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Deseos Sexuales Desiguales

El deseo sexual—o libido—es el nivel de entusiasmo de una persona por la intimidad sexual. El deseo sexual de una persona está influenciado por aspectos psicológicos, fisiológicos y sociales de su experiencia de vida, como la edad, las hormonas, las actitudes familiares, el estilo de vida, experiencias sexuales previas, presiones sociales, salud y muchos otros factores. Cada una de nosotras es única, por lo que no es raro que las personas en una relación tengan libidos desiguales.

Comprender y abordar las diferencias en el deseo sexual en la pareja.

Las discrepancias en el deseo sexual entre personas en una relación íntima son bastante comunes. Sería difícil encontrar a dos personas que siempre estén completamente sincronizadas sexualmente. De hecho, algunos estudios sugieren que al menos una de cada tres parejas experimenta una descompensación significativa en la libido.

Cuando esto sucede, ninguna está satisfecha. Una desea más sexo y conexión física, mientras que la otra puede sentirse presionada a tener sexo cuando no le apetece, o temer estar decepcionando a su pareja. Asentarse en patrones desiguales puede generar estrés e insatisfacción respecto a lo que muchas consideran el núcleo de la intimidad de pareja.

Aceleradores y frenos

Emily Nagoski, educadora sexual y autora de Come As You Are: The Surprising New Science That Will Transform Your Sex Life, explica que todas, independientemente del género, estamos influenciadas por “aceleradores” y “frenos” en nuestra sexualidad.

  • Aceleradores intensifican tu deseo sexual. Algunos ejemplos pueden ser cómo se ve tu pareja, el olor de su piel, cierto tipo de música, velas encendidas, erotismo, fetiches—lo que más te excite.
  • Frenos disminuyen el interés, reduciendo las ganas. Un freno puede ser cualquier cosa: el estrés del día, una mancha en las sábanas o un recuerdo de un trauma físico o psicológico del pasado.

Estos conceptos nos ayudan a comprender por qué nuestros deseos sexuales pueden variar tanto. Cuando la relación es nueva, la novedad suele entusiasmar a ambas y coincide el apetito sexual. Pero tras años de convivencia o matrimonio, sin mencionar los retos de la crianza, ese entusiasmo y ansiedad se desgastan. Si las parejas no reconocen sus diferencias en el deseo sexual desde el inicio, la mayoría las entenderá a medida que avance la relación.


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Emily Nagoski explica que la mayoría del tiempo, el deseo sexual que experimentamos cae en dos categorías: espontáneo o reactivo.

Deseo espontáneo

El deseo espontáneo es el que se ve comúnmente en películas. Aparece de la nada, en cualquier momento. Muchas lo sienten al iniciar la relación, cuando hasta el simple pensamiento en tu pareja te excita. Una gran parte es la anticipación, así que el objeto del deseo ni siquiera debe estar presente. Se estima que alrededor del 75% de los hombres y el 15% de las mujeres experimentan deseo espontáneo con frecuencia.

Deseo reactivo

El deseo reactivo es algo distinto. Necesita ser encendido. Sucede algo sexy y el cuerpo responde. El juego previo creativo y conocer a tu pareja resultan fundamentales para encender el deseo reactivo. Muchas también necesitan un entorno seguro para poder excitarse. El compromiso y la seguridad de una relación a largo plazo suelen influir aquí.

Así que, por ejemplo, una con libido más espontánea y poca sensibilidad a los frenos probablemente querrá sexo frecuentemente, pero una con deseo más reactivo y frenos sensibles quizá pase largos periodos sin interés sexual. Si dos personas así son pareja, es probable que se sientan desajustadas sexualmente.

Explorando los factores que contribuyen a la disminución del deseo sexual en las relaciones


Otras razones para una baja libido

Algunas simplemente tienen poco deseo sexual por su propia constitución y no porque algo esté matando el ánimo. Otras no sienten atracción ni deseo sexual y se consideran asexuales. Tal vez para ti tener sexo una vez al mes o menos es suficiente. Eso no significa que haya nada malo en ti. Sin embargo, si tu pareja piensa diferente, será importante para la relación entenderse y encontrar formas positivas de satisfacer vuestras necesidades.

Entonces, ¿qué pasa si tienes frenos sensibles y un acelerador más lento? ¿Qué podría estar impidiendo un encuentro apasionado?

Estrés

Por supuesto, si tienes mucho trabajo o estás bajo presión, con las tareas del hogar y otras responsabilidades, o preocupada por tus hijos, resulta difícil dejar de lado el estrés y relajarte para sentir deseo sexual. Puede haber momentos en los que todo parece ir bien, pero igual no tienes ganas de intimidad con tu pareja. ¿Qué hacer entonces? Tal vez estés experimentando un estrés inconsciente al que no prestas atención. Un estrés subconsciente puede ser el miedo a enfermedades de transmisión sexual, a un embarazo no deseado, o la vergüenza en torno al sexo. Cuando no se examinan estos temas, pueden afectar seriamente la vida sexual.

Conflictos no resueltos

Para desear y entregarse por completo a la intimidad con otra persona, se necesita confianza y seguridad. Si hay problemas en otra parte de la relación, puede que ni te des cuenta de cómo condicionan tu deseo sexual. Disputas no resueltas, incluso de hace años, pueden seguir presentes y bloquearte física y emocionalmente, funcionando como frenos para tu deseo.

Problemas de salud o medicamentos

Aunque la psicología del deseo sexual es fundamental, la salud física también importa. Piénsalo así: ¿En serio piensas en sexo cuando tienes fiebre o dolor? Probablemente no. Solemos querer sexo cuando estamos sanas y seguras. A nivel fisiológico, durante el sexo el cuerpo se prepara para la procreación (aunque no tengas intención de tener hijas y uses protección). Si tu salud es deficiente, tu cuerpo no estará predispuesto. Y no todas las enfermedades son obvias, especialmente al principio. Puede que no tengas síntomas claros, pero si notas que tu libido está baja, consulta al médico para un chequeo.

Enfermedades crónicas, antidepresivos, anticoncepción hormonal y hasta antihistamínicos pueden disminuir el apetito sexual. Además, ciertos eventos reproductivos son conocidos por bajar el deseo, como el posparto, la lactancia, la terapia hormonal sustitutiva o la menopausia; en esas etapas, el sexo deja de ser una prioridad.

Experiencias traumáticas


9 de cada 10 mujeres han sido víctimas de agresión sexual al menos una vez en su vida.

Cualquier evento que invada los límites íntimos de una persona, sea cual sea su gravedad, puede marcar la vida sexual. Tanto la mente como el cuerpo necesitan tiempo para sanar tras un trauma. Incluso tener sexo con tu pareja sin estar lista puede dificultar el deseo sexual en el futuro.

Abordar estrategias para manejar diferencias en el deseo sexual en pareja


¿Qué hacer cuando los libidos no coinciden?

Sé abierta al respecto

La mayoría comprende la importancia de la comunicación en cualquier relación, pero no siempre es fácil hablar de temas íntimos, incluso si tu pareja es la persona más cercana. Abordar el desajuste sexual puede ser difícil para ambas partes. La que desea más sexo puede sentirse rechazada y resentida. Quien no lo desea tanto, puede sentirse incomprendida, presionada o insuficiente. No puedes saber cómo se siente tu pareja sin hablarlo.

La política de no juzgar es clave. Ambas partes deben estar dispuestas a escuchar y compartir. Probablemente ambas estén lidiando con sus necesidades de manera distinta. Culpar a la otra por tener deseos diferentes no resuelve nada, ni tampoco fingir que no dueles. Si hay disposición para comprender y aceptar el punto de vista de la otra, podrán avanzar juntas.

Compromisos

El compromiso suena fácil pero no lo es; si quieres que la relación sobreviva, tendrás que encontrar la manera de lidiar con los deseos desiguales. Está claro que no puedes obligar a tu pareja a tener sexo, por lo que normalmente quien tiene mayor deseo siente que cede más.

Pero ceder no significa quedarse frustrada. Una pareja que no se entusiasma con la penetración puede disfrutar del coqueteo, la seducción o explorar otras formas de intimidad sexual como el cariño físico o incluso la masturbación mutua. Algunas parejas acuerdan abstenerse de sexo un tiempo para bajar la presión y resetearse. Otras optan por abrir la relación o buscar alternativas para satisfacer las necesidades de ambas.

Llegar a la raíz del problema

Cuando una parte siente que siempre debe iniciar el sexo y la otra rara vez tiene ganas, es comprensible que surjan estrés y rechazo. Si están atrapadas en patrones frustrantes, es hora de mirar más profundo. ¿Preocupaciones del futuro, el trabajo u otras responsabilidades? Tal vez sea algo que parece menor pero persiste. Quizá hay algún conflicto sin resolver que evitáis pero sigue presente. Estos temas deben abordarse. Las parejas que resuelven sus diferencias y se apoyan en los retos también suelen descubrir cómo reavivar el deseo.

Acudir a una terapeuta sexual o terapia de pareja

La ayuda profesional puede ser muy útil. Una mediadora neutral y capacitada, como una terapeuta de pareja, puede crear el ambiente necesario para que ambas se relajen, expresen sus inquietudes y compartan necesidades. Una terapeuta sexual puede aportar perspectivas nuevas, ayudar a normalizar lo que están viviendo y sugerir mejoras para la vida sexual.

Pensar en calidad, no solo cantidad

Al inicio de la relación, cuando no pueden mantenerse las manos lejos de la otra, la calidad parece irrelevante. Pero con el tiempo, sobre todo en relaciones heterosexuales, la cantidad no es garantía de calidad. Las mujeres en relaciones duraderas suelen experimentar sexo más satisfactorio porque sus parejas las conocen y ellas se sienten más cómodas. Cuando hay respeto mutuo, desaparecen la presión y el rechazo. Puedes empezar a ver el sexo de otra manera: ¿qué disfrutas? Si tu pareja no te lo da ahora, tal vez puedes dártelo tú misma. ¿Qué disfruta tu pareja? ¿Y si el juego previo empieza días o semanas antes con un gesto amable, ayuda en casa, un abrazo prolongado, una cena deliciosa o una caricia sugerente? La intimidad es una danza de ida y vuelta, de lo que es hacia lo que puede ser. Cuando tengan sexo, procuremos que sea una experiencia mutuamente satisfactoria que quede en la mente varios días.

Es muy raro que dos personas experimenten el mismo nivel de deseo sexual y de intimidad durante toda su relación. La libido fluctúa tanto en hombres como en mujeres. Así que si te encuentras en un extremo u otro del espectro del deseo sexual, debes saber que nos pasa a todas. Las claves para nutrir cualquier relación son la comunicación abierta, la curiosidad y la paciencia.

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https://marcibowers.com/blog/sex-drive-mismatch/
https://www.unwomenuk.org/safe-spaces-now
https://www.emilynagoski.com/home
https://www.medicalnewstoday.com/articles/mismatched-sex-drives
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7058563/
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