El libido, o deseo sexual, es una inclinación natural hacia el sexo. El apetito sexual puede verse influido por factores como la salud, el estado de ánimo y la conexión emocional con tu pareja.
No existe un único estándar saludable para el libido. El rango y las particularidades de cada persona son sumamente individuales. Tanto los deseos sexuales naturalmente altos como bajos son normales. Además, el libido puede fluctuar a lo largo del tiempo, ya sea por razones saludables o no saludables.
Las personas se excitan tanto mental como físicamente, y desarrollan diferentes patrones para iniciar el sexo. Existe una diferencia entre el deseo sexual espontáneo (piensas en sexo y te excitas físicamente) y el deseo sexual receptivo (te involucras en la estimulación física y te interesa avanzar más como resultado). La mayoría respondemos a una combinación de excitación física y mental.
En un sentido relacionado, algunas personas se sienten más cómodas iniciando la relación sexual y "tomando la iniciativa" (probablemente dominantes), y otras prefieren responder (probablemente sumisas). Tener preferencia por una u otra no indica un libido mayor o menor, solo necesidades diferentes para experimentar deseo y placer. Las parejas que se toman el tiempo para descubrir lo que las excita refuerzan su relación y su potencial de satisfacción sexual.
El deseo es una condición previa para el sexo consensuado. Las parejas pueden tener libidos más o menos compatibles, y a menudo es necesario llegar a compromisos para asegurar la satisfacción mutua. Si una persona con libido alto tiene una pareja con libido bajo, la masturbación puede ser una buena opción para satisfacer el deseo sin sobrecargar a la otra persona con atención no deseada.
La intimidad sexual ocurre cuando ambas personas están disponibles emocional y físicamente, y dispuestas a participar.
Existen cuatro etapas de la excitación fisiológica:
Cuanto más sincronizadas estén las parejas a lo largo de estas etapas, más natural se sentirá la interacción y más placentero será el sexo. Es casi imposible estar perfectamente sincronizadas, así que ten empatía con lo que la otra persona está experimentando. Y es justo esperar que ella haga lo mismo contigo.
El libido es complejo. Todas tenemos altibajos, pero a veces la falta de deseo sexual está directamente relacionada con un asunto emocional o psicológico. Existen diversos problemas comunes que afectan el deseo sexual y la intimidad.
El sexo no es algo para tomar a la ligera, pero también es importante dejarte divertir. Descubrirás que el mejor sexo depende menos de la habilidad o el atractivo físico que de lo cómoda que te sientas con la persona con la que estás.
Reafirmar asociaciones positivas con tu pareja es importante para una relación duradera. Muestras de afecto como abrazos o besos liberan una mezcla de dopamina, oxitocina y serotonina (químicos que favorecen la conexión), y disminuyen los niveles de cortisol (lo que reduce estrés y ansiedad), promoviendo más comportamientos afectivos. De igual forma, la intimidad sexual incrementa el deseo de más intimidad sexual.
Aunque el dicho “la ausencia hace crecer el cariño” puede tener algo de cierto, la separación física normalmente lleva a una disminución del deseo sexual entre la pareja.
Para mantener un libido saludable a largo plazo, es importante que ambas personas estén satisfechas tanto emocional como sexualmente, pues esta es la base de una relación íntima sana. Un nivel bajo de energía sexual puede ser un problema si una de las dos ignora frecuentemente los intentos de su pareja por iniciar el sexo.
La falta de libido puede no tener nada que ver con tu pareja actual. Estudios y encuestas sociológicas muestran que el libido disminuye de manera natural con el tiempo. Este proceso suele empezar antes en las mujeres que en los hombres, dado que la disminución de las hormonas sexuales ocurre de distinta forma y a distinto ritmo según el género.
Una falta generalizada de libido puede ser un indicio de desorden psicológico, como el SAD (trastorno de aversión sexual) o HSDD (trastorno de deseo sexual hipoactivo), también conocido como ISD (deseo sexual inhibido).
Un estado mental poco saludable puede "bloquear" el deseo sexual.
Una persona que experimenta una falta de deseo sexual a veces mantiene esta condición de manera consciente o inconsciente. Puede parecer más seguro cerrarse a emociones vulnerables para evitar ser lastimada de nuevo. Esta solución temporal probablemente resultará contraproducente, pero puede ser difícil resolverla sola. Confiar en una amiga cercana o consultar con una psicoterapeuta o sexóloga puede ser de ayuda.
Tu estilo de vida tiene un gran impacto en la función hormonal. Cuidar de ti misma es indispensable si quieres estar sana física, mental y sexualmente.
Tener un libido bajo no es necesariamente algo malo. Algunas personas limitan deliberadamente su deseo por motivos espirituales o religiosos. Otras se identifican como asexuales—pueden experimentar atracción romántica pero no deseo sexual. Aceptarte a ti misma puede ser el factor más importante para disfrutar de tu sexualidad.
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