La ovulación es, en muchos sentidos, el punto culminante del ciclo menstrual. La fertilidad alcanza su máximo, al igual que la capacidad del cuerpo para resistir el dolor. Estás en tu mejor momento tanto mental como físicamente. ¿Por qué, entonces, muchas mujeres reportan experimentar ansiedad durante la ovulación?
La mayoría de los aspectos del ciclo menstrual están directamente ligados a las hormonas. Si bien las emociones que experimentas están integradas con tu personalidad, factores genéticos y psicológicos, y estilo de vida en general, también se ven influidas por los altibajos hormonales intrínsecos al ciclo menstrual, los cuales aseguran que el cuerpo esté preparado para la reproducción. Esto incluye sentimientos negativos como la ansiedad.
La Asociación Americana de Psicología define la ansiedad como una emoción caracterizada por sentimientos de tensión, pensamientos de preocupación y cambios físicos como el aumento de la presión arterial. La mayoría de las personas, independientemente de su edad o género, reportan experimentar ansiedad de vez en cuando, y se estima que un 20% de las estadounidenses sufren de trastorno de ansiedad.
Es normal experimentar la gama completa de emociones humanas mientras avanzamos en la vida, pero la mayoría estaríamos de acuerdo en que la ansiedad persistente puede interferir seriamente con la calidad de vida.
Al sentir ansiedad, tu cuerpo manifestará síntomas como:
Para muchas de nosotras, la ansiedad se manifiesta en situaciones sociales; la aprensión y el malestar pueden intensificarse al interactuar con otras personas. La ansiedad social es una condición mental común, pero aun así puede ser difícil de superar. La genética y los factores ambientales, como haber sufrido acoso anteriormente, influyen en cómo manejamos la ansiedad.
En las mujeres, el ciclo menstrual puede contribuir significativamente a cómo nos sentimos. Todos conocen el temido SPM, cuando muchas nos sentimos ansiosas e irritables, pero puede sorprender que también haya reportes de ansiedad elevada durante las 16–32 horas que dura la ovulación.
Existen varias posibles explicaciones para ello, entre ellas la avalancha hormonal, el aumento de la libido, el miedo a un embarazo y un inicio prematuro del SPM.
Siempre es útil repasar cómo funciona el ciclo menstrual. Lo relevante aquí es que el estrógeno y la progesterona alcanzan su punto máximo durante la ovulación para preparar el cuerpo para un posible embarazo. Aproximadamente a mitad del ciclo, el aumento del estrógeno estimula la producción de la hormona luteinizante (LH), que desencadena la ovulación, es decir, la liberación de un óvulo de uno de los dos ovarios; el estrógeno también se asocia con mayor energía.
Entre otras funciones, la progesterona aumenta la libido, mejora el estado de ánimo, eleva la energía y facilita la implantación de un óvulo fecundado en el revestimiento uterino. Además, la progesterona contrarresta los efectos de las hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina.
Aunque la presencia de progesterona ayuda al cuerpo a manejar el estrés, también requiere que el cuerpo produzca una mayor cantidad de hormonas del estrés para que empieces a notarlo.
En este contexto, podemos teorizar que la ansiedad podría surgir por dos razones distintas relacionadas con las “hormonas sexuales”. Si bien la progesterona ayuda al cuerpo a enfrentar el estrés, también hace que necesites una mayor cantidad de hormonas del estrés para darte cuenta de ello. Si enfrentas una situación desafiante durante la ovulación, puede que tu cuerpo tarde más en asimilar cómo te sientes realmente, sorprendiendo con un nivel de estrés y ansiedad inusualmente alto.
Aun sin complicaciones adicionales, tanto el estrógeno como la progesterona pueden aumentar la energía; si tu cuerpo produce más cantidad de lo normal de una o ambas, puedes sentirte agitada debido a tener “demasiado de algo bueno”. Intenta canalizar esa energía con ejercicio o actividades sociales, pero cuida de tu bienestar y no te sobrecargues.
La ovulación es esa ventana dorada en tu ciclo en la que te sientes más lista para el sexo. Durante este tiempo tu apetito sexual puede ser muy intenso, dejándote en un estado de alerta. Si tu libido suele ser más baja el resto del mes, la intensidad del deseo sexual durante la ovulación puede pillarte desprevenida.
Sin importar tu estado civil, la expectativa del sexo y las interacciones sociales previas pueden ser muy estimulantes, pero no siempre fáciles de concretar. De repente, sentirte muy excitada en el trabajo o en clase puede ponerte ansiosa.
Aunque no es tan evidente como la erección en los hombres, la excitación sexual en las mujeres es un proceso complejo que afecta todo el cuerpo. Conviene familiarizarte con las reacciones de tu cuerpo cuando estás lista para el sexo y disfrutar la experiencia.
Si tienes sexo pene-vagina, recuerda usar protección si no deseas quedar embarazada. Es fácil olvidarlo en el calor del momento, cuando la ovulación intensifica tu excitación. Al fin y al cabo, para eso tu cuerpo está preparado en ese preciso instante.
Durante la ovulación, algunas mujeres reportan sentirse intensamente atraídas por hombres diferentes a los que normalmente les gustan, pero hay pocos estudios sobre este fenómeno.
Esta explicación aplica para las parejas que buscan activamente concebir, ya que para ellas la ovulación es el momento más importante del mes.
Como se mencionó antes, de los aproximadamente 28 días del ciclo menstrual, la ovulación sólo dura alrededor de un día. Es una pequeña ventana en la cual la mujer está en su punto de mayor fertilidad y experimenta todas las sensaciones asociadas a este estado. Si deseas quedarte embarazada, haz un seguimiento de tu ciclo durante varios meses, hasta poder predecir con cierta exactitud cuándo ocurre la ovulación; en la mayoría son aproximadamente el día 15 del ciclo.
Actualmente las apps de menstruación permiten registrar no sólo el sangrado, sino también decenas de síntomas físicos, estado de ánimo, apetito, vida sexual, métodos anticonceptivos, y lo más importante para identificar la ovulación—tu temperatura corporal y la consistencia del moco cervical. Al ingresar esta información, la app comenzará a predecir los días de menstruación y ovulación según los datos de ciclos previos. Así, en unos meses puedes determinar con bastante precisión el día de tu ovulación.
Las parejas que buscan concebir tienen relaciones sexuales con el propósito de crear un bebé. El sexo en sí ya es impredecible, y sumarle una misión puede suponer una carga psicológica considerable para ambas personas. Si hay personal médico supervisando la fertilidad, es común tener además que considerar cosas como restricciones alimentarias, remedios naturales o medicamentos, y rutinas o posiciones sexuales que podrían facilitar la concepción. Todo esto puede resultar agotador, especialmente si llevan tiempo intentándolo.
Intenta relajar la meta y volver a disfrutar del proceso. Aprecia a tu pareja y recuerda de qué se trata todo esto.
Dado que la ovulación dura en promedio sólo 24 horas, es muy posible que el día que esperas estar ovulando ya hayas comenzado la fase lútea de tu ciclo menstrual, lo que significa que el SPM está iniciando.
La ansiedad y la irritabilidad son muy frecuentes en la fase premenstrual y las experimenta, en cierta medida, casi toda persona que menstrúa. Sin embargo, no todas tienen un ciclo regular.
El ciclo puede alterarse por estrés laboral o familiar, por un cambio en la dieta, o por una variedad de factores físicos, psicológicos o ambientales que afectan las hormonas y el bienestar general. Lleva un registro de tu ciclo y de los síntomas que experimentes para conocer cómo éste afecta tu estado de ánimo con el tiempo.
El trastorno disfórico premenstrual, o TDPM, también puede hacer que los síntomas intensos del SPM aparezcan tempranamente en la fase premenstrual.
Si notas que te sientes ansiosa durante la ovulación varios meses seguidos, intenta registrar tus síntomas para ver si siguen un patrón o se asocian a alguna circunstancia en tu vida. Una ginecóloga, médica general o especialista en salud pueden ayudarte a monitorear tus niveles hormonales y analizar otras condiciones de salud que puedan estar causando tus síntomas.
Si la causa de tu ansiedad es más psicológica que física, la terapia cognitivo-conductual puede ayudarte a comprender tus patrones emocionales y desarrollar hábitos que hagan que las emociones difíciles sean más manejables.
Mejorar el equilibrio entre trabajo y vida personal y prestar atención a la higiene del sueño puede marcar una gran diferencia, y existen muchas técnicas de relajación que pueden ayudar a reducir la ansiedad con solo practicar un poco a diario. Algunas de ellas son:
Un ejercicio común para gestionar la ansiedad es el método 5-4-3-2-1. Cuando te sientas inquieta y fuera de lugar, cierra los ojos, respira profundo y lleva tu atención a tu cuerpo por un momento. Luego, abre los ojos, mira a tu alrededor y nombra (en voz alta o en tu mente) cinco cosas que puedes ver (ventana, mesa, gato…); cuatro cosas que puedes oír (auto pasando, la lavadora…); tres cosas que puedes sentir (tus manos en el regazo, tus pies en los zapatos, tu espalda en la silla…); dos cosas que puedes oler (café, flores en la mesa, tus calcetas de gimnasio…); y una cosa que puedes saborear (una galleta con chispas de chocolate o simplemente tu lengua).
Esta técnica de conciencia plena utiliza la atención a los sentidos para cambiar el foco del estrés y la ansiedad al momento presente. Sé amable contigo misma mientras navegas el mundo cambiante, y lleva registro de tu ciclo menstrual para comprender cómo tu cuerpo responde a los cambios y qué necesita para sentirse en calma.
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