¿Qué sucede cuando uno o ambos ovarios se inflaman? ¿Cuál es la mejor manera de diagnosticar y tratar la inflamación ovárica? Nuestra publicación de blog en profundidad describe los síntomas y consecuencias de esta condición poco común, pero peligrosa, y explica qué hacer si notas alguno de ellos en ti misma.
Los ovarios se consideran los principales órganos reproductivos en las mujeres, al igual que los testículos en los hombres. Estas dos pequeñas glándulas con forma de almendra se sitúan a la derecha y a la izquierda, en la parte superior del útero, suspendidas por ligamentos justo debajo de las trompas de Falopio. Los ovarios tienen dos funciones principales: producir, almacenar y liberar ovocitos —o células de huevo humanas— y producir las hormonas sexuales estrógeno, progesterona y pequeñas cantidades de andrógenos.
Al nacer, los ovarios de una niña contienen alrededor de dos millones de ovocitos; son todos los óvulos que producirá en su vida. Cuando alcanza la pubertad, normalmente entre los 10 y los 15 años, ese número se reduce aproximadamente a 400 000 células de huevo inmaduras. A partir de la pubertad, los ovarios comienzan a producir diferentes cantidades de hormonas durante cada mes, creando el ciclo menstrual.
En la mitad de dicho ciclo —la ovulación— uno de los ovarios libera un óvulo (a veces varios) que ha madurado en respuesta a la hormona foliculoestimulante, o FSH. Este óvulo pasa a la trompa de Falopio correspondiente donde puede viajar al útero y ser fecundado si hay presencia de espermatozoides.
La vida reproductiva de una mujer abarca desde la pubertad hasta la menopausia, con una duración media de 35 a 37 años. Cada mes, varios folículos comienzan a madurar, pero normalmente solo uno se convierte en dominante y libera el óvulo. Los folículos no dominantes se reducen y desaparecen en un proceso conocido como atresia folicular. De todos los ovocitos presentes en la pubertad, menos de 450 tienen la posibilidad de ser fertilizados.
La menopausia marca el final de la vida reproductiva femenina. Cuando llevas al menos 12 meses sin menstruación, se considera que has llegado oficialmente a la menopausia. La transición a este estado, o perimenopausia, puede comenzar entre 4 y 10 años antes, generalmente entre los 45 y 55 años. Es el período de sofocos, problemas de sueño, reglas irregulares y cambios de humor, todos síntomas normales de la adaptación corporal a los cambios hormonales.
En la menopausia normalmente quedan alrededor de 1000 óvulos en los ovarios. A diferencia de los ovocitos inmaduros que son reabsorbidos o de los óvulos no fertilizados que se expulsan con la menstruación, los óvulos restantes tras la menopausia simplemente se encogen y mueren dentro de los ovarios al cesar su función reproductiva.
La inflamación ovárica, u ooforitis, ocurre cuando uno o ambos ovarios se inflaman. Es una afección poco común que sucede a menudo como resultado de una infección que ha ingresado al cuerpo a través de alguna intervención quirúrgica en la zona pélvica. Si no se trata, la inflamación ovárica puede propagarse a otros órganos y causar complicaciones graves, por lo que debe tratarse urgentemente.
Puede ser complicado reconocer los síntomas de la ooforitis porque son similares a los de muchas otras afecciones.
Los síntomas de la inflamación ovárica incluyen:
Debido a que la afección es tan infrecuente, tu médica puede sospechar que los síntomas son causados por otra condición como la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), una infección de transmisión sexual (ITS), un aborto espontáneo, dismenorrea (reglas dolorosas) u otro trastorno relacionado.
Si experimentas los síntomas anteriores y no están relacionados con tu ciclo menstrual, es importante reaccionar rápido y buscar atención médica lo antes posible. Una ITS no tratada o un aborto espontáneo desapercibido pueden conllevar a inflamación ovárica, y si no se trata, la inflamación puede extenderse a otros órganos y llegar a envenenar la sangre.
La inflamación ovárica rara vez aparece sin infección previa, lesión o una respuesta autoinmunitaria. A continuación, te contamos las causas más frecuentes de esta afección.
Las infecciones bacterianas o virales son la causa más común de la ooforitis. Si no se tratan, las ITS como la clamidia y la gonorrea pueden extenderse a los ovarios y otros órganos reproductivos.
Cuida de ti y de tu pareja practicando sexo seguro y haciéndote pruebas regulares de ITS. Entre el 45% y el 77% de los casos de clamidia y gonorrea son asintomáticos; puedes estar infectada sin presentar síntomas. No tener síntomas no significa que la enfermedad no te esté afectando. Las infecciones no tratadas pueden producir complicaciones y también puedes transmitirlas sin saberlo.
A veces el sistema inmunitario ataca erróneamente a células sanas que identifica como una amenaza. Si las células inmunitarias atacan los ovarios, puede conducir a ooforitis.
Si sospechas que tienes inflamación en los ovarios, tu médica puede realizar diversas pruebas para confirmar el diagnóstico y recetarte el tratamiento adecuado. Los procedimientos habituales en esta situación incluyen:
El tratamiento de la inflamación ovárica depende de la causa raíz de la infección.
Algunos medicamentos que tu médica podría recetarte son:
La duración del tratamiento dependerá tanto del origen como de la gravedad de la inflamación. Puede tomar varias semanas eliminar por completo una infección bacteriana, mientras que una viral podría resolverse en unos días. Tratar las condiciones autoinmunes es más complejo ya que aún no se conocen sus causas exactas. Aunque no existe cura definitiva para los trastornos autoinmunes, los síntomas habitualmente se gestionan con medicamentos y pequeños cambios en el estilo de vida.
Mantente bien hidratada y descansa mucho mientras te recuperas. Aplicar un paño caliente o bolsa de agua en el abdomen puede ayudarte a manejar las molestias. Tu doctora también puede recomendarte cuidados de apoyo o analgésicos de venta libre para aliviar el dolor.
La enfermedad inflamatoria pélvica implica la inflamación de uno o más órganos de la pelvis. La EIP puede afectar el útero, los ovarios, el cuello uterino y las trompas de Falopio. Aunque la inflamación ovárica puede presentarse como parte de la EIP, por sí sola se denomina ooforitis.
Aunque la falta de oxígeno en las células no es lo primero que se asocia con la inflamación, ambas están relacionadas. Los tejidos inflamados suelen tener niveles inferiores de oxígeno, y la hipoxia puede causar inflamación. Todos los órganos necesitan oxígeno para funcionar. Cuánto tiempo sobrevive un órgano sin oxígeno depende de cada órgano. No obstante, una persona con ooforitis puede recuperarse totalmente si recibe tratamiento a tiempo.
La torsión ovárica, sin embargo, es diferente. Sucede cuando el ligamento que sostiene el ovario se tuerce sobre sí mismo, a menudo debido a un desequilibrio causado por un quiste ovárico. Este giro interrumpe el flujo sanguíneo y de oxígeno al ovario. Es una emergencia quirúrgica; debe corregirse de inmediato y, si el ovario está dañado irreversiblemente, se practica una ooforectomía para extirparlo.
La torsión ovárica es muy rara y no debe confundirse con inflamación. El dolor aparece súbitamente y se vuelve insoportable rápidamente.
La inflamación ovárica es una afección grave que no se resolverá sola y puede causar complicaciones importantes si no se trata. Si sientes un dolor sordo en el abdomen —no relacionado con tu ciclo menstrual— que persiste más de uno o dos días junto con molestias y/o fiebre, busca atención médica.
Aunque finalmente no sea una inflamación ovárica, puede deberse a una ITS, que también puede inflamar los órganos pélvicos. Ante la duda, protege tu salud y actúa con precaución.
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