La comida es una necesidad en nuestras vidas. Nos aporta energía y nutre nuestro cuerpo. Pero a veces, lo que se supone que debe darnos vitalidad termina por quitárnosla. Las personas con trastornos de la alimentación utilizan la comida como un apoyo para lidiar con emociones negativas o abrumadoras, hasta que su relación con la alimentación se vuelve insana.
Un trastorno de la alimentación es una condición de salud mental en la que una persona utiliza la comida o desarrolla hábitos alimentarios dañinos para ayudarle a gestionar sus emociones. Los trastornos de la alimentación pueden ser graves y potencialmente mortales. Afectan hasta al 9% de la población mundial, siendo las mujeres, adolescentes y personas LGBTQ las más susceptibles.
Los trastornos de la alimentación (TA) se presentan de muchas formas. Aunque es común pensar que quienes los padecen restringen la cantidad de comida que consumen, esto no siempre es así.
Los trastornos de la alimentación pueden causar desnutrición, problemas estomacales y del tracto digestivo, y en casos graves, pueden llevar al suicidio y a otros tipos de autolesiones. En este artículo te explicamos los trastornos de la alimentación más comunes y te damos ideas sobre cómo encontrar ayuda si tú o alguien que conoces está sufriendo un TA.
La anorexia nerviosa es un trastorno de la alimentación conocido que afecta a miles de personas en todo el mundo. Una persona que sufre de anorexia nerviosa generalmente restringe su ingesta de alimentos, ayuna frecuentemente y hace ejercicio en exceso o trata de eliminar la comida ingerida mediante la toma constante de laxantes y diuréticos o provocándose el vómito. Suele ser más delgada que otras personas de su edad, le falta energía y su aspecto general es de enfermedad.
Las personas con anorexia nerviosa se ven a ellas mismas con exceso de peso, sin importar lo delgadas que estén. Utilizan la comida y el ejercicio para castigarse y controlarse a sí mismas. Además, suelen tener otras características como la incapacidad de comer en público y la necesidad de controlar el mundo a su alrededor monitoreando estrictamente lo que entra en su cuerpo.
Las personas que padecen bulimia nerviosa también son muy conscientes de la cantidad de calorías que consumen, pero a diferencia de la anorexia, las personas bulímicas tienden a mantener un peso corporal normal. El trastorno se manifiesta en periodos de ingestión excesiva de alimentos seguidos de algún método de purga como el vómito inducido, el uso de laxantes, enemas o ejercicio excesivo.
Las personas bulímicas tienden a comer en exceso hasta el punto en que el estómago no puede digerir toda la comida y la persona comienza a sentirse enferma. Suele darse principalmente con alimentos que normalmente restringirían.
Aunque los dos primeros trastornos son los más conocidos, se cree que el comer emocional es el más común. Es una condición en la que una persona emocionalmente sobrepasada gestiona sus emociones negativas a través de la comida. Normalmente, quien sufre de comer emocional ingiere grandes cantidades de alimentos en un breve periodo de tiempo. A diferencia de las personas con bulimia o anorexia, las que comen emocionalmente no purgan la comida que consumen. Sin embargo, pueden sentir culpa, vergüenza y otras emociones negativas después de darse atracones.
Las personas que comen emocionalmente tienen más probabilidades de tener sobrepeso y utilizan la comida como consuelo o recompensa cuando se sienten tristes, estresadas o están enfrentando otras emociones abrumadoras.
El trastorno de rumiación es una condición en la que una persona come y regurgita el contenido de su estómago después de un tiempo (normalmente unos 30 minutos). Aunque la regurgitación suele ser voluntaria en quienes sufren este trastorno, otras condiciones como la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) y la gastroparesia pueden provocar la regurgitación involuntaria. Cuando ocurre la rumiación, la comida en el estómago no se digiere. La persona puede volver a tragarla o escupirla. De cualquier manera, este trastorno puede causar desnutrición, bajo peso y problemas digestivos.
No existe una única causa por la que algunas personas desarrollen trastornos de la alimentación. Suele ser la combinación de múltiples factores la que genera una relación poco saludable con la comida y una imagen corporal negativa.
Algunas de las causas más frecuentes son:
Puede ser difícil reconocer cuándo alguien tiene un trastorno de la alimentación porque frecuentemente mantiene un peso normal y aparenta buena salud. Incluso puedes estar sufriendo un TA sin saberlo. Aunque cada caso es diferente, hay ciertos comportamientos que indican riesgo.
Los trastornos de la alimentación son la segunda enfermedad mental más peligrosa. Solo la sobredosis de opioides tiene tasas de mortalidad más altas que el TA. Las personas que sufren un TA tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades físicas graves, autolesionarse o incluso suicidarse. Otros riesgos de los TA incluyen:
Cada trastorno de la alimentación es diferente, y los tratamientos también lo son. Sin embargo, la mayoría tienen raíces psicológicas. Si sospechas que tienes un TA o conoces a alguien que lo tiene, busca ayuda de inmediato. Lo primero es asegurarse de que las funciones vitales de la persona no estén comprometidas. Si lo están, se debe garantizar tratamiento médico adecuado para restaurar los niveles de minerales y vitaminas.
El segundo paso, muy importante, es la terapia. Ya sea individual o grupal, es fundamental analizar la raíz detrás de los hábitos alimentarios tóxicos y la imagen corporal distorsionada. La terapia puede ayudarte a recuperar la paz interior y desarrollar métodos más saludables para afrontar las dificultades. Al igual que con cualquier otra enfermedad mental, la recuperación es un proceso lento y puede durar toda la vida. Aprender a gestionar tus emociones y desarrollar hábitos de alimentación saludable es la clave para una vida más feliz y sana.
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