Las fantasías sexuales son comunes. El contenido de nuestras fantasías gira en torno a situaciones, objetos o características que nos resultan excitantes, e inspiran escenarios que van desde lo cotidiano hasta lo más insólito.
No todas entienden sus propias necesidades y deseos sexuales, y pueden sorprenderse o incluso sentirse rechazadas por sus fantasías, especialmente si les han enseñado que fantasear es poco saludable o está mal. Sin embargo, no elegimos nuestras necesidades sexuales, y que una fantasía no concuerde con nuestra brújula moral no predice un comportamiento similar en la vida real.
Las palabras relacionadas, directa e indirectamente, con las fantasías sexuales se utilizan libre e indistintamente en la cultura popular—y a menudo de manera inexacta. Esto puede deberse en parte a los tabúes que rodean estos temas, lo que nos desanima a educarnos sobre los términos correctos.
Las personas pueden tener sentimientos muy diferentes sobre sus preferencias y deseos, especialmente si son inusuales o controvertidos. Algunas los ocultan o reprimen toda su vida; otras prefieren abrazarlos y disfrutarlos, buscando a menudo a personas afines, e incluso comunidades enteras que comparten los mismos intereses.
Aunque para algunas puedan parecer demasiado libres, muchas de estas comunidades son discretas y respetuosas, y pueden ofrecer consejos y apoyo en procesos de autodescubrimiento a quienes no encontrarían ayuda en otros lugares. Aun así, se recomienda precaución—existen personas que buscan aprovecharse de la confianza y la vulnerabilidad.
Existen varios temas recurrentes en las fantasías sexuales de muchas personas. Esto sugiere que debe haber ciertos aspectos de la biología humana y la evolución social que generan de manera constante necesidades sexuales específicas. Muchas fantasías están conectadas entre sí y pueden solaparse—otras ideas eróticas son muy concretas, y algunas son imposibles de cumplir en la vida real.
La siguiente lista presenta algunos de los temas más típicos encontrados en la imaginación de millones de personas de todo el mundo (aunque no es exhaustiva).
Las fantasías experimentales implican lo nuevo y excitante, quizá algo que una teme probar en la vida real o que normalmente no haría en la habitación. Esto puede incluir pensamientos de experimentar con personas distintas a la pareja, es decir, fantasías no monógamas, que se diferencian de las fantasías de infidelidad en que existe acuerdo y consentimiento entre todas las partes involucradas.
Las fantasías homosexuales incluyen intimidad con alguien del mismo sexo. Esto puede, pero no necesariamente está relacionado con la orientación sexual. Especialmente las mujeres tienden a difuminar esa línea y frecuentemente se sienten más cómodas mostrando afecto hacia otras mujeres. Las fantasías homosexuales pueden surgir por curiosidad o por el deseo de explorar la propia sexualidad sin tener que preocuparse por genitales o funciones sexuales diferentes a las propias.
Las fantasías que involucran travestismo o androgínia pueden significar un sentido de desapego del propio rol social, o el deseo de distanciarse o abrazar una versión distinta de sí misma, o ambas cosas.
La fantasía de lo prohibido o inalcanzable se basa en la emoción de hacer algo que no se debería hacer, o por lo cual una sería avergonzada. El riesgo de ser descubierta, o simplemente hacerlo en secreto, puede ser excitante. Algunas aumentan la emoción con elementos de peligro para generar una mayor sensación de riesgo o aventura.
Las fantasías de dominación o control implican estar al mando, a menudo de otra persona o varias. Esto puede permitir que algunas experimenten un control que les falta en sus vidas, o simplemente disfrutar del pensamiento de que alguien obedece sus órdenes, dictando eventos o sensaciones, y en general sintiéndose poderosa y dominante.
La sumisión o falta de control es una fantasía común tanto en hombres como en mujeres. Aquellas a quienes se espera que sean dominantes pueden sentirse inseguras por desear ser sumisas, mientras que aquellas a quienes se espera que sean sumisas pueden sentir culpa o vergüenza al desear espontáneamente, en lugar de responder al deseo de otra persona. Estos sentimientos negativos pueden evitarse trasladando el origen de todos los elementos sexuales a circunstancias fuera del control propio. Esto puede explicar por qué las fantasías sumisas suelen involucrar ataduras y violación.
Las fantasías de humillación o degradación pueden estar relacionadas con sentir vergüenza al experimentar excitación o ciertos deseos. Ser humillada mientras ocurren estas experiencias puede ser una forma de justificarlas. Incluso puede tener un efecto psicoterapéutico para quienes normalmente tienen dificultades para expresar emociones. Fantasear con ser forzada a quebrarse o llegar a la catarsis canaliza sentimientos intensos. Vivir esa experiencia en fantasía puede llegar a ser liberador y empoderador.
El dolor y la tortura también resultan excitantes para algunas. Pueden infligirse a otras (sadismo), a sí misma (masoquismo), o a ambas partes (sadomasoquismo). Cada persona se siente cómoda con diferentes niveles de dolor, que pueden ir desde nalgadas juguetonas hasta ser golpeada lo suficiente como para dejar marcas visibles. Las fantasías permiten experimentar el proceso sin causar daño físico real. La tortura no tiene que ser física; por ejemplo, muchas disfrutan ser llevadas al borde del orgasmo sólo para que se les niegue el desenlace.
Las fantasías de juego de roles consisten en dejar de lado las propias inhibiciones habituales, y quizá asumir otras nuevas, según las reglas de la fantasía. Algunos de los escenarios más populares incluyen personajes de diferentes épocas históricas, mundos ficticios, e incluso libros, películas o series populares. Parte de la atracción del juego de roles consiste en la oportunidad de imaginarse como una persona sin miedo a expresar incluso la versión más atrevida de sí misma.
Animales o criaturas imaginarias también protagonizan muchas fantasías sexuales. Algunas encuentran aburridos a los humanos corrientes y desean experimentar sensaciones asociadas con pelaje, escamas, cuernos, alas o tentáculos. Otras emplean la fantasía para expresar una conexión emocional con alguna criatura en particular.
Las prendas como zapatos, bragas y medias suelen ser consideradas atractivas por su vínculo con ciertas partes del cuerpo o por su efecto visual. Algunas prendas, especialmente la ropa interior, resultan especialmente eróticas ya que normalmente sólo se ven en situaciones íntimas. En el pasado, así se sentían muchas respecto a los tobillos femeninos.
(Tenga en cuenta que estas observaciones son abstractas y no aplican a todas las personas. Las fantasías sexuales son un tema privado y los significados detrás de los placeres individuales no están abiertos al debate público).
Muchas personas temen que sus fantasías impliquen intenciones dañinas o falta de ética. Para la inmensa mayoría, no es así. Cualquier cosa puede pasar por tu mente, pero tú eliges con qué pensamientos te identificas. Si bien quienes cometen actos sexuales inmorales tienden a fantasear con ellos, el simple hecho de fantasear no hace a alguien capaz o dispuesta a llevarlo a cabo.
Las fantasías se pueden comparar con los sueños, ya que suelen ser metáforas de emociones y eventos que no sabemos procesar, y suelen moverse en el terreno de lo extraño y poco convencional—simplemente las personas no suelen mostrar sus propias metáforas personales. En cierto sentido, es normal ser anormal.
Las fantasías sexuales pueden utilizarse para despertar el deseo en la pareja, pero plantearlas no siempre es fácil, especialmente si nunca se han hablado antes. Puedes iniciar la conversación preguntando si tu pareja ha querido probar algo en particular—es probable que responda. Puede que incluso tengan preferencias complementarias. Si tu pareja comparte sus fantasías contigo, reconoce que esto es un acto de confianza y trátala como te gustaría que te traten a ti. Por supuesto, siempre existe la posibilidad de que simplemente no le interese tu "tema" (o viceversa), en cuyo caso lo mejor es seguir adelante de forma respetuosa y centrarse en lo que sí disfrutan mutuamente.
Si ambas están dispuestas a explorar, recuerda que es un terreno nuevo y no hay prisa. Empieza introduciendo pequeños aspectos de tus fantasías y ve avanzando gradualmente hasta recrear el escenario completo (si así lo deseas). Es importante hablar de todo y hacer una buena investigación antes, especialmente si tus fantasías incluyen actividades potencialmente peligrosas, como bondage, juego brusco o dolor—no querrías que algo salga mal. Elijan una palabra de seguridad distintiva y asegúrense de estar cómodas con todos los aspectos de lo que planean hacer. Probablemente la primera vez no salga tan bien como imaginas, pero no desesperes. Como cualquier otra habilidad, la práctica hace a la maestra.
¡Buena suerte y diviértete!
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