El cannabis y los diversos productos derivados de este están siendo implementados legalmente de forma paulatina tanto para usos recreativos como medicinales en muchos lugares del mundo. Sus propiedades analgésicas y relajantes convierten al cannabis en una alternativa atractiva para tratar el dolor menstrual y los síntomas relacionados con el SPM. Curiosamente, muchas mujeres reportan notar diferencias en el efecto producido por los productos de cannabis dependiendo de la fase del ciclo menstrual en la que se encuentren. Aunque la investigación sobre los efectos de los cannabinoides—las sustancias activas de la planta de cannabis—aún está en curso, es evidente que el ciclo menstrual tiene un efecto sobre cómo reacciona el cuerpo de la mujer ante las influencias externas, especialmente en el caso de sustancias potencialmente adictivas y psicoactivas.
Puede ser útil aprender más sobre cómo responde tu cuerpo al THC y al CBD según la fase de tu ciclo menstrual si utilizas productos de cannabis.
El cannabis es la sustancia psicoactiva más utilizada en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, más de 180 millones de personas de entre 15 y 64 años consumen marihuana recreativamente en todo el mundo. Además, su uso medicinal y de auto-medicación está en aumento, especialmente en áreas de alto desarrollo económico. El mayor número de “nuevas consumidoras” de marihuana recreativa en los últimos años es entre personas de 18 a 29 años.
Los cannabinoides son estructuralmente similares a los endocannabinoides, moléculas creadas de manera natural por el cuerpo humano. Existe una gran red de receptores cannabinoides (llamados así por la planta que permitió su descubrimiento) distribuidos por todo el cuerpo. El sistema endocannabinoide (SEC) es responsable de regular funciones importantes como el sueño, la memoria, la percepción y el control del dolor, y la alimentación. Los mismos receptores se activan al consumir marihuana.
Aunque existen múltiples razones por las que las personas deciden consumir sustancias psicoactivas, las investigaciones sobre los vínculos entre conductas adictivas y fases específicas del ciclo menstrual están revelando algunas correlaciones interesantes.
Veamos cómo funcionan estas sustancias y cómo el ciclo menstrual puede influir en sus efectos.
La planta herbácea anual del género Cannabis se considera comúnmente (aunque hay cierto debate sobre su clasificación) que incluye al menos tres especies: Cannabis sativa—una variedad alta, de hojas estrechas, que prospera en climas cálidos y secos y tarda más en madurar, Cannabis indica—una variedad más baja, cónica, de hojas más anchas, que crece bien en climas ligeramente más frescos y madura rápidamente, y Cannabis ruderalis—una variedad pequeña, más fibrosa, de bajo contenido de THC (menos del 3%), nativa de Europa Central y Oriental y Rusia. El cannabis también es conocido como cáñamo, aunque en Europa y Estados Unidos el cáñamo se define legalmente como el cannabis que contiene entre un 0,2 y 0,3% de THC según el país. El cáñamo probablemente fue una de las primeras plantas cultivadas. Hay evidencia que data del período pre-neolítico sobre el uso de semillas, aceite y fibra de cáñamo. La fibra se emplea de forma similar al lino para hacer cuerdas y tejidos. Actualmente, el cáñamo se usa para fabricar papel, bioplásticos, aislantes y biocombustibles.
La planta de Cannabis también contiene sustancias bioactivas y psicoactivas de manera notable. Tanto C. sativa como C. indica albergan cantidades significativas de estos compuestos en proporciones variables; se cultivan muchas variedades híbridas por sus distintos efectos.
En sánscrito el cannabis se denomina ganja. Otro nombre común es marihuana; esta palabra proviene del español mexicano (posiblemente a través del vocablo bantú mariamba importado junto con personas esclavizadas de África Central) y es un término coloquial para las hojas secas y cogollos de plantas maduras femeninas no polinizadas, apreciadas por sus efectos psicoactivos. El hachís (palabra árabe), o resina de cannabis, y el aceite de hachís, obtenido por extracción con solventes, son otras sustancias derivadas de la planta; ambas son mucho más potentes que la marihuana.
Las plantas de cannabis tienen más de 500 componentes químicos, de los cuales más de 60 se consideran compuestos cannabinoides activos. Las dos sustancias activas más conocidas presentes de manera natural en el cannabis son el CBD y el THC.
CBD, o cannabidiol, es uno de los compuestos activos de la planta. El CBD no posee propiedades psicoactivas. Ensayos clínicos han demostrado que puede ser eficaz en el tratamiento de algunas formas de epilepsia y otras afecciones médicas. El CBD suele venderse en cápsulas o disuelto en aceite para tratar dolor crónico, ansiedad, insomnio y problemas relacionados con adicciones. Es el ingrediente más habitual en suplementos alimenticios, snacks y otros productos que se venden legalmente como derivados del cáñamo. El CBD también se puede producir sintéticamente en laboratorio, aunque por ahora no es rentable hacerlo.
Aunque sus posibles efectos negativos incluyen irritabilidad y náuseas, en general se considera que el CBD es seguro para el consumo humano. No se ha demostrado que cause adicción o dependencia.
THC, o tetrahidrocannabinol, es el compuesto más controvertido. El THC es la sustancia que provoca la sensación de “colocón”. Suele absorberse al fumar; el humo es inhalado y retenido unos segundos para un mayor efecto. El THC accede al torrente sanguíneo y estimula al cerebro para liberar niveles inusualmente altos de dopamina, creando el efecto eufórico deseado. Estos efectos alcanzan su pico tras 15–30 minutos y disminuyen después de 2–3 horas.
Otros efectos secundarios inmediatos del THC incluyen reducción de la actividad, frío, deterioro de la memoria a corto plazo, alteraciones momentáneas en la percepción espacial y verbal y, desde luego, aumento del apetito. El subidón eufórico distorsiona la percepción del tiempo y del dolor.
El THC también puede consumirse en forma de comestibles—habitualmente galletas, gomitas u otros dulces. Cuando se absorbe por el sistema digestivo, los efectos no aparecen hasta pasados 30–60 minutos y pueden durar varias horas más que si es inhalado.
El THC puede utilizarse para tratar dolor, insomnio, ansiedad, pérdida de apetito y otras condiciones, pero no ha demostrado ser eficaz contra las convulsiones y las migrañas como sí lo ha hecho el CBD.
Los derivados del cannabis se han utilizado durante miles de años en diferentes partes del mundo. Hay pruebas de que las plantas de cáñamo se fumaban recreativamente en Asia Central hace al menos 8 000 años. Esta región es considerada el lugar de origen de la planta.
En las últimas décadas, las y los cultivadores han aprendido a seleccionar plantas con mayor concentración de THC. Las plantas comerciales actuales son de tres a cuatro veces más potentes que hace 20 años, y mucho más fuertes que las usadas por antiguas civilizaciones. La proporción entre THC y CBD también ha cambiado; cuanto más THC contiene la planta, menos CDB se observa.
Si eres adulta, puedes decidir qué sustancias consumir y cuándo hacerlo; sin embargo, la marihuana NO está recomendada si:
La marihuana sigue siendo un tema relativamente nuevo en la investigación científica, especialmente cuando se trata de la salud femenina. Hasta hace poco, la salud reproductiva femenina era rara vez tenida en cuenta al diseñar estudios, sobre todo porque el ciclo menstrual vuelve los resultados menos predecibles y más complejos de analizar. Por lo tanto, muchos estudios científicos no han aportado datos realmente fiables para las mujeres.
Varios estudios realizados en la década de 1980 investigaron el impacto del consumo de marihuana en la salud reproductiva femenina tanto en humanas como en otros animales. Los hallazgos de entonces siguen considerándose relevantes y coinciden con el entendimiento actual de que el consumo asociado a la auto-medicación aumenta durante las fases premenstrual y menstrual; esto se explica por el dolor e incomodidad—cólicos, cambios de humor, niebla mental y otros síntomas—que muchas mujeres experimentan en estas fases.
Algunas personas dedicadas a la medicina alternativa fomentan el consumo de marihuana en pequeñas dosis para tratar el SPM y trastornos menstruales. Si bien existen numerosos testimonios de que la marihuana ayuda a aliviar los cólicos menstruales, no existe evidencia científica sólida de que la marihuana tenga ese efecto. Más bien es probable que el efecto eufórico del THC enmascare el dolor causado por los cólicos, haciéndolo más llevadero a corto plazo.
El estrógeno es una de las hormonas más importantes para el desarrollo y mantenimiento del sistema reproductor femenino; también contribuye a la salud cognitiva, la salud ósea y la función del sistema cardiovascular. El estrógeno influye además en la forma en que el cuerpo procesa el THC.
Las mujeres y otras personas menstruantes producen naturalmente niveles elevados de estrógeno en dos momentos del ciclo menstrual. Durante la fase folicular (desde el inicio de tu periodo hasta la ovulación), el saco ovárico activo, o folículo, produce cantidades crecientes de estradiol (una forma de estrógeno). La producción de estradiol alcanza su máximo justo antes de la ovulación y después disminuye; esto desencadena la producción de LH y FSH, que a su vez activan la ovulación. Cuando el óvulo es liberado, el folículo se rompe y se transforma en el cuerpo lúteo, que ahora produce mucha progesterona y algo de estradiol, pero ya no tanto, con un pico que desciende a mitad de la fase lútea del ciclo.
Cuando los niveles de estrógeno son naturalmente altos, el cuerpo femenino está mejor preparado para gestionar el dolor y generalmente es más eficaz a la hora de controlar la ansiedad, el insomnio y otras condiciones. El estrógeno aumenta la sensibilidad al THC, por lo que cuando los niveles son altos una cantidad pequeña de THC resulta más potente. Irónicamente, cuando te sientes decaída de forma natural (la “tristeza lútea”) se requiere más THC para aliviar estos síntomas.
Recuerda que si utilizas anticonceptivos hormonales tus niveles hormonales serán relativamente estables durante el mes, así que el efecto del THC también se mantendrá estable.
Algunas personas reaccionan negativamente a la marihuana. Generalmente, esto se manifiesta como ansiedad a corto plazo, pensamientos negativos o sensaciones de paranoia. Los productos dominados por THC pueden empeorar la ansiedad y los cambios de humor durante la menstruación, pero los productos de CBD pueden utilizarse de forma segura para tratar el dolor menstrual.
Si se consume marihuana de manera regular, puede afectar la duración del ciclo menstrual y, potencialmente, la fertilidad. Un estudio de 2021 sobre los efectos del THC en el ciclo reproductivo femenino en primates no humanos mostró que, incluso después de un corto periodo de consumo regular de marihuana, los ciclos menstruales de las sujetas se volvieron irregulares.
Se ha demostrado que el consumo regular de marihuana alarga el ciclo menstrual y puede reducir la fertilidad. Las y los investigadores creen que esto depende de la dosis, es decir, a mayor consumo de THC, más probabilidad de presentar irregularidades menstruales. Algunos estudios han mostrado que las mujeres son más susceptibles a la dependencia del cannabis que los hombres, y desarrollan tolerancia más rápidamente.
Los efectos de los múltiples compuestos presentes en el cannabis aún no se han investigado lo suficiente. Actúa con precaución si usas tanto CBD como THC; ajusta la dosis según las necesidades de tu cuerpo y en función de la fase del ciclo en la que estés.
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