Tener un mal sabor persistente en la boca, aunque parezca trivial, es un problema muy real que puede revelar otras condiciones subyacentes y afectar negativamente tu bienestar general.
Como ocurre con muchas otras experiencias personales que permanecen ocultas para quienes nos rodean, la forma en que percibimos los sabores es subjetiva. Sin embargo, los cambios en cómo percibimos los sabores pueden ser significativos para nuestra salud.
Una alteración en el sentido del gusto, conocida médicamente como disgeusia, suele caracterizarse porque los alimentos ya no saben tan dulces o salados como antes, junto con un constante sabor metálico, amargo o ácido en la boca.
Desde el inicio de la pandemia de Covid-19 se presta más atención a los cambios en el gusto y el olfato. Tu sentido del gusto está directamente conectado con tu sentido del olfato. La pérdida del olfato es, como es sabido, uno de los síntomas más destacados del Covid-19. Con el Covid, tu sentido del gusto puede definitivamente alterarse, y la “boca metálica” es uno de los posibles síntomas, aunque no uno de los más comunes.
Si estás notando un mal sabor en tu boca, existen varias posibles explicaciones.
Lo primero a considerar frente a cualquier molestia en la boca es tu rutina de higiene bucal. Si la placa dental no se elimina cepillando adecuadamente durante dos minutos al menos dos veces al día y usando hilo dental cada día, puede endurecerse y convertirse en sarro que se acumula a lo largo de las encías y entre los dientes.
La gingivitis—una inflamación de las encías, o gingiva—puede ocurrir cuando la biopelícula natural que se forma tan pronto como un diente está expuesto a la saliva se permite madurar y espesarse en placa bacteriana con el tiempo. Si no se cepillan los dientes, la placa puede detectarse en 12 a 24 horas y puede observarse gingivitis localizada después de tan solo cinco días. Esta es una de las causas principales de caries y pérdida dental en adultas y puede conducir a graves problemas de salud, incluyendo enfermedades del corazón. El mal sabor es un subproducto de lo que, esencialmente, son procesos de descomposición dentro de tu boca.
Acude a una higienista dental de forma regular, una o dos veces al año, para que te realicen una limpieza profesional. Prueba diferentes tipos de cepillos, pastas dentales y enjuagues bucales para reducir el mal sabor, evitar infecciones y tener dientes y encías más saludables y un aliento agradable. Cambia tu cepillo regularmente.
Enjuaga tu boca antes y después de comer si experimentas un mal sabor en la boca.
Diversas infecciones virales, bacterianas y fúngicas—resfriados, sinusitis, hepatitis, candidiasis oral, entre otras—pueden causar la aparición de un mal sabor debido a su influencia directa en tu boca, garganta, nariz, senos paranasales y oído interno. Visitar a una otorrinolaringóloga (también conocida como especialista en oídos, nariz y garganta) puede ayudar a descartar la posibilidad de infección en estas áreas.
Las infecciones virales y fúngicas a menudo van acompañadas de la aparición de manchas blancas en la lengua y otras partes de la boca.
Al igual que las propias infecciones, diversos medicamentos utilizados para combatirlas pueden causar que se presente un sabor desagradable en tu boca. Una gran variedad de otros medicamentos también pueden ser la causa. Los culpables más habituales incluyen:
Medicamentos de venta libre para tratar infecciones fúngicas y virales y otras condiciones, incluidos ayudas para dejar de fumar, también pueden provocar un sabor desagradable en tu boca.
A menudo se puede hacer poco para reducir el mal sabor mientras te medicinas, por ejemplo, al usar antibióticos.
Si los síntomas claramente coinciden con el inicio de una nueva terapia antibiótica, es completamente normal, y lo más probable es que debas sobrellevarlo temporalmente.
Algunos multivitamínicos y suplementos de calcio y zinc también pueden influir en tu sentido del gusto. En ocasiones el sabor “metálico” está relacionado con los “metales” presentes en los suplementos de hierro y zinc. Deja de tomar los suplementos unos días y comprueba si el sabor persiste. Considera también si los utensilios metálicos que utilizas contribuyen al sabor metálico en tu boca. Aunque el acero inoxidable suele no dar problemas, sorprendentemente, se ha demostrado recientemente que la cubertería de plata puede hacer que ciertos alimentos sepan peor.
Si el mal sabor es muy intenso, informa a tu profesional de salud y pregunta por posibles cambios en tu pauta de medicación. Si cambias la medicación y el mal sabor continúa, consulta nuevamente con tu médica.
El reflujo ácido es otra causa común de un sabor desagradable en la boca. Con el reflujo ácido, pequeñas cantidades de ácidos del estómago suben por el esófago hasta la boca, trayendo su característico sabor amargo-ácido. Observa si el mal sabor se intensifica después de comer o “eructar”; si es irregular o, por ejemplo, sólo ocurre por las mañanas.
Presta más atención a tus hábitos alimenticios y de estilo de vida para disminuir los efectos del reflujo ácido: come más despacio y de forma regular, consume alimentos más saludables y suaves que no sean demasiado grasos o picantes.
Otros problemas digestivos, como el ERGE u otros tipos de inflamación en tu sistema digestivo, problemas de estómago, hígado y vesícula biliar, también pueden ser la causa. Analíticas de sangre pueden mostrar problemas subyacentes en tu sistema digestivo.
De modo similar, vomitar por cualquier motivo también provocará un sabor desagradable, aunque debería desaparecer a los pocos minutos. Enjuaga tu boca con agua que contenga unas cucharaditas de bicarbonato de sodio o con un poco de enjuague bucal para que desaparezca más rápidamente. Beber un poco de jugo de arándanos también puede reducir el mal sabor.
Diversas enfermedades también pueden provocar un mal sabor en tu boca. Un sabor fuerte y desagradable es un síntoma común de problemas en el hígado y los riñones, y de la diabetes.
Fumar cigarrillos tiene un efecto negativo directo en tu olfato y gusto, ya que el humo, el calor y los ingredientes tóxicos reducen el flujo sanguíneo saludable a las papilas gustativas, matando muchas de ellas. Fumar también puede desencadenar diversos problemas dentales.
El embarazo puede modificar tu sentido del gusto. Las aversiones y antojos de comida y una alteración en el sentido del gusto son comunes en el primer trimestre de embarazo.
Otros cambios hormonales, como la menopausia, también pueden explicar alteraciones en la percepción del gusto.
Los procesos generales de envejecimiento a menudo afectan y distorsionan el sentido del gusto de muchas personas. Diversos trastornos cognitivos como la demencia también suelen conllevar cambios en la percepción del gusto y olfato de la paciente.
Muchas de las causas de un sabor desagradable en la boca—medicación, infecciones sinusales, cambios hormonales o problemas neurológicos—también pueden crear un sabor dulce.
Tener un sabor dulce persistente en la boca solía considerarse un signo de enfermedades relacionadas con el azúcar, como la diabetes, pero eso realmente no es así.
Cualquiera de los problemas tratados en este artículo, incluyendo el reflujo ácido y otros problemas usualmente relacionados con sabores amargos y desagradables, también pueden ocasionar el efecto contrario.
Si el sabor dulce persiste, busca consejo médico, igual que lo harías con un sabor amargo o desagradable.
En algunos casos, poco se puede hacer para evitar el mal sabor, por ejemplo, cuando es un efecto secundario de medicamentos necesarios, pero algunos remedios pueden ayudar a reducir sus efectos.
Bebe mucha agua para mantenerte hidratada y asegurar un buen flujo sanguíneo en tu boca y garganta.
Cepilla tus dientes a fondo durante 2 minutos dos veces al día y usa hilo dental a diario. Cambia tu cepillo regularmente y mantenlo en condiciones limpias y seguras.
Enjuaga tu boca antes y después de comer.
Haz gárgaras con agua salada o agua tibia con unas cucharaditas de bicarbonato de sodio para aliviar tu boca y garganta. Los remedios generales para el dolor de garganta también pueden ser útiles, por ejemplo, tomar té con jengibre o chupar pastillas para la garganta.
Mastica chicle sin azúcar.
Come comidas saludables de forma regular y evita los alimentos muy picantes y grasos. Evita el café y otros alimentos o bebidas que puedan contribuir al reflujo ácido.
Considera las posibles causas del mal sabor y prueba descartarlas de forma sistemática. Empieza mejorando tu higiene bucal y eliminando medicamentos y suplementos que no sean vitales.
Si sabes que el mal sabor que experimentas es causado por un medicamento, puedes intentar contrarrestarlo con alimentos y bebidas que disfrutes, como cítricos o café. Sin embargo, ten cuidado de no abusar de los alimentos ácidos o muy fuertes, pues eso podría desencadenar reflujo ácido, que también provoca mal sabor.
Un último factor a considerar son las condiciones ambientales de los lugares en los que pasas mucho tiempo—tu espacio de trabajo o, por ejemplo, tu dormitorio. Un mal sabor en la boca también puede ser señal de intoxicación o alergia por partículas dañinas en el aire.
Las causas más comunes, sin embargo, son infección, higiene bucal o efecto secundario de un medicamento concreto.
¡Si el sabor extraño no desaparece después de tratar la infección, mejorar tu higiene bucal y/o dejar de tomar los medicamentos sospechosos, consulta a una médica!
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