El herpes genital es una infección de transmisión sexual (ITS) que afecta a millones de personas en todo el mundo. Existe mucho estigma alrededor de las ITS, lo que dificulta buscar ayuda cuando se necesita. Pero la realidad es que cualquier persona puede contraer herpes.
El herpes genital no tiene cura, pero sí puede gestionarse. Si tienes herpes, hablar del tema y decidir tus próximos pasos puede parecer intimidante. Este artículo cubre pautas médicas y psicológicas que pueden ayudar a las personas con herpes genital a manejar su situación.
Dos tipos de virus del herpes simple causan el herpes genital: el virus del herpes simple tipo 1 (VHS-1) y el virus del herpes simple tipo 2 (VHS-2).
VHS-1 se transmite principalmente por contacto oral-oral a través de llagas, saliva y superficies alrededor de la boca. Este virus causa el herpes oral, incluido lo que comúnmente se conoce como calenturas o fuegos. El VHS-1 también puede transmitirse a la zona genital mediante el sexo oral-genital causando herpes genital, aunque esto sucede con menos frecuencia. El virus puede propagarse incluso si la piel alrededor de la boca o los genitales parece normal.
El VHS-1 suele ser asintomático, lo que significa que las personas infectadas con frecuencia no saben que lo tienen. El VHS-1 puede causar tanto herpes oral como genital, ambos a menudo sin síntomas. Si se presentan síntomas, pueden aparecer de manera recurrente.
VHS-2 causa el herpes genital. El virus se transmite sexualmente a través del contacto con superficies genitales, piel, llagas abiertas, semen y secreciones vaginales. El VHS-2 puede transmitirse desde piel aparentemente sana en la zona genital, no solo desde lesiones visibles. Igual que el VHS-1, el VHS-2 a menudo es asintomático. Ambos tipos de virus provocan una infección de por vida sin cura, pero esto no significa que, si has contraído herpes genital, necesariamente tendrás síntomas dolorosos ni molestias. La mayoría de los casos son asintomáticos o presentan síntomas leves, lo que hace que los errores en el diagnóstico sean frecuentes.
Los posibles síntomas incluyen:
En la mayoría de los casos, las personas descubren que tienen el virus durante un brote de síntomas. El primer brote suele ocurrir entre dos a doce días después de la infección. Con el VHS-2, los síntomas recurrentes son más comunes, pero suelen ser menos intensos que el brote inicial.
Comprender cómo se propaga el virus es el primer paso para detener su transmisión. Tanto si te proteges a ti misma como si estás cuidando a tus parejas sexuales, las precauciones son las mismas.
Aunque el herpes genital es una condición de por vida, esto no tiene por qué afectar negativamente a tu salud mental ni a tu vida sexual. Hay muchas cosas que puedes hacer para minimizar el riesgo de transmisión y controlar los síntomas. No siempre será fácil, pero sí posible. Lo mejor de todo es que puedes tener relaciones sexuales sin miedo a contagiar el VHS.
Algunas recomendaciones importantes:
Usar preservativo junto a antivirales diarios y abstinencia sexual durante los brotes puede reducir considerablemente el riesgo de transmisión.
Mantén tu cuerpo y mente lo más saludables posible para combatir la infección y minimizar los brotes. Esto incluye dormir bien, reducir el estrés y alimentarte correctamente. Recuerda, la salud no es solo física: busca a alguien en quien confiar y cuéntale por lo que estás pasando. Un poco de apoyo moral marca una gran diferencia en cómo manejas tu situación.
La educación sexual sigue siendo insuficiente en muchos lugares del mundo. Si no has tenido acceso a información sobre ITS o seguridad sexual, no es tu culpa no estar informada. Puede resultar difícil hablar de temas íntimos, especialmente si percibes que algo anda mal. Pero el conocimiento es esencial para una vida sexual sana contigo misma y con tu/s pareja/s, así que ahora es el momento de educarte.
Si sospechas que has estado expuesta al herpes genital (o a cualquier otra ITS), pide cita con tu médica o médico. Podrán descartar la infección y tranquilizarte, o confirmar tus sospechas y ayudarte a encontrar la mejor manera de gestionarlo. Recuerda, están para ayudarte, no para juzgarte.
Además de buscar ayuda y cuidar de tu salud, las únicas personas que realmente necesitan saber sobre tu condición son aquellas con quienes mantienes o piensas mantener relaciones sexuales. Si no quieres compartir esta información con amistades o familiares, no tienes obligación de hacerlo. Sin embargo, contar con alguien de confianza puede ser útil, pero la decisión solo te corresponde a ti.
Aprender a gestionar tu vida con una nueva condición será un reto. El primer paso es aceptar la realidad. El segundo, buscar maneras de seguir viviendo y disfrutando de lo que te gusta. El herpes genital no tiene por qué detenerte; hacer las paces con el diagnóstico es esencial.
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