Cualquier relación abusiva, ya sea con una madre, hermana o pareja sentimental, deja cicatrices. Seguir adelante con tu vida ya puede ser bastante difícil, y aún más lo es construir los cimientos para una nueva relación sana.
El abuso presenta muchas formas, al igual que la sanación. Tu camino puede ser completamente distinto al de otra persona o a lo que otros creen que “debería” significar sanar. Muchas personas que han sufrido abuso se sienten abrumadas por la idea de construir relaciones sanas con nuevas personas en sus vidas—no tengas miedo de pedir ayuda si la necesitas.
El abuso—emocional, físico y sexual—es un problema global. Muchas mujeres sufren a puerta cerrada. Para salir de una relación abusiva, primero hay que reconocer que lo es. Con el tiempo, quienes viven en abuso pueden llegar a pensar que esa conducta es aceptable. Antes de poder cambiar nuestras circunstancias, debemos aceptar la realidad que vivimos.
Una vez que decidas irte, es fundamental asegurarte de que estés segura. La seguridad se verá distinta en cada caso, pero aquí tienes algunos puntos que querrás considerar:
Existen recursos para víctimas de abuso que pueden ayudarte—refugios, líneas telefónicas, programas de empleo, grupos de apoyo. Búscalos en tu zona y utilízalos lo mejor que puedas.
Las víctimas de abuso suelen estar aisladas de sus redes de apoyo—familia, amigas y compañeras de trabajo. Así resulta más difícil mantener o reconstruir vínculos. Empieza de a poco—ponte en contacto con una persona y ve adónde te lleva eso. Después prueba con otra, y otra, y otra más.
A veces, el mejor lugar para empezar es la terapia. Hay quienes prefieren una terapia individual, pero a otras les funciona el acompañamiento grupal. Los grupos de apoyo se enfocan en ayudar a personas que provienen de ambientes difíciles o abusivos y pueden brindarte sensación de apoyo, seguridad y comunidad. Por desgracia, no todo el mundo tiene acceso a este tipo de ayuda.
Si tienes acceso limitado a refugios y programas de apoyo, considera los grupos y la terapia en línea. Hay muchas plataformas online para usuarias sin importar su ubicación.
Comenzar una terapia suele ser confuso. Puedes culparte a ti misma o no entender cómo alguien pudo tratarte así. Son preguntas válidas y la terapia puede ayudarte a enfrentarlas. El trabajo depende de ti, pero una buena terapeuta puede guiarte en el proceso. Recuerda, puede que te tome varios intentos encontrar una profesional adecuada. No te desanimes.
Tristemente, en algunos lugares todavía existe mucho estigma en torno a la terapia. Esto puede dificultar pedir ayuda; sin embargo, la terapia es a menudo un paso clave para sanar traumas del pasado. Una terapeuta puede ayudarte a estructurar tus pensamientos y avanzar en tu recuperación. Encarar emociones y experiencias difíciles es un gran reto; pero contar con alguien que te acompañe hará todo más llevadero.
La terapeuta no está para ser tu amiga, sino para apoyarte. Muchas veces, eso significa darte las herramientas para sacar a la luz emociones reprimidas y ponerlas frente a ti. Enfrentar a tus demonios es la única forma de expulsarlos.
Ya sea que elijas la terapia individual o grupal, será más sencillo atravesar la situación con personas que puedan escucharte y comprenderte. Aquellas que han vivido experiencias similares podrán acompañarte mejor. Siempre ayuda saber que no estás sola. Hay organizaciones que ofrecen terapia gratuita y otras que no. Si por cualquier razón no sientes que puedes dar este paso, existen recursos online como libros y podcasts que pueden motivarte hacia una mentalidad más sana.
No puedes construir una relación estable sobre una base rota. Puede que sientas el impulso de buscar a alguien para que te ayude a reencontrarte, pero no es tan sencillo. Una nueva relación puede distraerte de tu necesidad de procesar y sanar.
Dicho esto, formar nuevas relaciones es fundamental para recuperarte por completo. Necesitas apoyo, y eso implica rodearte de personas en quienes puedas confiar. Averiguar quién es confiable es la parte difícil. Suele requerir tiempo y, a veces, ayuda profesional. Este es el momento de cuidar tu salud mental y física y priorizarla.
Después de una experiencia traumática, abrirte y mostrarte vulnerable con otra persona no suele ser fácil. Las sobrevivientes a veces se culpan por no poder entregarse al amor.
Abrirse después del abuso es parte de la sanación, pero cuándo y cómo sucede depende de varios factores. La vulnerabilidad de la intimidad puede dar miedo, especialmente si abrirte te recuerda la posibilidad de sufrir abuso nuevamente.
Si no tienes claro cómo es y cómo se siente una relación sana, podrías entrar en otra relación abusiva. Para reconocer el abuso y establecer límites sanos, primero debemos recuperar nuestro amor propio, autoestima y confianza.
En una relación abusiva, se pierde todo sentido de los propios límites y del respeto propio. Si tus límites personales son ignorados repetidamente, las fronteras que estableces se vuelven difusas y fáciles de olvidar. Según Bridget Levy, consejera clínica certificada, todas las relaciones sanas tienen límites, y eso es algo positivo.
Establecer límites sanos comienza por identificar qué significa una relación sana para ti—¿cuáles son tus valores, necesidades y deseos? ¿Qué te incomoda y por qué? Es una cosa pensar en tus límites y otra muy distinta aplicarlos. Los límites que fallan suelen expresarse en términos absolutos como "siempre" o "nunca", lo que resulta poco realista. Al principio, puede que lo que digas o hagas no coincida con cómo te sientes. Como todo, se aprende con la experiencia, adaptando el concepto de tus límites hasta que puedas enseñar a otras personas cómo deseas que te traten.
Después de dejar una relación abusiva, eres especialmente vulnerable. Te habrás acostumbrado a necesidades no cubiertas, falta de respeto y la desesperanza que esto conlleva. Es probable que desees estar con alguien que sea todo lo contrario a tu agresor. Pero el extremo contrario no siempre es mejor. Tómate un tiempo para recuperarte y entender qué necesitas para sentirte bien, incluso bien contigo misma, y eso hará toda la diferencia al elegir a una nueva pareja.
El abuso deja cicatrices y no solo físicas. Sanar el trauma emocional requiere tiempo y valentía. Muchas mujeres sufren ataques de pánico o incluso TEPT después de abusos graves.
Los ataques de pánico pueden aparecer de muchas formas diferentes, según matices en la estructura emocional, psicológica y fisiológica de una persona.
Los síntomas de TEPT incluyen:
Las experiencias traumáticas no siempre son fáciles de entender. Las afectadas quizá no comprendieron que lo que les pasó fue violencia. Los traumas pueden evidenciarse en una vida sexual insatisfactoria, incapacidad de excitarse o llegar al orgasmo, e incluso en disfunción sexual.
Salir con alguien es como tomar un curso intensivo sobre otra persona—descubres sus gustos y disgustos superficiales, películas, comidas y lugares favoritos. Pero lo que hay debajo de la superficie se revela con el tiempo.
Compartir vivencias pasadas también forma parte de conocer a alguien. Eventualmente, para entenderse realmente, habrá que hablar del trauma. Si te atreves y la otra persona te responde con compasión y empatía, la confianza real es posible. Cuanto más sepas sobre el pasado de tus amistades y parejas, y ellas del tuyo, mayor comodidad sentirás en la relación.
Si algo te inquieta o no te gusta la manera en que te tratan, haz lo posible por comunicarlo. Sé amable contigo. Esto te ayudará a construir una base de comunicación sana. Recuerda, la comunicación es bidireccional. Si presencias conductas tóxicas, lo mejor es alejarte.
Al iniciar una relación nueva, tendemos a ignorar banderas rojas y perdonar conductas dudosas con más facilidad. Aunque parezca un cliché, confía en tu intuición. La intuición es tu cuerpo reaccionando antes que tu mente, reconociendo señales y estímulos que en el pasado ya produjeron un resultado. Esa corazonada suele tener razón—confía en ella.
La intimidad es compleja, incluso sin traumas pasados. Abrirse a alguien nuevo puede parecer imposible, pero date tiempo y sé paciente contigo misma—mereces amabilidad, tuya y de los demás. Vendrán desafíos; tal vez incluso necesites redescubrirte o redefinir tu sexualidad desde la perspectiva de una relación sana.
No importa cuán complicada sea la situación ahora, hay mujeres buenas ahí afuera que pueden ayudarte. A menudo, el primer paso es el más difícil. Si sufres abuso o acabas de salir de una relación abusiva, busca a alguien con quien conversar. Una vez que empieces tu proceso de recuperación, poco a poco te sentirás más fuerte y empezarás a sanar.
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