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Salud oral — Cuatro problemas comunes y cómo prevenirlos
Todas sabemos que una buena higiene bucal es esencial para unos dientes fuertes y sanos. Sin embargo, muchas solo nos preocupamos por nuestra salud oral cuando ya surgen problemas. Lo ideal es prevenir antes de que estos aparezcan, especialmente porque el dolor por enfermedades dentales o de encías puede ser intenso y derivar en otras complicaciones más graves si no se trata. En este artículo encontrarás información sobre cómo promover la salud de tus dientes y por qué la higiene bucal es tan importante.
Puede que la salud oral parezca solo una pequeña parte de tu bienestar general, pero los problemas en la boca pueden afectar directamente tu salud digestiva, aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, pulmonares, accidentes cerebrovasculares y diabetes. Una mala salud oral también puede influir en los resultados del embarazo, sin mencionar tu estado de ánimo, confianza y economía. Mientras que problemas comunes como las caries o la enfermedad de encías pueden tratarse en el consultorio dental, el cáncer oral puede ser potencialmente mortal y requerirá un tratamiento más intensivo.
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Anatomía dental
Antes de hablar sobre los problemas dentales, repasemos la anatomía del diente para entender por qué ciertas condiciones pueden causar dolor, sangrado y otros síntomas.
Un diente tiene dos partes principales: la corona —la parte visible del diente— y la raíz, que está anclada en el hueso bajo la línea de la encía.
Cada diente tiene tres capas:
La capa exterior blanca del diente que entra en contacto con la comida, la saliva y todo lo que entra en tu boca se llama esmalte. Es una cobertura dura, fina y translúcida que protege el interior del diente de daños e infecciones y lo aísla de temperaturas extremas. Aunque el esmalte es el tejido más resistente del cuerpo, puede astillarse, agrietarse y desgastarse.
La siguiente capa, que compone la mayor parte del diente, se llama dentina. La dentina es mucho más blanda que el esmalte. Cuando queda expuesta, puede dañarse fácilmente y originar problemas más graves como la hipersensibilidad o infecciones bacterianas.
La capa más interna es la pulpa. La pulpa es un tejido blando que contiene nervios y vasos sanguíneos para alimentar el diente y darle sensibilidad. Una infección que llegue a esta zona puede ser sumamente dolorosa.
Ahora veamos algunos ejemplos de lo que puede ocurrir cuando descuidamos nuestra salud oral.
Cuatro enfermedades relacionadas con la higiene oral: síntomas y prevención
Caries
Las caries, o la descomposición dental, son causadas por bacterias que se encuentran en la boca. Estas bacterias producen ácidos que destruyen el esmalte de los dientes. La caries suele aparecer en las coronas, donde los dientes se rozan entre sí y entran en contacto con los alimentos, aunque también puede formarse bajo las encías o entre los dientes.
La mayoría de las personas tendrán al menos una caries a lo largo de su vida. Normalmente no es preocupante si se trata en las primeras etapas. Sin embargo, si no se rellena a tiempo, la caries puede seguir avanzando, producir dolor crónico y pérdida dental. En los casos graves, las bacterias que entran por una caries en el esmalte pueden llegar a la pulpa y pasar al torrente sanguíneo, generando infecciones graves.
Síntomas de caries
manchas negras, marrones o amarillas sobre el esmalte
Lamentablemente, no todas las caries producen dolor en las primeras etapas, por lo que pueden pasar desapercibidas. Afortunadamente, una rutina de higiene bucal sencilla puede ayudarte a mantener tus dientes sanos durante muchos años.
¿Cómo mejorar mi higiene oral y prevenir las caries?
Cepíllate los dientes al menos dos veces al día. Siempre que comes, quedan partículas diminutas de comida en tu boca. Si no te los limpias con frecuencia, estas partículas se mezclan con la saliva y forman una película pegajosa llamada placa, que cubre tus dientes y acelera la aparición de caries. La placa contiene azúcares que encantan a las bacterias, y cuanto más se alimentan, más ácido destructivo del esmalte producen. Para mantenerlas a raya, cepíllate suavemente —por la mañana y la noche— con un cepillo de cerdas suaves que no dañe tus dientes ni retraiga tus encías. A pesar de existir cierta controversia sobre el flúor, la mayoría de las dentistas siguen recomendando usar pasta dental con flúor por ser eficaz en prevenir caries, fortalecer el esmalte y limitar el crecimiento bacteriano.
Usa hilo dental a diario. El hilo dental elimina trozos de comida entre los dientes que son imposibles de quitar solo con el cepillo. Existen muchos tipos—sintéticos y naturales, encerados y sin cera, con o sin sabor. Elige el que mejor se adapte a la separación y textura de tus dientes. Algunas prefieren palillos interdentales, que igualmente vienen en variedad de materiales, o sistemas de limpieza por aire o agua, ideales para espacios muy pequeños.
Evita alimentos ricos en azúcar y ácidos. Las bacterias se alimentan de carbohidratos presentes en muchos alimentos favoritos, no solo dulces y pasteles sino también panes, pasta, pasas, lácteos y muchos otros. Consumen el azúcar y lo convierten en ácidos que erosionan el esmalte. Los alimentos y bebidas ácidas como cítricos, café, vino y refrescos aceleran el proceso.
Protege tus dientes frente al bruxismo. El bruxismo es el rechinamiento involuntario de los dientes, puede suceder de día, pero el nocturno es más peligroso porque no puedes controlar la fuerza de la mordida mientras duermes. A largo plazo, desgasta el esmalte y expone la dentina sensible a bacterias. Para evitarlo, consulta Todo lo que necesitas saber sobre el bruxismo.
Aftas bucales
Las aftas son pequeñas úlceras dolorosas que aparecen en los tejidos blandos de la boca—usualmente en los labios o por dentro de las mejillas, aunque también pueden salir en las encías, la lengua o el paladar. Las aftas pueden ser muy molestas y dificultar el comer o beber. Al principio, suelen comenzar con una molestia localizada, sensación de hormigueo o ardor, que pronto se convierte en una mancha roja elevada y dolorosa. Al cabo de uno o dos días, la mancha se convierte en llaga. No se sabe la causa exacta, pero la carencia de vitaminas puede influir.
Tipos de aftas:
Aftas menores son menores de 1 cm y, salvo el dolor, no representan peligro. Son redondas, blancas en el centro y a su alrededor hay tejido rojo e inflamado. Suelen curarse en una semana sin medicamentos. La parte blanca contiene restos de bacterias muertas y otros tejidos; no las revientes ni manipules, pues solo empeoran. El 85% de las aftas son de este tipo.
Aftas mayores son mucho más grandes y profundas, de hasta 1–3 cm, con formas irregulares. Pueden ser muy dolorosas y tardan semanas en cicatrizar. Solo un 10% de las aftas son de este tipo.
Aftas herpetiformes aparecen en grupos de pequeñas llagas del tamaño de la cabeza de un alfiler. Menos del 5% corresponden a este tipo. A veces se unen y forman una afta mayor.
¿Cómo tratar las aftas?
La mayoría se curan solas en pocos días o semanas. Aun así, pueden ser muy dolorosas, por lo que puedes acelerar la curación. Hacer enjuagues con agua tibia y sal es un remedio casero efectivo. Existen geles y ungüentos de venta libre en farmacias para aliviar el dolor y reducir la inflamación. En casos graves, el médico podría recetar antibióticos o recomendar cauterización para eliminar el tejido dañado y evitar la propagación.
¿Cómo prevenir las aftas?
No hay una forma infalible de evitarlas. Cualquiera puede sufrirlas, aunque parece que la predisposición se hereda. Para disminuir los riesgos, mantén una dieta equilibrada, evita alimentos muy ácidos y deja de fumar. Lesiones como mordeduras accidentales también pueden acabar en úlceras; sé cuidadosa. Si el uso de aparatos, férulas nocturnas o el bruxismo te producen daño en la boca, consulta con tu dentista para hallar una solución.
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¿Quiénes son más propensas a desarrollar aftas?
personas en la veintena
mujeres en la fase premenstrual
fumadoras y consumidoras frecuentes de alcohol
personas bajo mucho estrés
quienes padecen enfermedades que debilitan el sistema inmune: Lupus, enfermedad de Behçet, celiaquía, colitis ulcerosa, Crohn o SIDA
Enfermedad de encías
La inflamación de las encías, o gingivitis, es causada por un crecimiento excesivo de bacterias. Puede que tengas las encías algo hinchadas y sangren al cepillarte o usar hilo dental. Si no se trata, la gingivitis avanza a una forma más grave, la periodontitis, cuando la infección llega al tejido y al hueso que sostienen los dientes.
¿Qué causa el mal estado de las encías?
La acumulación de placa hace que las encías se retraigan y formen bolsas difíciles de limpiar, el entorno ideal para las bacterias. Si el problema avanza, las encías pueden dañarse y los dientes aflojarse hasta caer. Por suerte, si se trata a tiempo, la gingivitis es totalmente reversible.
Síntomas de enfermedad de encías
Encías que sangran fácilmente. Es el síntoma más común y temprano, provocado por el cepillado, el hilo dental o, en casos avanzados, incluso al masticar.
Encías rojas e hinchadas. Las encías sanas son firmes y rosadas, aunque el tono puede variar.
Desarrollo y agravamiento de bolsas en las encías.
Mal aliento o sabor extraño en la boca.
Retracción de las encías.
Dientes flojos. Sin tratamiento, la enfermedad de encías es la causa más común de pérdida dental.
¿Cómo prevenir la inflamación de las encías?
La mejor forma de evitar la gingivitis y la periodontitis es cepillarte los dientes de forma cuidadosa al menos dos veces al día. El uso del hilo dental es imprescindible. Muchas evitan el hilo dental porque les sangran las encías, pero en realidad esto indica que ya hay inflamación; eliminar la placa y las bacterias requiere insistir con el hilo dental. Si es muy doloroso o sangras mucho, prueba un irrigador o limpiador interdental de agua/aire; estos aparatos limpian entre los dientes y eliminan bien la placa.
Enjuágate con colutorio después de cepillarte. Si ya tienes gingivitis, tu dentista puede recomendarte un enjuague antibacteriano más potente para reducir la infección.
Visita a tu dentista de forma regular para limpiezas y revisiones. Un especialista en higiene dental puede eliminar la placa y las manchas mejor que un cepillado casero. Hacer esto una o dos veces al año es clave para prevenir inflamaciones e infecciones.
Y deja el tabaco si aún no lo has hecho.
Cáncer oral
El cáncer oral es el problema más serio de esta lista. En algunos casos puede ser mortal. Lamentablemente, es un tipo de cáncer frecuente y los casos van en aumento incluso en mujeres jóvenes. La tasa de supervivencia a 5 años es del 68,5%.
¿Cuáles son los primeros signos de cáncer oral?
Como ocurre con otros cánceres, detectarlo en fases iniciales no es fácil y los síntomas pueden confundirse con otras afecciones bucales.
Signos de alerta:
úlceras bucales persistentes (duran más de unas semanas)
bultos bajo la lengua, dentro de la boca o el cuello
manchas blancas o rojas en la boca y la lengua
entumecimiento de la lengua o zonas de la boca
alteraciones en el habla
¿Qué causa el cáncer oral y cómo prevenirlo?
Lamentablemente, nadie está completamente a salvo del cáncer, aunque se pueden reducir los riesgos. Las causas más frecuentes de los cánceres orales son:
Fumar o consumir tabaco. Alrededor del 85–90% de los casos usan algún tipo de tabaco.
Consumo de alcohol. Cerca del 35% de los casos se asocian con el consumo de bebidas alcohólicas.
Dieta pobre y falta de nutrientes esenciales. El sistema inmunitario necesita nutrientes de frutas, verduras, granos, semillas, pescado y carnes magras para proteger al organismo y apoyar la salud oral.
Papilomavirus humano (VPH) tipo 16. El 25% de los cánceres orales están relacionados con el VPH, la infección de transmisión sexual más frecuente. Se propaga por vía vaginal, anal, oral o por contacto muy cercano con personas infectadas. Más información sobre cómo se transmite el VPH, síntomas y prevención.
Lamentablemente, nadie es inmune al cáncer, pero puedes reducir riesgos comiendo alimentos ricos en nutrientes y evitando el tabaco y el alcohol.
Consejos rápidos para la salud dental y de encías
Cepíllate dos veces al día y recuerda la regla 30/30: espera 30 minutos después de comer o beber antes de cepillarte, y al menos 30 minutos después de cepillarte antes de comer o beber (excepto agua).
Pasa hilo dental a diario, no solo cuando se queda comida entre los dientes.
Utiliza un raspador para limpiar la lengua y reducir bacterias.
Bebe más agua para ayudar a eliminar bacterias.
Incluye verduras crujientes en tu dieta para mejorar la musculatura mandibular y mantener los dientes sanos.
No te acuestes sin lavarte los dientes—no permitas que las bacterias hagan fiesta por la noche.
Cambia el cepillo cada 3 meses.
Cepilla tus dientes con un ángulo de 45 grados para limpiar mejor los dientes inferiores y bolsas de las encías.
Elige siempre cepillos suaves para proteger esmalte y encías.
No compartas tu cepillo de dientes, ni siquiera con tu pareja.
Palabras finales
Los problemas dentales y orales pueden causar muchas molestias, pero mantener una higiene oral básica limitará los riesgos y te permitirá disfrutar de dientes fuertes y saludables toda la vida.
El número de hombres y mujeres que sufren enfermedades cardíacas es muy similar. Sin embargo, las mujeres tienen menos probabilidades de recibir tratamiento vital ante un infarto porque tanto pacientes como médicas a menudo no reconocen los síntomas característicos y los descartan como estrés o ansiedad.
El tinnitus es una intrusa no deseada que puede interrumpir tu día con un zumbido continuo y agudo en tus oídos. No es solo molesto; estos sonidos fantasma pueden interferir con tu concentración, tus patrones de sueño y tu calidad de vida en general.
La niebla mental es una experiencia común que puede afectar a cualquiera debido a la falta de sueño, ciertos medicamentos o el agotamiento tras una intensa actividad física. Sin embargo, muchas mujeres menstruantes experimentan niebla mental justo antes de la menstruación, y a veces los síntomas son tan intensos que interfieren en la vida diaria.