Tu piel reacciona a todo lo que hay en tu entorno. El clima y tu dieta son solo dos de los muchos factores que pueden influir en la estructura y salud de tu piel. La piel seca es una reacción común a diversas influencias, que normalmente puede solucionarse fácilmente.
El cuidado de la piel es una industria multimillonaria que nos anima a gastar nuestro dinero para lucir más jóvenes y mejor. Es cierto que tener la piel seca puede ser desagradable y conducir a infecciones, sangrado y otras complicaciones de salud si no se trata, pero en la mayoría de los casos no necesitas remedios costosos para tratarla.
Algunas personas tienen tendencia natural a la piel seca, o xerodermia, pero generalmente no es motivo de preocupación. Obtener alivio en casos más extremos, con diagnósticos como la xerosis, puede requerir la ayuda de una dermatóloga.
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano, típicamente de 1,5 a 2 m2 y suponiendo el 12–15% del peso corporal total. La piel cumple muchas funciones: es una cubierta protectora auto-regeneradora y la primera línea de defensa contra virus, bacterias, radiación UV y otros peligros potenciales; es un órgano sensorial con receptores especializados para detectar el tacto, presión, vibración, temperatura y dolor; excreta sudor y grasa; produce vitamina D en respuesta al sol; y ayuda a regular la temperatura corporal y la hidratación.
La piel se compone de tres estratos:
La epidermis, el estrato más externo, está formada por 4 a 5 capas de células, principalmente queratinocitos que se originan en la capa basal, transformándose a medida que ascienden hasta llegar a la superficie y volviéndose casi impermeables. La capa superior se desprende y es reemplazada por nuevas células cada 4 a 6 semanas.
La dermis, el estrato medio fuerte y elástico, contiene muchos tipos de células y estructuras en dos capas: la capa papilar, donde se encuentran los surcos sensibles de nuestras huellas dactilares, y la capa reticular, que contiene vasos sanguíneos y linfáticos, folículos pilosos, terminaciones nerviosas, glándulas sudoríparas y sebáceas, entre otras estructuras.
Juntas, la epidermis y la dermis forman la cutis.
Por último, está la hipodermis, el estrato más profundo. También conocida como la capa subcutánea o fascia superficial. Esta capa también alberga diversos elementos importantes, pero se compone principalmente de tejido conjuntivo laxo y lóbulos de grasa.
En comparación con las mujeres, la piel de los hombres es más gruesa, un 20–25% más, contiene más colágeno, tiene poros más grandes y produce aproximadamente el doble de grasa, por lo que las mujeres son más propensas a sufrir piel seca.
Si bien los cambios en cualquiera de las capas pueden influir, normalmente la piel se siente seca debido a la deshidratación general o alguna alteración en los aceites protectores naturales en la epidermis.
Muchos factores pueden hacer que la piel pierda humedad. Tras los protocolos de la pandemia en los últimos años, la mayoría hemos experimentado cómo el lavado frecuente de manos y el uso de desinfectantes puede resecar y dañar la piel.
Dermatitis atópica, una de las formas más comunes de eccema. Esta es una condición crónica en la que el sistema inmunológico se desordena y sobreactúa, provocando inflamación que daña la barrera protectora natural de la piel, dejándola seca y propensa a infecciones.
Psoriasis, un trastorno autoinmune que causa acumulación rápida de células en la piel, formando zonas gruesas, escamosas y secas.
Hipotiroidismo, una condición en la que la glándula tiroides produce pocas hormonas que protegen la piel, el cabello y las uñas.
Diabetes, la incapacidad para regular el nivel de azúcar en sangre, puede hacer que la piel—especialmente la de las manos, pies y piernas—se vuelva seca y agrietada, ya que la humedad se extrae de las células para ayudar a eliminar el exceso de azúcar del cuerpo.
Síndrome de Sjögren, un trastorno autoinmune que afecta las glándulas que producen humedad, especialmente en los conductos lagrimales, la boca y la piel.
Ictiosis, un grupo de trastornos genéticos que hacen que la piel se vuelva gruesa, seca y escamosa.
Enfermedad renal, que deteriora la capacidad del órgano para eliminar desechos y exceso de líquidos del cuerpo, llevando frecuentemente a piel seca.
La desnutrición y los trastornos alimenticios, incluida la anorexia, también pueden hacer que la piel se vuelva seca y quebradiza.
Si tienes problemas de piel seca, hay varias acciones sencillas que puedes tomar para calmar y proteger tu piel.
Revisa tu rutina de cuidado facial y corporal. Evita utilizar jabones o detergentes agresivos que resequen o irriten. En su lugar, usa limpiadores suaves y sin fragancia en el rostro y el cuerpo.
Evita las duchas y baños calientes. El agua caliente puede eliminar los aceites de la piel, dejándola seca y causándole picazón e irritación. Prueba bañarte con agua tibia.
Hidrata tu piel. Aplica una crema hidratante después de lavar la piel para ayudar a retener la humedad y mantener la hidratación. La hidratación sobre la piel húmeda justo después del lavado es ideal, sin secar completamente.
La exfoliación ayuda a eliminar las células muertas y permite que la crema hidratante penetre mejor. Sin embargo, evita exfoliantes agresivos que puedan irritar la piel. Prefiere un exfoliante suave una o dos veces por semana y ten especial cuidado en periodos de sequedad.
Si el aire de tu casa es seco, un humidificador puede aportar humedad, evitando que tu piel reaccione a la sequedad ambiental.
Usa guantes en invierno y al manipular productos químicos en casa.
Bebe abundante agua.
Parece contradictorio aplicar hidratante en zonas propensas al acné, pero en realidad la piel seca puede reaccionar produciendo exceso de sebo y provocar acné, por lo que hidratar puede ayudar a equilibrar tu piel.
Los labios secos se deben a los mismos factores que provocan sequedad general en la piel, aunque hay causas adicionales que pueden influir en la hidratación labial.
Aunque provee alivio temporal, la saliva se evapora rápido y lamerse los labios deja los labios aún más secos que antes. Igualmente, respirar por la boca, especialmente al dormir, puede resecar los labios.
Las deficiencias de nutrientes también pueden causar labios agrietados. Asegúrate de tener una dieta variada que incluya vitaminas del grupo B, vitamina C, zinc, colágeno y ácidos grasos esenciales.
Para prevenir o tratar los labios agrietados, hidrátate, usa un bálsamo labial con un SPF alto, evita lamerte los labios y utiliza un humidificador. Si tus labios están muy secos o la sequedad persiste, consulta a tu profesional de salud para descartar condiciones médicas subyacentes.
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