Han pasado más de cuatro años desde que se identificó por primera vez el COVID-19. En ese tiempo, más de 700 millones de personas se han enfermado en todo el mundo y casi 7 millones han fallecido a causa del virus.
Cuando el virus apareció por primera vez, era mortal. Los hospitales y centros médicos estaban desbordados de pacientes y no podían hacer frente a la situación. Realmente no sabíamos cómo se originó, cómo se transmitía o cómo reaccionar de la mejor manera. Desde entonces, hemos mejorado nuestros hábitos de higiene y aprendido a gestionar nuestros miedos. También hemos desarrollado tratamientos para combatir el virus y vacunas para protegernos.
Tal vez no lo sepas, pero actualmente (a inicios de la primavera de 2024) estamos experimentando la segunda mayor oleada de infecciones por Covid a nivel global desde que comenzó la pandemia. Afortunadamente, hoy en día, para la mayoría de las personas los síntomas son leves—dolor de garganta, moqueo, y quizás dolores corporales y fiebre—más parecidos a la gripe o a un resfriado fuerte. Con el tiempo, el virus ha mutado, volviéndose más contagioso pero menos grave.
Aun así, las personas muy jóvenes, las de mayor edad, embarazadas y cualquier persona inmunodeprimida o con alguna afección pulmonar subyacente pueden experimentar síntomas graves y complicaciones, e incluso requerir hospitalización. Aunque el peligro mayor de la pandemia ha pasado en gran medida, debemos seguir teniendo cuidado de no contagiar a personas vulnerables en nuestra comunidad.
COVID-19 significa COronaVIrus Disease 2019, nombrada así por el año en que se descubrió. Esta enfermedad es causada por el virus Síndrome Agudo Respiratorio Severo CoronaVirus 2, o SARS-CoV-2. Este es uno de los muchos coronavirus, una familia numerosa de virus respiratorios que causan enfermedades tanto en humanos como en animales.
Los coronavirus deben su nombre a las puntas en forma de corona en la superficie de las moléculas del virus que pueden verse bajo el microscopio. Corona significa “corona” en latín.
No existe un Covid-1 ni un Covid-10, pero porque todos los virus mutan y evolucionan, han surgido múltiples cepas y variantes de esta enfermedad.
Un virus necesita un huésped vivo para sobrevivir. Una vez que logra entrar en un huésped, se replica y se propaga rápidamente. Al replicarse, pequeños “errores de copia” se transfieren a través del ADN y ARN viral, lo que hace que el virus cambie y evolucione.
Cuando se acumulan suficientes pequeñas mutaciones, decimos que ha surgido una nueva variante. Cuando una variante demuestra tener características biológicas distintas del virus original, hablamos de una nueva cepa (o linaje).
Todos los virus mutan a medida que circulan por poblaciones de huéspedes, pero la velocidad de cambio varía de un virus a otro. El Covid tiene una tasa de mutación moderadamente rápida y dinámica, pero no tan veloz como el virus de la gripe.
Algunas mutaciones o cambios en las cadenas de nucleótidos pueden ser simplemente errores, mientras que otras ocurren como respuesta al entorno, cuando el virus se encuentra con la respuesta inmune del huésped o infecta a alguien que ya generó inmunidad frente a una variante anterior.
Científicas de todo el mundo continúan estudiando las variantes del virus SARS-CoV-2 y comparten información en bases de datos globales, como la base PANGO, para que gobiernos y empresas farmacéuticas tomen decisiones basadas en los datos más actuales.
Las investigadoras rastrean características como la transmisibilidad, la inmunidad y la gravedad de la enfermedad para cada variante y las clasifican como:
Aunque la situación ha mejorado, el virus SARS-CoV-2 sigue circulando ampliamente en todo el mundo y la mutación viral es impredecible, por lo que las autoridades sanitarias permanecen atentas.
La forma más común del virus que circula actualmente incluye las variantes JN.1 y BA.2.86 de la cepa Ómicron. En la mayoría de lugares, estas son VOI y no VOC.
Las precauciones básicas siguen siendo las mismas:
Científicas de todo el mundo siguen desarrollando potenciales tratamientos para el COVID-19. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos ha aprobado varios medicamentos para uso hospitalario y en circunstancias de emergencia. Estos incluyen:
Otros tratamientos potenciales en desarrollo incluyen antivirales como favipiravir y merimepodib, terapias antiinflamatorias y corticoides para mitigar el daño orgánico, y terapias inmunológicas como plasma de convalecientes o anticuerpos monoclonales.
Ningún antiparasitario como la ivermectina ni fármacos antipalúdicos como hidroxicloroquina y cloroquina han demostrado efectividad contra el COVID-19 y pueden tener efectos adversos graves si se emplean de forma incorrecta.
Cuando una persona se expone a una enfermedad pero no se enferma, decimos que ha desarrollado inmunidad. Esto ocurre cuando el cuerpo sabe cómo producir anticuerpos contra esa enfermedad. Los anticuerpos son proteínas capaces de neutralizar o destruir antígenos: es decir, invasores externos como virus, bacterias, hongos y toxinas que nos pueden enfermar.
Los anticuerpos son producidos por glóbulos blancos especializados llamados células B que se dividen y multiplican para liberar millones de anticuerpos en el torrente sanguíneo y el sistema linfático.
Los antígenos tienen moléculas diferentes a las de nuestro propio cuerpo. Cuando el sistema inmunológico reconoce un antígeno, produce anticuerpos que se adhieren a esos antígenos y los neutralizan.
Cuando te enfermas, por ejemplo, de varicela, tu sistema inmune acaba averiguando cómo crear anticuerpos que destruyen el virus de la varicela. Si vuelven a aparecer esos mismos antígenos, tu cuerpo ya sabe qué hacer para no enfermarse de nuevo. Has desarrollado inmunidad de forma natural frente a la varicela.
Las vacunas ayudan a que nuestro organismo desarrolle inmunidad sin tener que pasar la enfermedad. Existen varios tipos de vacunas con mecanismos ligeramente diferentes, pero todas hacen que el sistema inmune reconozca un antígeno invasor y le proporcionan el “plan” para fabricar un anticuerpo que lo destruirá de forma efectiva.
Tras vacunarse, el cuerpo crea inmunidad ensayando una nueva respuesta inmune, lo que en ocasiones se traduce en síntomas leves como fiebre. Esto es señal de que se está generando inmunidad, no de que estés enferma. Las vacunas no utilizan virus vivos, no provocan ni pueden provocar una infección de coronavirus u otra enfermedad, y no modifican nuestros genes.
Gracias a las vacunas podemos evitar muchas enfermedades que antes causaban graves daños o fallecimientos, como la polio, el sarampión, la rubéola, el tétanos, la difteria, la viruela, la hepatitis, entre muchas otras.
Tanto la inmunidad natural (por pasar la enfermedad y recuperarse) como la inmunidad inducida por vacunas pueden durar mucho, pero a veces el sistema inmunitario pierde práctica, o el virus muta tanto que los anticuerpos viejos ya no sirven y necesitas un refuerzo.
El virus de la gripe muta muy rápidamente y puede causar graves daños en personas mayores o inmunodeprimidas, por eso las investigadoras monitorean las mutaciones y crean una nueva vacuna contra la gripe cada año.
El virus del Covid también muta rápido, aunque no tanto como la gripe. Para asegurar protección contra las variantes actuales es importante mantener al día tus vacunas disponibles.
Cuando una enfermedad se propaga rápidamente afectando a muchas personas, hablamos de una epidemia, y cuando no se puede contener en una zona específica sino que se propaga globalmente, la llamamos pandemia. La pandemia de Covid-19 comenzó en China a finales de 2019 y, como el virus era tan virulento y el mundo está tan conectado, la enfermedad se extendió rápidamente a todos los países, desbordando los sistemas de salud y causando enormes cambios en nuestra vida.
Ya han pasado más de cuatro años. A medida que más y más personas desarrollan inmunidad al virus del Covid-19, y creamos mejores protecciones y tratamientos, el virus pasará a ser endémico. No desaparecerá, pero sabremos cómo gestionarlo y mantenerlo a raya.
Mientras tanto, cuídate mucho, protege a tus seres queridas y haz tu parte para mantenerte sana y evitar contagiar a otras personas.
Para información actual sobre Covid-19, visita el sitio web de la Organización Mundial de la Salud o el de la agencia de salud y seguridad correspondiente a tu región, como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en EE. UU., el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades o el AfricanCDC.
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