La incontinencia urinaria afecta a 200 millones de personas en todo el mundo. Las personas que desarrollan incontinencia experimentan pérdidas de orina, falta de control vesical y la necesidad frecuente de orinar. Principalmente afecta a mujeres mayores, embarazadas o en posparto. Aunque muchas mujeres eligen convivir con esta incomodidad, la incontinencia urinaria puede revertirse mejorando el estilo de vida e incorporando ejercicios regulares para los músculos pélvicos.
La incontinencia urinaria provoca incomodidad a muchas mujeres. Como existe un estigma asociado, algunas mujeres deciden convivir con esta condición sin recibir el tratamiento adecuado. Sin embargo, con la alimentación correcta, cambios en el estilo de vida y una rutina de ejercicios, puedes eliminar la mayoría de los síntomas incómodos y mejorar tu calidad de vida.
La incontinencia urinaria causa falta de control de la vejiga y escapes de orina. La incontinencia no es una enfermedad, sino una condición que se desarrolla debido a eventos reproductivos, cambios en el estilo de vida y problemas de salud. Esta condición afecta en mayor medida a las mujeres que a los hombres, principalmente debido al embarazo, el parto y los cambios hormonales de la menopausia.
Si sufres de incontinencia urinaria, podrías sentir urgencia de orinar o liberar algo de orina al reír, estornudar o toser. Los escapes se producen cuando los músculos de la vejiga se contraen repentinamente y los músculos del esfínter no son lo suficientemente fuertes para cerrar la uretra.
Según la Asociación Nacional para la Incontinencia, 25 millones de adultos estadounidenses sufren de incontinencia, de los cuales el 75–80% son mujeres. Aunque la edad es uno de los principales factores (afectando al 40% de las mujeres de 60 a 79 años y al 50% de las mayores de 80), muchas mujeres experimentan pérdidas de orina independientemente de la edad.
En general, las mujeres son más susceptibles a desarrollar problemas urinarios debido a las hormonas femeninas y los eventos reproductivos como el embarazo, el parto y la menopausia. Los cambios hormonales, ciertos deportes y hábitos de vida también pueden alterar los músculos del suelo pélvico, la uretra y la vejiga, dificultando el control para liberar la orina.
La incontinencia urinaria se clasifica en dos categorías:
Algo fundamental a recordar es que la incontinencia urinaria no es una parte natural de ser mujer ni algo que tengas que aceptar como un signo de envejecimiento. Existen muchos enfoques que pueden revertir los síntomas y fortalecer tu suelo pélvico.
Establece un horario para orinar y así entrenar tu vejiga. Tu cuerpo debería acostumbrarse finalmente a liberar orina en momentos específicos del día. La frecuencia recomendada para ir al baño entre otras actividades diarias es aproximadamente cada 2 horas. Cuando sea el momento, tómate un descanso e intenta orinar aunque no tengas ganas. El objetivo es ir extendiendo el intervalo gradualmente, añadiendo unos minutos antes del próximo descanso, para fortalecer el control sobre la vejiga sin forzar. Finalmente, sentirás menos urgencia de orinar frecuentemente y menos preocupación por posibles escapes entre pausas.
También puedes entrenar tu vejiga controlando la necesidad de orinar. Muchas veces, la sensación de querer ir al baño es psicológica, por lo que las técnicas de atención plena pueden ayudarte a retrasar las visitas al baño. Por ejemplo, algunas personas sienten el impulso de ir al baño después de acostarse en la cama o antes de salir de casa. Esto no siempre significa que la vejiga está llena, sino que es una respuesta corporal ante la asociación de una acción (como salir de casa) y orinar. Muchas de estas asociaciones se forman en la infancia, ya que las madres suelen crear rutinas para evitar buscar un baño durante una salida. Mantener la mente ocupada en otros pensamientos puede ayudar a disminuir la urgencia.
Los ejercicios para los músculos pélvicos o del suelo pélvico ayudan a revertir la incontinencia y mejoran la función sexual. Más detalles al respecto a continuación.
Algunos medicamentos pueden ser de ayuda para controlar la liberación de orina:
En ocasiones, un dispositivo mecánico puede ser la solución:
Si ninguno de los otros tratamientos ha resultado eficaz, la cirugía es una opción. Un procedimiento consiste en insertar una malla debajo del cuello de la vejiga para aliviar la presión sobre la uretra y evitar escapes de orina. Otra técnica implica elevar quirúrgicamente el cuello vesical. Una tercera opción es colocar un esfínter artificial que regule el flujo de orina de la vejiga a la uretra.
Muchas mujeres revierten la incontinencia sin cirugía ni medicamentos fortaleciendo los músculos del suelo pélvico y adoptando cambios positivos en su estilo de vida. Lo más sencillo y, a menudo, más efectivo para mejorar la salud pélvica es mediante pequeñas adaptaciones en la vida diaria y algo de ejercicio.
Antes de comenzar a entrenar tus músculos pélvicos, considera tus actividades físicas habituales. Algunos de los deportes que más tensan la zona pélvica son el levantamiento de pesas, los saltos en trampolín, correr, los ejercicios abdominales y el baile tipo Zumba. Estas actividades ejercen mucha presión sobre los músculos pélvicos, lo que puede debilitarlos con el tiempo. Para fortalecer el suelo pélvico, crea una rutina que no exceda la presión sobre esta zona.
Los estudios muestran que entrenar los músculos del suelo pélvico ayuda a eliminar la incontinencia urinaria, el prolapso uterino y las fugas. También puede mejorar la experiencia del embarazo, facilitar el parto y potenciar la satisfacción sexual.
Los ejercicios de suelo pélvico también se conocen como ejercicios de Kegel. Puedes hacerlos en cualquier momento ya que no requieren preparación especial. El primer paso es identificar los músculos a entrenar. Una dificultad habitual para las principiantes es encontrar los músculos correctos: son los mismos que usas para evitar expulsar gases o para detener la orina a mitad de flujo. Estos son los músculos que rodean la uretra y el ano.
Aunque pueden hacerse en cualquier posición, lo más fácil puede ser empezar acostada. Contrae los músculos pélvicos y mantén la contracción durante tres segundos. Luego relájalos por tres segundos. A muchas mujeres les ayuda imaginar que están sentadas sobre una canica y que la levantan y la introducen en la vagina usando los músculos internos. Para mejores resultados, aprieta sólo los músculos pélvicos, manteniendo relajados el abdomen, glúteos y muslos. Recuerda respirar. Repite la serie 10 o más veces al día. Normalmente, los resultados se notan entre 4 y 6 semanas tras comenzar la rutina de Kegel.
También existen varios dispositivos de entrenamiento de Kegel en el mercado, desde pesas a estimuladores eléctricos insertables. Si tienes dudas, consulta con tu médica o ginecóloga para valorar las mejores opciones para ti.
Una dieta equilibrada es crucial para mantener el suelo pélvico fuerte y reducir los síntomas de incontinencia. Los alimentos ricos en vitamina D ayudan a mejorar los tejidos musculares y el sistema inmunitario. Alimentos como pescado azul, aguacate, ostras o yemas de huevo pueden fortalecer el suelo pélvico y mejorar la función sexual. En casos de sobrepeso, la incontinencia urinaria puede agravarse debido al peso extra sobre la zona pélvica, la vejiga y la uretra—perder peso puede mejorar notablemente los síntomas.
Una dieta adaptada a la incontinencia limita los alimentos picantes o ácidos porque irritan la vejiga. También puedes evitar bebidas diuréticas como alcohol, cafeína y tés fuertes ya que provocan urgencia para orinar. Aunque la hidratación es fundamental, se recomienda limitar el consumo de agua a 1,5 litros diarios. Recuerda aumentar la ingesta de líquidos si realizas esfuerzo físico intenso.
Fumar tiene numerosos efectos negativos para la salud, incluyendo el empeoramiento de la incontinencia. Las toxinas del tabaco dificultan la circulación sanguínea y de oxígeno, limitando el aporte de oxígeno a los músculos y debilitando el suelo pélvico. Muchas fumadoras desarrollan tos crónica, lo cual añade presión sobre los músculos pélvicos y la vejiga.
El esfuerzo al evacuar ejerce presión sobre los músculos pélvicos, lo que empeora los escapes. Como el estreñimiento suele ser temporal, puedes evitarlo consumiendo alimentos ricos en fibra como verduras, frutas, legumbres y semillas.
La incontinencia urinaria afecta a muchas mujeres, sin importar la edad, pero demasiadas sufren en silencio. Si experimentas pérdidas de orina, falta de control de la vejiga o una urgencia excesivamente frecuente de orinar, consulta con tu médica. Nadie debería tener que vivir con incontinencia urinaria, y los síntomas suelen poder revertirse tratando el cuerpo como el templo que es.
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