El ciclo menstrual es una de las principales fuerzas que determinan la salud y el bienestar de la mujer durante sus años reproductivos y mucho más allá. Aun así, solo recientemente quienes investigan han comenzado a tomar los periodos menstruales en cuenta a la hora de diseñar estudios; y en la vida cotidiana apenas estamos empezando a alejarnos del estigma asociado a la menstruación. Para reclamar la regla como una experiencia normal e incluso empoderadora, están surgiendo nuevos enfoques sobre cómo vemos el ciclo menstrual. Por ejemplo, comparar las fases del ciclo con las estaciones del año.
Para liberar a las mujeres de la vergüenza y la confusión a menudo asociadas a la regla, ahora se comparan las fases del ciclo menstrual con las estaciones del año. Esta y otras metáforas pueden ayudarnos a comprender mejor nuestros cuerpos y sus necesidades.
La idea de comparar el ciclo menstrual con las estaciones del año se popularizó gracias a la autora Maisie Hill en su libro de 2019 Period Power: Harness your Hormones and Get your Cycle Working for You. Tanto terapeutas de salud tradicionales como alternativas han sugerido formas de planificar conscientemente nuestras vidas en sintonía con las fases del ciclo, creando oportunidades para responder con más plenitud a lo que nuestro cuerpo necesita en cada momento.
Hemos publicado varios artículos sobre el ciclo mensual y sus diferentes fases. El primer día de tu periodo es el primer día de tu ciclo menstrual; la menstruación es seguida por la fase folicular, la ovulación y, finalmente, la fase lútea. Es útil conocer los cambios cíclicos en el cuerpo desencadenados por las variaciones hormonales en cada fase, pero sin un contexto más amplio este conocimiento puede parecer teórico y difícil de aplicar en la vida diaria. Por supuesto, para quien menstrua, las fases del ciclo mensual SON el día a día. Enmarcar estas experiencias dentro de una metáfora holística brinda un contexto útil para comprender los cambios hormonales y qué significan para cada una de nosotras.
Las autoras y profesionales de la salud que recomiendan este punto de vista no se enfocan en el ciclo menstrual solo como un vehículo para la fertilidad. Aunque la ovulación y su función esencial de crear las condiciones para el embarazo sea la razón principal evolutiva del ciclo reproductivo femenino, el ciclo genera muchos otros efectos en el cuerpo e impacta los niveles de energía y los estados mentales/emocionales de la mujer, así que comprender mejor el ciclo menstrual es beneficioso para todas, punto.
Esta nueva y popular metáfora compara cada una de las cuatro fases del ciclo menstrual con una estación del año, empezando por el invierno. (En algunos artículos se describe el ciclo menstrual con tres fases. En este modelo, la menstruación se considera aparte de la fase folicular.)
En un ciclo promedio de 28 días, la menstruación dura aproximadamente los primeros 7 días. Los niveles de progesterona, estrógeno y testosterona están bajos. Falta energía, puedes sentirte irritable y lidiar con cólicos menstruales y dolores de cabeza. Como ahora tienes poco estrógeno, tu cuerpo dispone de menos recursos para combatir el dolor y enfrentarse a las molestias.
Esta fase se compara con el invierno, cuando el cuerpo funciona más lento, necesitas más descanso y te puedes sentir fácilmente abrumada. Y, como en invierno, puedes estar más a gusto quedándote en casa y arropándote con una bebida caliente. Es el momento para ejercicios suaves y paseos tranquilos en vez de entrenamientos de alta intensidad.
Una vez termina el sangrado, los niveles de estrógeno y testosterona comienzan a subir. La hormona foliculoestimulante (FSH) hace que los folículos maduren en uno de tus ovarios. Se abre la ventana fértil. Vuelven la energía y la motivación. Aumenta tu interés por socializar.
Aún faltan muchos días para que tus niveles hormonales bajen de nuevo, así que este es un buen momento para implementar nuevos hábitos saludables y animarte a rutinas de ejercicio más exigentes.
Durante los pocos días que rodean la ovulación te encuentras en tu punto más alto. Los niveles de estrógeno alcanzan su pico, elevando tu ánimo y ofreciendo gran protección frente al dolor físico, mental y la irritabilidad. Estás activa y motivada.
Enfrentar tareas difíciles en el trabajo y en casa, y desenvolverte en encuentros sociales, es mucho más fácil en el verano. Al igual que un hermoso verano inspira apertura y conexión, tus ovarios están listas para el romance y tu deseo sexual sube. Todo tu cuerpo dice: ¡estás en tu máxima fertilidad! Pero, como siempre, si no quieres quedarte embarazada, usa protección durante las relaciones sexuales, sin importar lo mucho que esté fluyendo el momento.
Tras sentirte tan bien unos días, si el óvulo no ha sido fecundado el ciclo continúa y los niveles hormonales empiezan a bajar poco a poco. Hay un pequeño segundo pico de estrógeno a mitad de esta fase, pero normalmente es cuando la mayoría de las mujeres comienzan a tener síntomas premenstruales. El cuerpo se vuelve más vulnerable al dolor; los pechos pueden estar más sensibles y pueden volver los dolores de cabeza. Además, te vuelves más sensible a las emociones y situaciones emocionales conforme baja el estrógeno.
En otoño toca tomarse las cosas con más calma y prepararse para el invierno. Reconoce cómo te encuentras. ¿Te cansas más rápido? ¿Tienes más hambre? Cuando sabes qué suele ocurrir en estos días, también sabrás si algo se sale de lo habitual. Si tienes síntomas diferentes a los de siempre, o un SPM muy fuerte, coméntalo con tu médica. No ignores tus molestias como si fueran otro síntoma más con el que tienes que lidiar; podrías mejorar adoptando algunos pequeños cambios de estilo de vida o abordando problemas de salud más serios.
Entre los beneficios de prestar atención a tu ciclo están detectar con más rapidez si algo va mal con tu salud y poder planificar qué hacer y cuándo para mejores resultados: ejercicio, eventos sociales, trabajo intenso, descanso... Si sabes lo que hacen tus hormonas, te sentirás más tranquila con lo que experimentas.
Una crítica a este enfoque resalta que el ciclo menstrual se ha usado durante milenios para limitar y excluir a las mujeres. ¿No están el feminismo y la visión moderna de que mujeres y hombres somos igual de capaces en oposición a la idea de que los periodos limitan o debilitan a la mujer? Parece que admitir que en ciertos momentos del mes podemos tener altibajos físicos, mentales o emocionales da fuerza a estas ideas anticuadas. Pues sí y no.
Estas ideas pueden integrarse en distintos grados. Algunas mujeres pueden optar por una interpretación radical, planificando todo — reuniones, vacaciones — según su fase del ciclo. Puede ser un experimento interesante y valioso, pero organizar toda la vida alrededor de los cambios hormonales no es viable ni necesario para todas.
Esta metáfora no tendrá sentido para todo el mundo. No todas experimentan cambios drásticos de energía, ánimo y motivación. Quienes utilizan anticonceptivos hormonales tampoco experimentarán las fases del ciclo de esta forma, ya que los niveles hormonales se mantienen estables durante todo el mes.
Y millones de personas cuyos periodos son irregulares o que conviven con condiciones que alteran el ciclo, como el síndrome de ovario poliquístico, pueden encontrar que este enfoque "conecta con tu Diosa interior" no representa en absoluto su experiencia.
Sin embargo, todos los seres humanos, incluidos los varones, experimentan cambios hormonales que influyen en cierto grado en el ánimo, la percepción del dolor y el comportamiento. La menstruación es solo uno de los muchos factores que influyen en nuestro cuerpo. Comprendiendo el tuyo —y la forma en que el ciclo menstrual modela tu experiencia— estarás mejor preparada para responder a sus necesidades.
Sea o no útil la metáfora de las estaciones para ti, recomendamos a todas las personas que menstrúan llevar un registro de su ciclo. Cuando conozcas el ritmo de tu ciclo, también será más fácil aceptar y convivir en paz con los cambios que experimentas.
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