Si no tienes un baño cerca, no hay nada peligroso en aguantar las ganas de orinar por un rato. Nos sucede a todas y la sensación desagradable se olvida tan pronto como finalmente tienes la oportunidad de aliviarte.
Sin embargo, la retención urinaria frecuente y prolongada solo para sentir un placer similar al orgasmo no es recomendable e incluso puede ser dañina.
Cajeras, operarias de línea de ensamblaje, vendedoras de quiosco, conductoras de camión e incluso profesoras... en algunos trabajos, no poder orinar durante el horario laboral es un problema habitual. Todas hemos sentido la necesidad urgente de orinar y no tener oportunidad, por ejemplo, al viajar en un autobús sin baño. Cuando por fin puedes ir, sientes un alivio inmenso; para algunas, el placer es tan grande que casi se asemeja a un clímax sexual.
Este fenómeno se explica por la fisiología femenina: el clítoris, la vagina y la uretra (que conecta con la vejiga) están muy cerca unas de otras. Cuando la vejiga está llena puede presionar algunas de nuestras zonas más sensibles y excitables, como las estructuras internas del clítoris, provocando así excitación sexual. (Aquí tienes algunos datos sobre el clítoris que necesitas conocer).
El esquivo punto G también está cerca de la vejiga, ubicado donde la parte trasera del clítoris interno se encuentra con la red uretral. Esto puede explicar por qué tener la vejiga llena puede contribuir a intensificar la experiencia sexual; y también por qué puedes sentir la necesidad de orinar durante el sexo, aunque sepas que tu vejiga está vacía.
Esta peculiaridad anatómica ha inspirado una práctica sexual femenina relativamente nueva: el peegasm (una combinación de las palabras pee y orgasmo). El peegasm es esa sensación orgásmica que puede suceder cuando te alivias después de aguantar las ganas de orinar por un periodo prolongado. Al orinar, la liberación de la presión de la vejiga sobre las estructuras de placer de la zona pélvica puede estimular los nervios pélvicos y generar una respuesta similar al orgasmo.
No obstante, esta práctica no está exenta de peligros. Estresar el sistema urinario de esta manera puede dañar la vejiga y los riñones. Para evitar molestias o problemas, no aguantes tus ganas de orinar hasta que te duela ni lo tomes como práctica habitual solo por el placer.
Si tienes vejiga hiperactiva, retener la orina puede formar parte de un entrenamiento vesical. Los síntomas de vejiga hiperactiva incluyen la necesidad de ir al baño con más frecuencia de lo normal, ser incapaz de aguantar la orina, experimentar pérdidas cuando tienes ganas (incontinencia), y/o orinar varias veces durante la noche. El entrenamiento continuo de la vejiga puede ayudarte a desarrollar un horario más cómodo de micción.
Sin embargo, antes de iniciar cualquier entrenamiento, asegúrate de tener un diagnóstico médico. Consulta con tu médica y comenta tus síntomas. Si el problema es otro, el entrenamiento vesical podría empeorar tu situación.
Recuerda: no evacuar la vejiga cuando lo necesitas puede aumentar mucho el riesgo de infecciones urinarias causadas por bacterias que se acumulan en la orina.
Las mujeres embarazadas ya tienen un riesgo mayor de infecciones urinarias. Si estás embarazada, aguantar la orina puede aumentar aún más este riesgo.
Una infección urinaria puede extenderse a uno o ambos riñones, lo que puede causar daño permanente. Si padeces trastornos renales, vejiga neurógena o retención urinaria, aguantar la orina incrementa aún más el riesgo de infección o enfermedad renal.
Los síntomas de una infección renal pueden incluir:
Sentir una fuerte y persistente urgencia por orinar, ardor o dolor al orinar, náuseas y vómitos, pus o sangre en la orina, o una orina turbia y con mal olor pueden ser señales de posible infección renal.
Una infección de riñón requiere atención médica inmediata. Si no se trata bien, puede causar daños permanentes y las bacterias pueden pasar a la sangre y provocar una infección séptica grave y potencialmente mortal.
A veces, una infección urinaria puede derivar en incontinencia urinaria, un problema común y, a menudo, vergonzoso. La gravedad varía desde pequeñas pérdidas al toser o estornudar hasta sentir una necesidad tan repentina y fuerte de orinar que no llegas a tiempo al baño.
Si la incontinencia urinaria afecta tus actividades diarias, no dudes en consultar con tu médica. Para la mayoría de las personas, adoptar cambios sencillos en el estilo de vida y la alimentación puede reducir los síntomas. También existen ejercicios, medicamentos y diversas intervenciones médicas para los casos más graves.
Aguantar grandes volúmenes de orina de forma regular puede debilitar los músculos de la vejiga y aumentar el riesgo de retención urinaria con la edad. La retención urinaria es la incapacidad de vaciar totalmente la vejiga a pesar de tener ganas. Si el problema se mantiene a largo plazo, puedes aprender a usar un catéter urinario para aliviar la presión.
Una vejiga adulta sana puede contener unos 300 a 500 ml antes de sentir la urgencia de orinar, pero es muy flexible y puede albergar más. Es importante recordar que el útero ocupa espacio en la cavidad abdominal femenina, por lo que en mujeres la urgencia aparece con menores volúmenes.
En la mujer, la uretra (el conducto por el que sale la orina) mide unos 4 cm, mientras que en el hombre es de 18 a 20 cm, así que ellos requieren mayor presión para expulsar la orina a través del conducto más largo.
Aunque seas muy previsora, puedes vivir una situación imprevista en la que sea imposible vaciar tu vejiga y debas tener paciencia.
Mientras más urgente es la necesidad, más difícil es pensar en otra cosa. Redirigir tus pensamientos puede ayudar, así que escucha música, un pódcast o llama a una amiga para charlar.
Sentarse es más fácil que estar de pie si quieres aliviar la presión sobre la vejiga. Siéntate con la espalda recta y el torso ligeramente arqueado. Intenta relajar los músculos abdominales y pélvicos. Concéntrate en tu respiración y visualiza la uretra relajándose, como en una clase de yoga. También puedes probar a cruzar y descruzar las piernas; el cambio de sensación puede ayudar.
Si no puedes sentarte y debes estar de pie, cruza las piernas para comprimir la uretra. Deberías sentir algo de alivio. Evita inclinarte hacia adelante o empujar la pelvis, ya que eso contrae el abdomen.
Si tienes gases intestinales que te molestan, al liberarlos aliviarás la presión sobre la vejiga.
¡Evita reírte! Está comprobado que la risa aumenta la presión sobre la vejiga y puede hacer que quieras orinar de inmediato. ¡Una vejiga llena es cosa seria! :D
Por lo general, nos animan a hidratarnos. Pero en una emergencia sin baño cerca, limita tu ingesta de líquidos hasta poder alivarte.
Por último, cuando se pueda ir al baño, vacía la vejiga completamente: el mundo puede esperar unos minutos mientras te cuidas. No vaciar bien la vejiga no solo aumenta la frecuencia de ganas, también puede acostumbrar a tu cuerpo a la retención urinaria.
En resumen, escucha a tu cuerpo y atiende sus necesidades. Cuando eres amable contigo misma, tienes más para dar.
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