El cuerpo humano está cubierto naturalmente de vello y, aun así, tenemos una larga historia de ir muy lejos para eliminarlo. Contrario a algunas creencias, la depilación es un acto puramente estético. Por ello, la decisión de dejarlo o eliminarlo depende solo de ti.
Hombres y mujeres se afeitan, pero las mujeres enfrentan más presión social para hacerlo. La idea de que las mujeres deben tener la piel lisa y sin vello se puso de moda en las culturas occidentales a principios del siglo XX y nos la han vendido desde entonces.
Existen dos tipos de vello en el cuerpo humano: el vello de la cabeza se conoce como vello terminal o androgénico, mientras que el vello más suave, corto y generalmente fino que cubre el resto del cuerpo se llama vello velloso. Durante la pubertad, el aumento de hormonas androgénicas hace que el vello velloso de la zona púbica y las axilas se convierta en vello terminal. El vello terminal y el velloso pueden diferir en pigmentación.
Los hombres suelen tener más vello que las mujeres debido a la mayor prevalencia de andrógenos—hormonas esteroides responsables del crecimiento y grosor del vello—pero esto varía de persona a persona.
El estigma social que rodea al vello corporal nos hace creer que las personas con vello visible o descuidado no son tan limpias como quienes tienen la piel lisa. Si bien es cierto que el vello en las axilas y la zona púbica puede retener moléculas y generar un olor más fuerte con el tiempo, esto no ocurre de inmediato y con duchas o baños regulares, la presencia o ausencia de vello no influye en la limpieza de una persona. Todo lo contrario. Así como las pestañas, el vello corporal actúa como una barrera natural de protección contra la contaminación y las bacterias. El vello de cada zona del cuerpo está adaptado para proteger esa área en particular.
La depilación no es un signo de los tiempos modernos. Existen pruebas de que se practica desde el año 30,000 a.C. Pero ¿por qué? ¿Por qué las personas sentían la necesidad de depilarse entonces, y por qué la sentimos ahora?
Si analizamos la historia de diferentes culturas, veremos que la apariencia conecta a una persona con cierto grupo o clase social. El largo del cabello o la barba de una persona indica pertenencia y estatus. Por ejemplo, las barbas de los faraones egipcios señalaban su estatus de dioses vivientes—y eran completamente falsas. La barba era un símbolo y no tenía que ser real. De hecho, algunas faraonas eran mujeres y también llevaban barba. Sin embargo, bajo esas barbas postizas normalmente había una gobernante bien afeitada. Lograr un afeitado liso era difícil y llevaba tiempo, por lo que se convirtió en un símbolo de clase.
Las antiguas griegas y griegos, en cambio, creían que una barba completa era símbolo de sabiduría y masculinidad. Su barba era motivo de orgullo y solo se cortaba si estaban de luto o pasar por un gran sufrimiento emocional. Que otra persona cortara tu barba era una gran humillación. Sin embargo, las barbas perdieron popularidad en la Antigua Grecia cuando los soldados las consideraron una desventaja en el campo de batalla—si un enemigo te agarraba de la barba te podía dominar fácilmente.
Las mujeres han visto llegar e irse muchas modas de depilación dependiendo de la estética de su época. Durante el gobierno de Cleopatra, las mujeres utilizaban una pasta de azúcar para eliminar el vello, similar a la cera actual. En la época isabelina, las mujeres se afeitaban las cejas para que su frente pareciera más alta.
La era moderna de la depilación comenzó a principios del siglo XX. La asociación entre la piel sin vello, la feminidad y el deseo se fortaleció gracias a la influencia de tres industrias interesadas en lucrarse: la moda femenina, la industria de afeitado masculino y las revistas para mujeres. El aspecto de piel lisa se hizo popular con la aparición de prendas más liberadoras, de mangas cortas y faldas más altas. Nuestra percepción sobre el vello corporal ha sido moldeada en gran parte por la publicidad.
La comodidad es una cosa, pero la vergüenza es un fenómeno social: solo podemos sentir vergüenza cuando otras personas, directa o indirectamente, nos avergüenzan por nuestro comportamiento. Hoy en día, a las mujeres se nos suele decir que somos libres de decidir si queremos depilarnos o no, pero aún queda mucho camino por recorrer antes de que dejar el vello corporal sea aceptado por completo.
¿Por qué una mujer de piel lisa resulta más atractiva? ¿Es por una tendencia abusivamente publicitada que se volvió norma cultural, o hay más detrás?
El vello abundante se percibe como inculto—o incluso animal. Esto se acepta en hombres, pero no en mujeres. Hay un elemento importante a considerar: la percepción de la mujer como adulta. Las mujeres tienen axilas naturalmente velludas—excepto cuando aún son niñas. Sabemos que la aparición de vello corporal es parte natural de la pubertad. Aun así, ver a una mujer adulta con vello corporal suele parecernos extraño. Nuestra cultura ha desarrollado una aversión a la presencia natural de vello corporal en las mujeres adultas. Promover la piel lisa fomenta que las mujeres retengan falsamente atributos prepuberales.
Si el vello es animal, la piel sin vello es infantil. Estas connotaciones refuerzan un peligroso relato en el que no se ve a la mujer como una adulta autónoma, capaz de tomar sus propias decisiones. La obsesión por la ausencia de vello femenino permite la sexualización de niñas, porque físicamente hay poca diferencia entre el cuerpo de una mujer adulta depilada y una niña prepuber. Esto refuerza la idea de que las mujeres son ingenuas, indefensas y fácilmente manipulables—como las niñas. También promueve la creencia de que una niña es tan responsable como una mujer adulta y puede ser culpada por su sexualización.
La pornografía también refuerza la ilusión de que lo normal es que las mujeres estén sin vello. Como una de las principales fuentes de desnudez para adolescentes, la pornografía crea expectativas que no coinciden con la realidad. La mirada masculina que objetiviza y sexualiza a las mujeres no es genética, sino una visión moldeada por la cultura. Si la pornografía muestra a las mujeres de cierta manera, creemos que esa es la verdad e intentamos imitar esa supuesta verdad inalcanzable. Las y los jóvenes crecen pensando que para ser deseable, una mujer debe estar completamente depilada.
Muchas mujeres han comprendido que la piel sin vello está ligada a la objetivización sistémica y han decidido no depilarse en señal de protesta. Sin embargo, a veces esto resulta en que se critique a quienes sí se depilan por ser cómplices de la opresión, lo que es otra forma de opresión. El objetivo no es que todas las mujeres dejen de depilarse, sino que todas podamos elegir de verdad libremente.
Si prefieres eliminar el vello corporal, hay varias maneras de hacerlo. Estas son las más comunes:
Para lograr mejores resultados, comienza con la piel limpia y, de preferencia, exfoliada.
Afeitarse con rasuradora, preferiblemente de 4 o más hojas, es una manera eficaz de eliminar la mayor parte del vello corporal. Irónicamente, las rasuradoras masculinas suelen funcionar mejor que las femeninas. Usa crema o gel para afeitar para ablandar el vello y que sea más fácil cortarlo además de evitar que la piel se reseque. Las rasuradoras eléctricas son otra opción. Es importante mantener las hojas limpias y cambiarlas con regularidad, sin importar el tipo de rasuradora. Tras el afeitado, el vello vuelve a crecer rápidamente—en un par de días.
La depilación con cera consiste en aplicar cera tibia sobre la piel en tiras y retirarla bruscamente, llevándose consigo el vello atrapado. La cera calienta y suaviza los folículos pilosos, facilitando que el vello salga de raíz en zonas grandes. La depilación brasileña es una depilación extendida de la zona púbica. Es un método rápido pero puede ser doloroso y no funciona igual de bien en todas las partes del cuerpo, especialmente las axilas si lo haces en casa. Como el vello se arranca junto con el folículo, tarda más en volver a crecer y se puede disfrutar de varias semanas de piel suave. Sin embargo, la cera solo funciona bien si el vello tienes unos 6 mm (¼ de pulgada) para poder atraparlo. El sugaring usa la misma técnica pero con pasta de azúcar en lugar de cera.
La depilación química implica el uso de cremas que disuelven el vello a nivel del folículo, dejando residuos que puedes limpiar fácilmente. Las cremas depilatorias pueden causar reacciones alérgicas en pieles sensibles y, al igual que la cera, el vello tarda en crecer porque el folículo debe reconstruirse. Es indolora, pero requiere tiempo—unos 15 minutos para que la crema haga efecto.
La depilación láser. Los tratamientos láser profesionales actúan en los folículos pilosos y pueden eliminar la mayor parte del vello durante casi un año tras varias sesiones. Es seguro y popular, pero no barato.
Para zonas pequeñas y vello más fino, arrancar con pinzas o hilo son buenas opciones. Arrancar consiste en extraer vello individual con pinzas, normalmente en cejas y áreas pequeñas. El hilo elimina vello individual o en grupos utilizando hilos entrelazados que lo atrapan y retiren. La acción de dar forma y limitar el crecimiento se denomina grooming o arreglo personal.
Tal vez hayas escuchado que si te afeitas, el vello crecerá más largo, oscuro y grueso. Afeitarse puede estimular el crecimiento, y durante los primeros días el vello puede verse más oscuro, pero no vuelve más largo ni grueso. Es un mito.
Algunas advertencias:
La ausencia de vello ha formado parte del estándar de belleza durante más de un siglo y está muy arraigada en la forma en que la sociedad ve a las mujeres. Sin embargo, cada vez más mujeres optan por dejar crecer su vello corporal. Algunas lo hacen como protesta política, otras simplemente porque no quieren depilarse.
Por otro lado, la depilación es muy común y, salvo algún corte o vello encarnado, es poco peligrosa. No hay grandes razones para oponerse a los métodos de depilación. Sin embargo, la presión sobre la mujer para estar siempre sin vello sí debe combatirse. Conocer la historia de la depilación puede ayudar a proteger a las futuras generaciones de una presión social innecesaria para estar sin vello.
Tu preferencia es solo tuya—personal. Ya sea que elijas dejar crecer el vello o eliminarlo, asegúrate de que la decisión sea solo tuya. No hay una respuesta correcta.
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