Olfato y Cambios Hormonales: ¿Pueden las Hormonas Afectar Tu Sentido del Olfato?
Nuestro sentido del olfato es importante para la salud y el bienestar. Nos ayuda a escoger alimentos saludables, aumenta el apetito y nos advierte sobre productos dañinos o en mal estado. Nuestra capacidad para percibir olores también nos ayuda a orientarnos en el entorno, advirtiéndonos de peligros como una fuga de gas, humo y fuego, o moho en las paredes. Pero nuestro sentido del olfato nos brinda señales aún más sutiles y profundas que influyen en las relaciones románticas, las interacciones sociales y nuestra actitud hacia otras personas.
Aunque para la mayoría de nosotras esta información no se percibe a nivel consciente, la nariz humana puede detectar incluso olores muy ligeros en el ambiente. De hecho, las parejas que elegimos, las personas que nos atraen o evitamos pueden estar determinadas principalmente por el olfato. En este artículo, hablaremos sobre las maravillas del olfato y cómo los cambios hormonales a lo largo del ciclo menstrual, durante el embarazo y en la perimenopausia influyen en lo que percibimos a través de nuestra nariz.
¿Cómo olemos?
Buenos y malos—todos los olores son importantes. Como cualquier otro sentido, la olfacción es clave para nuestra protección y la manera en la que nos relacionamos con el mundo. Además de ayudarnos a encontrar alimentos nutritivos y evitar peligros, nuestra capacidad de detectar moléculas odoríferas influye en nuestras emociones, recuerdos y relaciones.
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Entonces, ¿cómo funciona la percepción olfativa? Los olores son moléculas químicas lo suficientemente ligeras como para viajar por el aire. Algunos olores son más intensos y otros más sutiles, pero casi todo desprende moléculas odorantes que, al inhalarlas, se adhieren a receptores especializados situados en la membrana que recubre la cavidad nasal. Los seres humanos tenemos entre 5 y 6 millones de receptores olfativos capaces de detectar alrededor de 400 patrones moleculares de olor diferentes. Estos elementos básicos se combinan de innumerables maneras para crear distintos perfiles aromáticos. En la última década, los investigadores creen que las humanas pueden detectar cerca de un billón de olores, mucho más que los diez mil que se creía antes. Puede parecer mucho, pero otros mamíferos tienen un sentido del olfato aún más agudo. Por ejemplo, los perros son famosos por sus narices curiosas y pueden identificar aromas a varios kilómetros, y los elefantes poseen la mayor cantidad de receptores olfativos de todos los mamíferos.
Siempre que olemos algo, es porque hemos inhalado moléculas de una sustancia que nuestros receptores olfativos reconocen. Estos receptores envían información al cerebro, para que la utilicemos en nuestras decisiones. El bulbo olfatorio, asiento de estos receptores, está muy cerca del hipocampo, el centro de aprendizaje y memoria en el cerebro. Aún tratamos de comprender cómo interactúan estos dos centros, pero está claro que los olores pueden ser potentes evocadores de la memoria. Por ejemplo, el olor de un perfume que usaba tu madre cuando eras pequeña puede despertar recuerdos vívidos de tu infancia.
¿Qué son las feromonas?
Las feromonas son sustancias químicas producidas por nuestro cuerpo para influir en el comportamiento de quienes nos rodean. Actúan como las hormonas, pero afectan a otras personas. Liberamos nuestras feromonas principalmente por el sudor, pero también se encuentran en otras secreciones corporales. No puedes verlas—ni siquiera olerlas—pero pueden estimular la atracción y el deseo sexual y tener un potente efecto sobre la elección de una pareja romántica. Algunas personas afirman poder oler cuándo alguien está excitado. Se han encontrado feromonas en todos los animales estudiados. Juegan un papel importante en la selección de pareja, pero también influyen al marcar territorio, alertar sobre peligros, conseguir alimento y otros comportamientos sociales. Aunque las mujeres tenemos capacidades olfativas relativamente débiles en comparación con otros animales, aún somos afectadas por el mundo de los aromas.
Una breve introducción al ciclo menstrual y a las hormonas
Ya sabemos que ciertos olores nos afectan aunque no los podamos percibir conscientemente, pero puede que te preguntes cuál es la relación entre tus hormonas y el sentido del olfato. Antes de avanzar, entendamos mejor cómo funcionan las hormonas femeninas durante el ciclo menstrual.
Normalmente, un ciclo menstrual saludable dura entre 28 y 35 días (con algunas excepciones a cada lado). A medida que los niveles hormonales suben y bajan durante estas 4 o 5 semanas, tu cuerpo atraviesa cuatro fases distintas. El comienzo del ciclo se define como el primer día de la menstruación.
- Durante la fase menstrual los niveles de estrógenos, progesterona y testosterona son bajos y el útero desprende su revestimiento en forma de sangre menstrual.
- Esto es seguido por el aumento de estrógenos y testosterona en la fase folicular. Durante este tiempo, es probable que tengas más energía en general y un mayor deseo sexual.
- A mitad del ciclo llegamos a la fase ovulatoria, en la que el estrógeno alcanza su máximo, lo que provoca un pico de hormona luteinizante que estimula a los ovarios a liberar un óvulo para su posible fertilización. Tras la ovulación, los niveles de estrógeno y testosterona bajan y la progesterona comienza a aumentar.
- Entonces entramos en la fase lútea, siendo la progesterona la hormona dominante. En esta etapa, es probable que te sientas más analítica e introvertida, menos social.
¿Se agudiza mi olfato durante la menstruación?
La respuesta corta es sí. Si bien tu sentido del olfato no cambia realmente, tu sensibilidad a los olores sí puede hacerlo. A esto se le llama hiperosmia, y puede ocurrir por varias razones, incluyendo fluctuaciones hormonales. No sucede en todas las mujeres, pero muchas afirman volverse más sensibles a ciertos olores a medida que avanza el ciclo.
Algunas mujeres experimentan hiperosmia durante la ovulación, quizá para asegurar que están con una pareja adecuada en la ventana fértil. Muchas mujeres perciben olores que apenas son notados por otras personas en ese momento. Estudios muestran que la sensibilidad olfativa durante la ovulación influye en la elección de pareja o, si ya tienes pareja, en el nivel de atracción hacia esa persona. Investigaciones sobre el comportamiento de mujeres heterosexuales a lo largo del ciclo notaron que sus participantes se sentían más atraídas hacia hombres tradicionalmente masculinos en la ovulación. Sin embargo, esto no se cumplió en relaciones a largo plazo: los hombres con características más femeninas o paternas tenían mejores resultados en relaciones duraderas. Una explicación para esta curiosa observación es que, desde una perspectiva evolutiva, los genes dominantes y un protector fuerte favorecen a una mujer embarazada vulnerable, pero tras el nacimiento de la criatura, una pareja atenta y cariñosa aporta más beneficios.
Algunas mujeres afirman perder el interés por su pareja durante la ovulación, pero lo recuperan después. Esto podría atribuirse a un cambio en la percepción de las feromonas durante los días fértiles. Los hombres también son sensibles a esto. Estudios muestran que pueden percibir cuando una mujer ovula. Aunque no son conscientes de lo que ocurre, la mayoría de los hombres heterosexuales encuentra a una mujer especialmente atractiva durante la ovulación, por la misma razón por la que las mujeres muestran mayor deseo sexual y se sienten más atraídas por hombres masculinos—para asegurar el éxito reproductivo.
La sensibilidad olfativa puede cambiar nuevamente en la fase lútea. Varias mujeres informan ser más sensibles a los malos olores—los calcetines de la pareja, basura vieja en el cubo, o la comida de la vecina. Esto puede estar vinculado con la preparación del cuerpo para un posible embarazo. Una sensibilidad aumentada a los malos olores puede servir de protección a un feto en desarrollo contra alimentos en mal estado o peligrosos.
Sentido del olfato aumentado en el embarazo
Probablemente, el cambio más comentado en la percepción olfativa ocurre durante el embarazo, especialmente en el primer trimestre. Uno de los primeros signos de embarazo es una mayor sensibilidad al olfato. Algunas gestantes informan notar aromas a la distancia e incluso pueden saber qué ha comido otra persona para el almuerzo. Es común que las futuras madres sientan aversión por el olor del alcohol, humo de tabaco, pescado y carnes crudas, huevos, e incluso perfumes y productos para el cuerpo y la limpieza. Lógicamente, la hiperosmia en el embarazo puede causar pérdida de apetito, náuseas y vómitos—la manera natural de asegurar que el bebé esté a salvo de sustancias potencialmente dañinas.
¿Puede la perimenopausia causar hiperosmia?
La perimenopausia es la etapa en la que el cuerpo femenino inicia la transición a la menopausia. Suele comenzar a principios o mediados de los 40 (aunque para algunas puede empezar muchos años antes o después) y termina en un promedio de cuatro años (pero de 2 a 10 años tampoco es raro), con la menopausia—cuando has cumplido un año entero sin menstruación.
Muchas mujeres en la perimenopausia reportan cambios en el sentido del olfato y mayor sensibilidad a ciertos olores. La variación olfativa se vincula con la caída abrupta del estrógeno que ocurre en esta etapa. Las fluctuaciones hormonales pueden afectar los centros cerebrales encargados de procesar los olores y hacer que algunas mujeres perimenopáusicas experimenten fantosmia—olores inexistentes o alucinaciones olfativas. Por esto, algunas mujeres en la perimenopausia se preocupan excesivamente por su propio olor o reaccionan con fuerza ante el olor corporal ajeno cuando nadie más parece notarlo.
¿Qué otras condiciones pueden aumentar el olfato?
Aunque las hormonas pueden impactar hasta los más pequeños detalles de nuestra vida, a veces una sensibilidad olfativa aumentada tiene que ver con algún medicamento que estás tomando o es signo de que sucede algo en tu salud. Las condiciones que pueden afectar el olfato incluyen:
- Migranas: El 95% de quienes sufren migraña aseguran que los olores fuertes pueden desencadenar ataques. El olor de perfumes, humo de cigarrillo y ciertos alimentos o químicos pueden causar dolores de cabeza severos. Durante una crisis migrañosa también puedes volverte más sensible a ciertos olores, lo que a su vez puede aumentar el dolor o las náuseas.
- Enfermedades autoinmunes: La enfermedad de Addison, el lupus eritematoso sistémico (LES) y la diabetes tipo 1 pueden causar aumento de la sensibilidad a los olores o alteraciones en la percepción olfativa.
- Crisis epilépticas: Las personas que tienen epilepsia pueden experimentar fantosmia justo antes de un episodio—el cerebro hace que la nariz detecte olores que no existen.
- Medicamentos: Algunos antibióticos, antihistamínicos, fármacos para la tiroides y medicamentos para la presión pueden alterar el olfato y el gusto.
- Cánceres y tratamientos oncológicos: Ciertos tumores de cabeza y cuello, así como tratamientos dirigidos a esta zona, pueden provocar alteraciones en el olfato y gusto.
Palabras finales
Vale la pena reflexionar de vez en cuando sobre el mundo invisible de los olores. Comparado con muchos otros animales, la nariz no es nuestro principal órgano sensorial, pero aun así puede ejercer una influencia poderosa sobre nuestra seguridad, bienestar y relaciones sociales.
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