A pesar del progreso cultural y científico, aún existe un aura de misticismo y malentendidos en torno a la excitación y el orgasmo femenino. Tanto hombres como mujeres siguen luchando por comprender qué activa el cuerpo femenino.
El orgasmo femenino requiere bastante paciencia y una comprensión sólida del placer de la mujer y de las posibles influencias sobre el cuerpo femenino. Es famoso por ser escurridizo y, también, por provocar más frustración que el mucho más directo orgasmo masculino.
El orgasmo es el pico del placer sexual: una serie de contracciones musculares provocadas por la estimulación continua de uno o varios centros del placer, durante las cuales se liberan endorfinas al torrente sanguíneo. Esto genera una sensación de euforia y relajación (a veces hasta somnolencia), conocida como “el resplandor posterior”.
Para alcanzar el orgasmo, hombres y mujeres requieren distintos tipos de estimulación sexual, cuyos detalles varían de persona a persona. En los hombres, el clímax durante el coito suele alcanzarse de forma más confiable que en las mujeres, posiblemente porque el orgasmo femenino no está directamente relacionado con la función reproductiva: solo el masculino es necesario para la concepción.
Factores como la baja autoestima, la falta de conocimiento, sentir presión o incomodidad, la carencia de comunicación con la pareja sexual y condiciones como el vaginismo pueden dificultar seriamente la capacidad de una mujer para entregarse al placer sexual al punto de alcanzar el orgasmo. La mayoría de las mujeres experimentan su primer clímax sexual durante la masturbación. Los estudios muestran que cerca del 10% de las mujeres afirman no haber experimentado nunca un orgasmo.
Aunque la capacidad de alcanzar el orgasmo no es imprescindible para disfrutar de la intimidad sexual, ni es obligatoria para una relación sexual exitosa, existen ciertos beneficios asociados. Se sabe que los orgasmos regulares ayudan a reducir el estrés y sus síntomas asociados (como los dolores de cabeza), fortalecen el sistema inmunológico, favorecen el sueño y contribuyen al equilibrio hormonal del cuerpo.
El sexo y la sexualidad femenina han sido durante mucho tiempo temas tabú. Esto ha dado pie a mitos y concepciones falsas sorprendentes sobre la petite mort, sostenidos tanto por hombres como por mujeres.
No. Para nada. La mayoría de los hombres sí lo hacen, y por eso algunas personas presuponen que lo mismo ocurre en todas. No poder llegar al orgasmo puede ser realmente problemático: la mujer puede sentirse presionada e insegura, y su pareja puede frustrarse e incluso preocuparse por su rendimiento. Algunas mujeres fingen orgasmos por este motivo, pero eso no es una solución. Centrarse en el proceso, en vez de en el “resultado final”, puede ser útil para afrontar este tipo de situaciones.
Falso, aunque las mujeres llegan menos frecuentemente al clímax que los hombres. A algunas les resulta difícil alcanzar el orgasmo en compañía, y otras nunca llegan a aprender cómo experimentarlo. Sin embargo, la mayoría puede y logra alcanzar el orgasmo de forma bastante regular, especialmente en relaciones largas.
La mayoría de las mujeres necesita estimulación del clítoris para llegar al orgasmo; aunque el sexo penetrativo suele bastar para los hombres, las mujeres requieren atención adicional y específica en todas las áreas adecuadas para poder alcanzarlo. Normalmente, una mujer tarda unos 20 minutos en llegar al clímax. Ir despacio, involucrar los juegos previos y enfocarse en el momento puede ayudar a ambas personas a relajarse y sentirse cómodas entre sí.
El porno y otros medios han popularizado la idea de orgasmos tan intensos que las mujeres no pueden evitar reír, temblar, llorar, gritar, incluso perder el conocimiento. Es agradable tener una confirmación visible del resultado, pero en la realidad, los orgasmos pueden ser explosivos o apenas perceptibles, según la forma en que se alcance el clímax y la persona. En parejas estables, ambas partes suelen aprender a notar señales sutiles de disfrute.
La mayoría de las mujeres necesita estimulación del clítoris para alcanzar el gran O, pero es posible llegar al clímax estimulando otras partes del cuerpo. Diferentes tipos de estimulación generan sensaciones orgásmicas variables en intensidad, duración y localización: pueden ser localizadas o una sensación general de euforia corporal.
Se calcula que el clítoris contiene alrededor de 8.000 terminaciones nerviosas sensoriales, y suele ser la principal fuente de placer femenino. La parte visible externamente es el glande del clítoris, del tamaño aproximado de un guisante y ubicado en la parte superior de los labios vaginales internos, justo sobre la uretra. Internamente, se extiende unos 9 centímetros por encima y alrededor de la abertura vaginal.
El único propósito del clítoris es brindar placer, y lo hace excelentemente, ¡si se sabe cómo! Siendo un centro de placer pequeño y focalizado, a veces no resulta fácil de ubicar, especialmente para quienes no poseen uno. Algunas mujeres tienen el clítoris muy sensible y les cuesta mantener la estimulación continua sin sentir que es “demasiado” o experimentar molestias. Empezar despacio y aumentar gradualmente el ritmo y la intensidad suele ser recomendable, y el uso de lubricante es, en general, una buena idea.
El cunnilingus, por ejemplo, incluye lubricación por la saliva, y la lengua es más suave que los dedos (que pueden tener la piel áspera y resultar incómodos para el clítoris). La mayoría de las mujeres coincide en que lo más importante en la estimulación clitoriana es que sea constante y regular, especialmente cerca del orgasmo; pero siempre, siempre comunica lo que haces con tu pareja y atiende al feedback que ella te dé.
El Punto G es el nombre que recibe una pequeña área rica en terminaciones nerviosas, ubicada normalmente de 5 a 8 cm dentro de la pared vaginal anterior. Este tipo de clímax es notoriamente difícil de lograr. Oficialmente, existe cierto debate sobre si el orgasmo por Punto G existe realmente, pero muchas mujeres afirman haberlo experimentado: simplemente lleva un proceso de aprendizaje y puede requerir ciertas condiciones que varían entre mujeres.
Cabe señalar, sin embargo, que algunas mujeres pueden confundir un orgasmo clitoriano con uno vaginal, si el glande del clítoris es estimulado accidentalmente durante la penetración. Además, estimular el Punto G podría significar estimular la parte interna del clítoris, por lo que el orgasmo vaginal podría ser una variante del orgasmo clitoriano. Se necesita sin duda más investigación sobre el tema.
Existen diversas herramientas y técnicas para ayudar a lograr el clímax vaginal. Los juguetes sexuales para el Punto G suelen tener una curva que facilita alcanzar la pared anterior. Los dedos dentro de la vagina, haciendo un movimiento de “ven aquí” o círculos, suelen ser efectivos, al igual que posturas sexuales que permiten ejercer presión sobre esa zona. En algunos casos, estimular el Punto G puede conducir a...
Se trata de la expulsión de líquido a través de la uretra durante la excitación o el orgasmo. Existen dos tipos de eyaculado femenino: el líquido expulsado (claro, sin olor, en gran cantidad), y el fluido eyaculatorio (espeso, blanquecino, en pequeña cantidad). Aunque se recoge en la vejiga, estos fluidos son distintos a la orina. La eyaculación femenina es un fenómeno completamente normal, aunque no todas las mujeres lo experimentan; para quienes lo hacen, la primera vez suele sorprender.
El ano es una de las zonas erógenas más sensibles del cuerpo. Contrario a lo que se cree, el juego anal no siempre implica penetración. La mayoría de las terminaciones nerviosas anales están en la parte externa; métodos menos invasivos, como el roce o la estimulación oral, pueden ser la mejor opción si alguna de las personas es inexperta o no se siente lista para la penetración.
El sexo anal penetrativo puede ser muy doloroso para la receptora si no ha tenido oportunidad de relajarse. Sentirse cómoda es crucial: el ano tiene un esfínter externo, que puede controlarse voluntariamente, y uno interno, que no, y permanece tenso salvo que la receptora esté dispuesta y relajada. Forzar la penetración puede acabar en una visita al hospital.
Definitivamente hay un componente psicológico en el éxito (léase: placer para todas las partes) de la penetración anal. Se recomienda hacer mucho hincapié en la relajación y proceder a la estimulación y la penetración lentamente. Algunas mujeres pueden necesitar estimulación clitoriana paralela para alcanzar el orgasmo con la estimulación anal. El uso de abundante lubricante es clave: a diferencia de la vagina, el ano no es auto-lubricante.
Incluso un ano “limpio” contiene rastros de bacterias fecales. Algunas personas prefieren realizarse un lavado anal antes del sexo anal, tanto por higiene como para reducir el riesgo de percances. Lavarse bien con jabón es imprescindible tras el juego anal, especialmente si luego se practicará sexo vaginal: la microflora vaginal no puede lidiar con las bacterias habituales en el ano.
Otras zonas erógenas del cuerpo pueden estimularse para alcanzar el máximo placer. Estas varían según la persona, pero algunas partes tienden a ser más erógenas:
Orgasmos combinados ocurren cuando se estimulan varias zonas erógenas del cuerpo femenino a la vez. Se cree que este tipo de orgasmo es más intenso y duradero que uno típico.
Múltiples orgasmos pueden ser secuenciales (con pausa entre uno y otro) o en serie (uno tras otro, sin tiempo de descanso).
Aun estimulando zonas erógenas bien conocidas, el clímax puede ser difícil o imposible sin la mentalidad adecuada. La comodidad emocional y psicológica es clave para el placer físico.
En ciertas circunstancias, el estado mental correcto puede conducir al orgasmo sin estimulación física. Las asociaciones con palabras, imágenes o situaciones suelen utilizarse para inducir y facilitar la excitación y el placer, pudiendo llegar a desencadenar el orgasmo por sí solas. A menudo, el contacto físico se acompaña de palabras subidas de tono, y una imaginación vívida puede aprovechar al máximo una imagen sugestiva.
Las fantasías sexuales, especialmente las recurrentes, ofrecen un espacio seguro para todo lo que provoca excitación, incluso en el subconsciente. Los sueños eróticos son habituales. Una puede excitarse durante un sueño intenso y alcanzar el clímax en el sueño, o despertarse mientras lo experimenta. Durante el descanso, procesamos la información del día, incluidos los deseos sexuales. La desconexión mental del sueño permite explorar fantasías que en la vigilia podrían parecer inadecuadas.
El placer es algo fluido. Son innumerables los factores que afectan la experiencia con la pareja o a solas. Estas influencias, a veces, pueden hacer que se pierda el interés en el sexo o incluso “bloquear” la capacidad de llegar al orgasmo.
La anorgasmia es el término médico para la incapacidad consistente de tener orgasmos a pesar de la estimulación sexual: una disfunción psicosexual con orígenes psicológicos o emocionales como el estrés, la depresión, la ansiedad, el cansancio, el miedo, el trauma u otras experiencias negativas.
Existen diferentes tipos de anorgasmia:
Los problemas de pareja son una causa frecuente. Una mala conexión, conflictos sin resolver, incapacidad para hablar de necesidades y preferencias sexuales, infidelidades y violencia pueden crear fuertes barreras psicológicas.
Otros factores situacionales, como problemas de salud mental, estrés, abuso de alcohol, mala imagen corporal, traumas físicos o cirugías pasadas, y creencias religiosas o culturales que consideran la sexualidad y el placer como tabú, también pueden influir negativamente.
El envejecimiento o enfermedades graves, como la esclerosis múltiple o el Parkinson, pueden afectar el placer; así como ciertos medicamentos con o sin receta, incluyendo antihistamínicos, antipsicóticos o fármacos para la presión arterial.
Uno de los pasos más importantes para alcanzar orgasmos que cambien tu vida es amarte a ti misma. Valorar tu cuerpo y tu mente facilita escuchar sus señales y, a su vez, hace mucho más sencillo llegar al clímax.
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