Sudoración es una función corporal natural: todas sudamos independientemente de la edad, el género o la intensidad de la actividad física. A veces notamos cambios en cuánto sudamos o en el olor del sudor. Hay razones para estos cambios.
Sudar o transpirar es el mecanismo natural de enfriamiento del cuerpo: la temperatura corporal baja a medida que las gotas de sudor aparecen en la piel y se evaporan.
Sudar también es una forma en la que el cuerpo se limpia de toxinas. La cantidad que sudamos y el olor de nuestro sudor pueden darnos pistas sobre lo que ocurre en nuestros cuerpos.
Empezamos a notar que sudamos una vez que la pérdida de líquidos supera medio litro. Esto es especialmente notorio en altas temperaturas, en la sauna o durante la actividad física. Cuando hacemos ejercicio, los músculos generan una gran cantidad de calor, lo que desencadena la sudoración.
Aparte del calor, otra razón común para sudar es el estrés. Sudamos en situaciones tensas y ciertas partes del cuerpo tienden a sudar más que otras: la cara, las palmas, el cuello, las axilas, las muñecas y los pies.
El proceso de sudoración es controlado por los sistemas nerviosos simpático y parasimpático. El sudor es liberado por dos tipos de glándulas: las glándulas ecrinas y las apocrinas.
El sudor que permanece en tu piel un tiempo adquiere un olor desagradable porque entra en contacto con las bacterias que viven en la piel. Cuanto más tiempo permanece el sudor, más fuerte es el olor.
A veces puede parecer que el sudor tiene un olor más intenso de lo habitual. Esto puede deberse a una variedad de cosas, pero la más común es la alimentación. Cuanto más fuerte es el alimento (especias, cebollas, ajo, etc.), más fuerte será el olor del sudor.
El contenido de humedad del sudor proviene del plasma sanguíneo, un líquido incoloro en el que se encuentran en suspensión los glóbulos rojos, blancos, la sal y otros componentes. Si la comida que ingerimos contiene sustancias aromáticas solubles en agua, éstas también son absorbidas por nuestros líquidos corporales. La mayor parte de los líquidos que salen del cuerpo se eliminan por los riñones en forma de orina, el resto se libera por la piel en forma de sudor.
Algunas fuentes indican que comer carne y otras formas de proteína animal genera un sudor con olor más fuerte. Otros alimentos que afectan el olor del sudor son el repollo, el queso, el café, el chocolate, los limones y el alcohol. El alcohol no solo cambia el olor del sudor, sino que también aumenta la cantidad que producimos. Algunos medicamentos generan un olor medicinal en tu sudor que desaparece una vez que dejas de tomarlos.
Además de los alimentos y medicamentos, las vitaminas también influyen en el olor del sudor. La vitamina B colina puede causar un olor a pescado y el exceso de B1, tiamina, puede provocar un olor fuerte tanto en sudor como en orina. Uno de los efectos secundarios más habituales del exceso de selenio es el olor a ajo en el aliento y el sudor; una persona con niveles tan altos de selenio requiere atención médica inmediata.
Las mujeres tienden a sudar más durante la menopausia. Cuando el cuerpo ya no necesita regular la ovulación y la menstruación, los niveles de estrógeno y progesterona disminuyen naturalmente. Estas hormonas influyen en otras hormonas que regulan la temperatura corporal. Algunas mujeres experimentan sofocos y sudoración intensa en este periodo. Lo bueno es que estos síntomas desaparecen una vez que el cuerpo termina la transición.
El sobrepeso contribuye a una mayor sudoración. Más peso hace que el cuerpo trabaje más, incluso cuando realizamos tareas simples. Trabajar más significa generar más calor, lo que equivale a sudar más.
Otra causa de sudoración excesiva puede ser la saturación del sistema nervioso. El estrés tiene muchas causas; si vivimos estresadas a diario el sistema nervioso sufre. Reducir la carga laboral es la mejor manera de abordar la saturación, pero si no es posible identifica estrategias saludables: haz deporte, busca un pasatiempo, medita o habla con una psicoterapeuta para ayudarte a poner las cosas en perspectiva.
Si de repente sudas mucho más, por ejemplo te despiertas empapada en sudor varias noches seguidas, puede haber una causa de salud subyacente que deba ser tratada.
La mayoría de estas condiciones se desarrollan lentamente. Mantente atenta a los cambios en tu cuerpo. Si no tienes claro qué los provoca, consulta con personal médico.
A veces, personas completamente sanas sudan en exceso. Esta condición se llama hiperhidrosis focal primaria, afecta alrededor del 1% al 3% de la población y suele comenzar en la infancia o adolescencia.
Se llama focal (o localizada) porque solo afecta ciertas partes del cuerpo, como las axilas, la ingle, la cabeza, el rostro, las manos o los pies. Los síntomas suelen aparecer en ambos lados del cuerpo por igual.
Aún no se sabe con certeza qué causa la hiperhidrosis focal primaria, pero parece deberse a un pequeño fallo en el sistema nervioso. Hay indicios de que puede ser genética.
Aunque la condición no es peligrosa, puede causar vergüenza e incluso aislamiento social autoinducido. Aprender a gestionarla puede cambiar radicalmente tu salud mental.
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