa que aparece y desaparece, por lo general en la parte inferior del abdomen.
El cólico intestinal puede ser bastante incómodo y puede ir acompañado de distensión abdominal, cambios en el ritmo intestinal y malestar gastrointestinal general. Aunque suele ser una afección temporal y benigna, el cólico intestinal recurrente o severo puede indicar un trastorno gastrointestinal subyacente, como el síndrome de intestino irritable (SII) o la enfermedad inflamatoria intestinal (EII).
Para identificar el tratamiento más adecuado, es importante determinar la causa del malestar.
Si el cólico va acompañado de síntomas como dolor persistente, pérdida de peso inexplicable, cambios en el ritmo intestinal, sangre en las heces u otros signos preocupantes, es importante buscar consejo médico. Una profesional de la salud puede evaluar los síntomas mediante un examen físico, análisis de sangre, ecografía y otras pruebas para descartar apendicitis, diverticulitis, cálculos renales, biliares u otros problemas más graves.
Para los cólicos leves, los remedios caseros más comunes incluyen:
Medicamentos de venta libre como el bismuto (Pepto-Bismol) para la indigestión, náuseas, diarrea y gases, y carbón activado, simeticona o diosmectita (Smecta) para los gases y la distensión, y paracetamol para el alivio del dolor también pueden ayudar. Si padeces enfermedad del hígado o los riñones, asegúrate de consultar a tu médica antes de tomar un nuevo medicamento.
Manejar el dolor recurrente y crónico suele requerir la implementación de cambios duraderos en el estilo de vida. Una dieta saludable basada en alimentos integrales, actividad física diaria moderada y la reducción del estrés pueden ayudarte a resolver problemas estomacales. Los suplementos alimenticios como los probióticos también pueden aliviar molestias digestivas.
Asegúrate de:
Aunque el dolor recurrente pueda ser benigno, no hay razón para simplemente soportarlo sin ayuda. Es posible manejar y tratar los síntomas del cólico y mejorar la calidad de vida cotidiana.
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