¿De dónde vienen las niñas y los niños? Tarde o temprano todas las madres y padres reciben esta pregunta. Hay muchas formas diferentes de explicar el complejo proceso de crear una nueva vida a una niña o niño, pero nuestra respuesta es breve y precisa: las niñas y los niños vienen del útero.
¡No hay otro órgano en el cuerpo humano tan flexible y cambiante como el útero! A lo largo de un embarazo puede expandirse del tamaño de una gran ciruela al de una sandía, y luego volver a la normalidad después del parto.
El útero, o matriz, es parte del sistema reproductor femenino—único de las mujeres. Este órgano hueco se encuentra dentro de la pelvis, con forma de pera invertida.
El útero es un órgano de paredes gruesas, especialmente elástico y muscular. Aquí es donde crece el feto (bebé en desarrollo) cuando el óvulo de una mujer es fertilizado por el esperma de un hombre y se implanta en la pared uterina.
El útero se sitúa entre la vejiga urinaria por delante y el colon sigmoide por detrás.
El cuerpo del útero (corpus uteri) incluye:
La pared uterina está compuesta por tres capas:
El cuello uterino o cérvix también consta de varias partes:
Si ningún óvulo fertilizado se ha implantado en la pared del útero, cada mes el endometrio se descompone y se expulsa del cuerpo como el flujo de la menstruación y empieza a formarse una nueva capa.
El útero tiene tres funciones principales que favorecen el desarrollo del bebé:
El útero crece notablemente durante el embarazo. Durante el primer trimestre, el útero alcanza el tamaño de una toronja y cabe dentro de la pelvis.
En el segundo trimestre, el útero crece hasta el tamaño de una papaya y deja de caber en la pelvis—el borde superior llega a la mitad entre el ombligo y los senos.
A medida que el útero crece, desplaza otros órganos internos y ejerce presión sobre los músculos y ligamentos circundantes. Esto puede provocar algunas molestias y dolores menores, pero son completamente normales.
El útero en crecimiento también presiona los vasos sanguíneos, haciendo que las piernas de algunas mujeres se hinchen, presiona la vejiga (por lo que se orina más a menudo) y además presiona el sistema respiratorio y el corazón, dificultando la respiración y el movimiento.
Si una mujer está embarazada de gemelos o múltiples, el útero se estirará y crecerá aún más rápido.
Durante el tercer trimestre, el útero alcanza el tamaño de una sandía. A término—cuando el bebé está totalmente desarrollado—el útero se extiende desde la zona púbica hasta la caja torácica. A medida que el cuerpo se prepara para el parto, el bebé desciende en la pelvis y el cuello uterino comienza a dilatarse para que los músculos uterinos puedan empujar a la criatura hacia el mundo.
Después del parto, el útero volverá gradualmente al tamaño, forma y posición que tenía antes del embarazo. Este proceso se llama involución y suele durar unas 6 semanas.
Muchos padecimientos médicos pueden afectar al útero, como pólipos, endometriosis, miomas o cáncer. Algunos causan dolor y molestias que normalmente se sienten en la zona pélvica y el abdomen bajo. Los dolores más intensos se pueden irradiar hacia el medio abdomen o la parte baja de la espalda. Otros síntomas relacionados con diversos problemas uterinos incluyen reglas irregulares y dificultad para quedar embarazada. Si experimentas alguno de estos síntomas es importante consultar a una doctora o doctor para un diagnóstico, ya que algunas causas son muy serias, mientras que otras tienden a resolverse solas.
Útero en retroversión—también conocido como útero inclinado o en retroflexión—es un útero que se curva hacia atrás en vez de hacia adelante desde el cuello uterino. Aproximadamente una de cada cuatro mujeres tiene el útero en retroversión.
En el pasado, se pensaba que tener el útero en retroversión contribuía a la infertilidad, pero ahora se sabe que la posición del útero no impide que los espermatozoides lleguen al óvulo.
En ocasiones, el tejido cicatricial derivado de la endometriosis, infecciones o cirugías previas puede inclinar el útero más bruscamente. Aunque esto puede dificultar el encuentro entre el óvulo y el espermatozoide, seguiría siendo posible concebir. De todos modos, en estos casos puede ser útil consultar a una especialista en fertilidad.
Un mioma o fibroma es un crecimiento benigno, o engrosamiento local del miometrio. Los miomas suelen provocar sangrado menstrual abundante.
Existen tres tipos principales de miomas:
Normalmente son tumores pequeños y benignos, pero pueden causar sangrado intermenstrual, anormal o después de la menopausia. Puedes tener uno o varios pólipos uterinos. Los pólipos aparecen frecuentemente durante la perimenopausia, ya que el endometrio deja de renovarse regularmente cada mes. Suelen permanecer dentro del útero, pero a veces pueden deslizarse a través del cuello uterino hasta la vagina. Los pólipos pequeños y asintomáticos muchas veces desaparecen por sí solos.
Si los pólipos crecen y causan problemas, la medicación puede ser una solución temporal pero la extirpación quirúrgica es más efectiva.
Hiperplasia endometrial es el engrosamiento anormal del endometrio. Puede deberse a un desequilibrio hormonal temporal pero también indicar un estado precanceroso.
Los síntomas de la hiperplasia endometrial incluyen sangrado entre las reglas o menstruaciones muy abundantes. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para la hiperplasia y su evolución al cáncer de endometrio. La masa grasa produce un exceso de estrógenos en comparación con la progesterona. Este desequilibrio hormonal estimula la sobreproducción de tejido endometrial. Las mujeres con tendencia a sobrepeso u obesidad pueden realizarse ecografías vaginales regulares para controlar esta condición.
Endometriosis es una enfermedad inflamatoria crónica caracterizada por el crecimiento de tejido endometrial fuera del útero. Adenomiosis ocurre cuando la endometriosis se desarrolla dentro de los músculos uterinos. Esto causa dismenorrea severa—reglas abundantes y dolorosas que empeoran cada mes. La endometriosis afecta aproximadamente a una de cada diez mujeres en edad fértil y puede comenzar ya en la pubertad.
¿Qué hacer? Las médicas suelen recetar anticonceptivos orales, que interrumpen el ciclo menstrual, permitiendo al útero descansar y aliviar los síntomas. Recuerda que algún dolor menstrual es normal. Si tienes preguntas sobre lo que experimentas, consulta sin dudar con tu médica o ginecóloga.
Cáncer de cuello uterino es una enfermedad prevenible. Existe una vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), presente en la mayoría de células cancerosas cervicales, desarrollada en la década de 1990 y actualmente ampliamente disponible. La prueba de Papanicolaou, en la que se toma una muestra de células del cuello uterino, puede detectar alteraciones celulares relacionadas con la infección por VPH. Tales alteraciones se llaman displasia y no causan molestias ni síntomas. Realizar citologías regularmente (una vez cada tres años) es la mejor manera de detectar la displasia.
También es importante saber que la displasia no se transforma en cáncer de un día para otro. Este proceso tarda años. Acude regularmente a la ginecóloga para detectar y prevenir cambios no deseados.
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