Aunque las cosas han comenzado a mejorar, a las mujeres todavía se les descarta e incluso ridiculiza con demasiada frecuencia por quejas de salud como el dolor y el cansancio. No importa lo que diga la sociedad, estos sentimientos no deberían formar parte de la vida cotidiana. Dos condiciones crónicas que a veces subyacen al dolor y al cansancio persistentes cuando no hay otras enfermedades presentes son la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica.
Son dos afecciones distintas, aunque a veces ocurren al mismo tiempo. La fibromialgia se caracteriza por dolor generalizado e inexplicable en todo el cuerpo, mientras que el síndrome de fatiga crónica, como su nombre indica, provoca un cansancio excesivo. Las condiciones son similares en que ambas son elusivas: se presentan como síntomas vagos y duraderos sin una causa clara. Y se diagnostican con mucha más frecuencia en pacientes femeninas que en sus homólogos masculinos.
El dolor y la fatiga son síntomas extremadamente comunes que acompañan a la mayoría de los padecimientos, desde el estrés común hasta el cáncer que pone en peligro la vida. Cuando un síntoma se vuelve crónico, los estímulos de dolor permanecen en el cuerpo incluso después de que la lesión física se haya curado. Sin embargo, eso no significa que esté “todo en tu cabeza”.
Tanto la medicina moderna como los profesionales holísticos han comprendido que estos síntomas aparentemente menores pueden ser extremadamente complejos. Cuando persisten por períodos prolongados e interfieren con tus actividades diarias, no existe tal cosa como “solo” dolor o “solo” cansancio. Y sentirse fatal definitivamente no es “solo una parte inevitable de ser mujer”. Demasiado a menudo estos síntomas se atribuyen al síndrome premenstrual y no se investigan en profundidad.
Hemos escrito sobre varios tipos de dolor y cansancio y sobre diferentes condiciones que pueden causar estos síntomas. El malestar es la forma en la que tu cuerpo te avisa que algo está mal y debería ser atendido para que puedas sentirte mejor.
Al tratar con dolor o cansancio crónicos, es fundamental realizar un análisis de sangre. Los resultados indicarán qué otras pruebas diagnósticas deben realizarse para descartar posibles enfermedades y factores externos. Si no se encuentra una causa con el tiempo, algunas médicas pueden desestimar los síntomas. Sin embargo, si sigues sintiendo efectos debilitantes, por muy vagos que sean, sigue buscando otras causas y modos de mejorar tu calidad de vida.
Tanto la fibromialgia como el síndrome de fatiga crónica son descubrimientos relativamente recientes. El síndrome de fatiga crónica fue descrito por primera vez a finales de la década de 1980, y la fibromialgia recién en los años 1990. Ambas afecciones siguen siendo algo controvertidas. No todas las médicas coinciden en sus características, e incluso en su existencia. Sin embargo, experimentar dolor y cansancio a largo plazo sin dudas perjudica el bienestar de cualquier persona. La buena noticia es que los síntomas reportados por la paciente son ahora considerados información valiosa, algo que no siempre sucedía. Los resultados positivos o indeterminados en pruebas ya no son suficientes para ignorar la experiencia de la paciente.
La fibromialgia, o síndrome de fibromialgia (SFM), es una afección común en la que la paciente experimenta dolor crónico generalizado, niebla mental, sueño deficiente y agotamiento general sin causa evidente. Se cree que entre el 2 y el 4% de la población mundial tiene esta condición.
Algunos de los síntomas más comunes de la fibromialgia incluyen:
El dolor se considera generalizado cuando se localiza en los lados izquierdo y derecho y en las partes superior e inferior del cuerpo. El término “dolor crónico generalizado” se usa a veces como sinónimo de “fibromialgia”. No existen pruebas diagnósticas concluyentes para identificar la fibromialgia, ya que se asemeja y se superpone a muchas otras afecciones. Para que a una paciente se le diagnostique fibromialgia, debe reportar varios de los síntomas mencionados durante un periodo prolongado.
Se piensa que las principales causas de la fibromialgia son factores genéticos, y ciertos desencadenantes ambientales o psicológicos que pueden activar la condición, incluyendo:
Si una persona tiene predisposición genética a la fibromialgia y además ha experimentado un problema de salud que no es tratado adecuadamente, la condición puede desarrollarse. Las investigaciones indican ahora que las personas con fibromialgia podrían tener una mayor sensibilidad al dolor en general, y sus neurotransmisores están “configurados” para amplificar la sensación de dolor.
La fibromialgia es una condición real que tiene un impacto serio en el bienestar físico y mental de una persona. La niebla mental que la acompaña, a veces llamada “fibroniebla”, puede ser tan perjudicial para la calidad de vida como el dolor físico.
Dado que los mecanismos que subyacen la condición siguen sin estar claros, actualmente solo pueden tratarse los síntomas. Como con la mayoría de las afecciones crónicas, no existe una cura real para la fibromialgia, pero tratar los diferentes síntomas y trabajar para mejorar la salud general puede ser muy eficaz.
Los tratamientos para la fibromialgia incluyen:
Al igual que la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica existe en una especie de área gris. Si una paciente experimenta al menos seis meses de cansancio excesivo que afecta su capacidad de funcionar física y mentalmente, y no mejora con el descanso, puede recibir un diagnóstico de SFC.
Otros nombres para esta condición son encefalomielitis miálgica (EM) y enfermedad sistémica de intolerancia al esfuerzo (ESIE). El síndrome de fatiga crónica se caracteriza por:
El sueño interrumpido y la fatiga persistente pueden surgir de innumerables circunstancias internas y externas: casi cualquier condición de salud provocará cansancio, lo mismo que tener un horario estresante y exigente o algo tan trivial como usar el colchón/almohada equivocado o tener una pareja que ronca.
Sin embargo, cuando una persona experimenta fatiga extrema durante más de seis meses, aun haciéndose tiempo suficiente para dormir (7–8 horas) y no se puede identificar otra enfermedad a través de pruebas diagnósticas, podría estar sufriendo lo que hoy se reconoce como síndrome de fatiga crónica.
El SFC no tiene una causa clara. Puede comenzar después de una lesión, una infección, un evento traumático u otra razón. Las investigaciones apuntan a que las pacientes con síndrome de fatiga crónica tienen predisposición genética para tolerar poco la falta de sueño y se agotan con mayor rapidez.
Si te han diagnosticado SFC o experimentas los síntomas de un agotamiento prolongado, trata el cansancio como una persona en recuperación trata el alcohol: incluso un poco es demasiado. Tómatelo con calma.
Existen aún menos opciones de tratamiento para el síndrome de fatiga crónica que para la fibromialgia. El cansancio es un síntoma global: la energía que tenemos está intrínsecamente ligada a todo lo que hacemos, y necesitamos dormir cada día. Para la mayoría es imposible lograr siempre el descanso perfecto, especialmente cuando nuestros horarios y responsabilidades familiares demandan nuestra atención y energía en momentos impredecibles.
Establece rutinas para reducir el estrés. Crea para ti el horario más saludable posible y comprométete con él.
Cuida tu cuerpo. Bebe suficiente agua para mantenerte hidratada durante todo el día y consume alimentos nutritivos y saludables. Evita la cafeína, el alcohol y los alimentos inflamatorios que afecten tu sueño. Facilítate las cosas estableciendo una organización conveniente para hacer la compra y preparar tus comidas, asegurando que tu organismo reciba lo que necesita.
Pide a tu médica que te recete medicamentos para el dolor o la ansiedad, para combatir las migrañas y otros efectos del sueño interrumpido que a menudo acompaña al síndrome de fatiga crónica.
Lleva un estilo de vida activo y saludable. Sin embargo, si experimentas el síndrome de fatiga crónica, ten conciencia de tu límite personal respecto a cuánta actividad física y mental puedes soportar ahora. Excederte puede empeorar el SFC y la condición.
Los síntomas tanto de la fibromialgia como del síndrome de fatiga crónica pueden manejarse eficazmente, aunque requiere un esfuerzo considerable. Lo que hace más difícil vivir con una condición crónica es que la lucha suele ser invisible para el resto del mundo.
Al convivir con una afección para la que no existe cura conocida, es posible adaptarse y seguir adelante, pero eso no significa necesariamente que las cosas se volverán más fáciles. Para algunas personas sí, para otras, no tanto.
Históricamente, se ha esperado que las mujeres soporten el dolor y la fatiga que conllevan tener la menstruación, criar hijas e hijos y gestionar el hogar (además de mantener un empleo). En cierta medida estos problemas pueden ser inevitables, pero no hasta el punto de estar sufriendo las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Todas merecemos que nos escuchen y que tomen en serio nuestros síntomas.
Haz las cosas paso a paso. Lleva registro de tus síntomas para comprender realmente la condición y cómo reacciona tu cuerpo. Después, comienza con pequeños cambios de estilo de vida que generen mejoras o alivio. Confía en la información que te da tu cuerpo y respeta sus necesidades; así estarás mejor preparada para afrontar lo que venga.
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