La endometriosis es una afección ginecológica causada por la presencia de células endometriales fuera del útero. Es conocida como una de las principales causas de infertilidad en mujeres. Aunque no tiene cura conocida, existen múltiples opciones de tratamiento para combatir los síntomas.
La endometriosis es una afección a menudo dolorosa que afecta a millones de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, existe una falta de información entre el público general y pueden pasar años y muchas consultas para recibir un diagnóstico preciso. Esto se debe en parte a la normalización y minimización del dolor femenino.
Cada mes, el revestimiento del útero de una mujer—el endometrio—se engrosa en preparación para un posible embarazo. En ausencia de un óvulo fertilizado, este revestimiento se elimina como sangre menstrual. Una mujer que sufre de endometriosis presenta tejido similar al endometrial creciendo fuera del útero. Este tejido actúa igual que el endometrio uterino: se engrosa, se desintegra y se elimina con cada ciclo menstrual, pero como no tiene vía de salida, queda atrapado en el cuerpo. Esto puede causar lesiones, nódulos o quistes, así como inflamación, lo que puede conllevar a la formación de cicatrices fibrosas y adherencias que conectan órganos vecinos.
La endometriosis afecta principalmente a mujeres, aunque en raras ocasiones también se ha documentado en hombres. Existen al menos veinte casos reportados de endometriosis masculina en los que se halló tejido anómalo similar—principalmente adherido a la vejiga, la pared abdominal baja y la región inguinal.
La endometriosis puede causar una variedad de síntomas, sin embargo, la gravedad de los síntomas no siempre indica la seriedad de la condición.
El síntoma más común es el dolor, que incluye:
Otros síntomas incluyen:
A pesar de ser un problema común y persistente, aún no se comprende con claridad qué causa la endometriosis. Muchas mujeres reportan no ser tomadas en serio cuando relatan sus síntomas. Esto provoca retrasos en el diagnóstico y sufrimiento prolongado. Aunque persisten algunos prejuicios entre profesionales de salud, la situación está mejorando de forma paulatina.
Las posibles causas incluyen:
La endometriosis suele desarrollarse varios años después del inicio de la menstruación. Se cree que el riesgo es mayor en mujeres que comienzan a menstruar a edades tempranas. La duración e intensidad del ciclo menstrual también pueden estar vinculadas al desarrollo del trastorno, pero se necesitan más investigaciones.
Algunas condiciones agravan la endometriosis, mientras que otras pueden aliviar temporalmente los síntomas. Por ejemplo, un sistema inmunitario debilitado puede ser incapaz de reconocer y destruir los tejidos similares al endometrial que crecen fuera del útero, permitiendo su proliferación. Niveles elevados de estrógeno o una mayor exposición a lo largo de la vida a esta hormona producida por el cuerpo se consideran también factores de riesgo.
Por otro lado, los síntomas suelen atenuarse temporalmente durante el embarazo y las mujeres que han dado a luz presentan menor riesgo de desarrollar el trastorno. Experimentar la menopausia a una edad más avanzada (60–65 años) incrementa el riesgo de endometriosis porque el cuerpo continúa produciendo estrógeno, pero los síntomas tienden a desaparecer completamente tras la menopausia.
El efecto secundario más habitual de la endometriosis es la infertilidad. Esto puede presentarse de varias formas: daño en las trompas de Falopio, alteraciones hormonales, inflamación pélvica, adherencias, un sistema inmunitario debilitado o daño en los óvulos.
Aun así, muchas mujeres con endometriosis logran concebir y llevar un embarazo a término. Dado que la condición puede empeorar con el tiempo, una mujer joven tiene más probabilidades de un embarazo exitoso.
La endometriosis en sí es benigna, aunque se han detectado vínculos entre endometriosis y cáncer de ovario. Aunque es poco frecuente, pueden desarrollarse adenocarcinomas asociados a la endometriosis posteriormente en la vida.
La endometriosis puede permanecer sin tratamiento durante años si no se diagnostica correctamente. Existen algunas pruebas que pueden ayudar a identificar la presencia de endometriosis.
Durante el examen pélvico, la ginecóloga revisa si existen anomalías en la pelvis, como quistes o cicatrices. Las áreas pequeñas de endometriosis pueden pasar desapercibidas salvo que hayan causado la formación de un quiste.
Ecografía utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para crear imágenes internas del cuerpo. Para obtenerlas, se emplea un transductor que se coloca contra el abdomen o se introduce en la vagina. Para una visión completa de los órganos reproductores, pueden emplearse ambos tipos de ecografía. Esta prueba de imagen estándar no proporciona un diagnóstico definitivo, pero puede identificar quistes asociados a la endometriosis, llamados endometriomas.
La resonancia magnética utiliza campos magnéticos y ondas de radio para obtener imágenes detalladas de órganos y tejidos internos. Puede ser útil para planificar cirugías, brindando información sobre la localización y tamaño de los implantes endometriales.
Laparoscopía es una técnica quirúrgica y la única forma de tener plena certeza sobre la presencia de endometriosis. Durante la laparoscopía, la cirujana realiza una pequeña incisión cerca del ombligo e introduce un instrumento delgado (laparoscopio) para identificar tejido endometrial fuera del útero.
La laparoscopía revela la ubicación, extensión y tamaño de los implantes endometriales. La cirujana puede extraer una muestra para análisis adicionales. A menudo, con la planificación apropiada, es posible extirpar toda la endometriosis durante la laparoscopía.
Un paso esencial para aliviar los síntomas de la endometriosis es mantener un estilo de vida saludable. Muchas mujeres con dolor pélvico crónico encuentran alivio en la actividad física regular.
Algunos alimentos pueden empeorar los síntomas, por ejemplo:
Los analgésicos de venta libre como ibuprofeno o naproxeno suelen recomendarse para aliviar los síntomas.
Otra opción es la terapia hormonal.
Las fluctuaciones hormonales del ciclo menstrual hacen que el tejido endometrial se engrose, se desintegre y se elimine. La medicación hormonal puede frenar el crecimiento del tejido endometrial e impedir el desarrollo de nuevo tejido. Sin embargo, no es una solución definitiva—cuando se interrumpe el tratamiento, los dolores suelen regresar.
La combinación de analgésicos y terapia hormonal puede ser eficaz para aliviar o eliminar el dolor provocado por la endometriosis. No obstante, esta opción no se recomienda si deseas quedar embarazada.
Los anticonceptivos hormonales (píldoras, anillos vaginales o parches) ayudan a controlar las hormonas responsables de la acumulación del tejido endometrial. Muchas mujeres reportan reglas más ligeras y cortas al usarlos. Los regímenes continuos, en particular, pueden reducir o eliminar el dolor.
Los agonistas y antagonistas de la hormona liberadora de gonadotropina (Gn-RH) son fármacos que bloquean la producción de hormonas ováricas, reducen los niveles de estrógeno y previenen la menstruación. Esto causa que el tejido endometrial reduzca su tamaño. Como estos medicamentos inducen una menopausia artificial, tomar una dosis baja de estrógenos o progestágenos junto a ellos puede disminuir los efectos secundarios de la menopausia (sofocos, sequedad vaginal, disminución de la densidad ósea). Tras suspender el tratamiento, la menstruación y la fertilidad suelen restablecerse.
Se dispone de diferentes terapias con progestágenos—inyecciones anticonceptivas, implantes, DIU con levonorgestrel o píldoras de progestágeno—que pueden frenar la menstruación y con ello el crecimiento de los implantes endometriales, aliviando los síntomas.
Los inhibidores de la aromatasa son medicamentos que reducen la producción de estrógeno en el cuerpo. La ginecóloga puede recomendar su uso junto a progestágenos o anticonceptivos hormonales combinados para tratar la endometriosis.
La cirugía suele recomendarse si los analgésicos no logran aliviar los síntomas o si la paciente no puede tomar la medicación recomendada. En casos más severos, especialmente si la condición afecta intestino, vejiga, uréteres o nervios pélvicos, la cirugía es la alternativa sugerida.
Se prefiere la cirugía si:
La ginecóloga puede realizar una laparoscopía o, en casos graves, cirugía abdominal tradicional. La mayoría de las pacientes pueden tratarse con cirugía laparoscópica.
Como sucede con cualquier afección, la mejor oportunidad de recuperación es con un diagnóstico precoz. Los controles regulares y una buena ginecóloga pueden colaborar en esto. La endometriosis puede ser difícil de manejar y encontrar el tratamiento más adecuado puede llevar tiempo, pero conocer las opciones disponibles es el primer paso fundamental.
Puedes llevar el seguimiento de tu ciclo usando WomanLog. Descarga WomanLog ahora: