Las relaciones a distancia ocurren cuando las amantes están separadas por considerables distancias físicas. Viven en dos ciudades, países o incluso continentes diferentes y no pueden verse en la vida real de manera rutinaria debido a sus obligaciones de trabajo y estudio, o por otros motivos (como las restricciones impuestas por una pandemia global sin precedentes).
Las relaciones a distancia no son algo nuevo, pero con la llegada de los chats por internet, sitios de citas online y otros medios de comunicación accesibles, se han vuelto cada vez más habituales. Recientemente, se han convertido en la única opción para muchas personas. Por este motivo, la antigua creencia de que estas relaciones están automáticamente condenadas al fracaso ha disminuido notablemente en las últimas décadas.
Con tantas opciones para comunicarse y viajar, no es necesario terminar una relación fuerte y feliz solo por una separación temporal. Si ambas partes reconocen los retos que implica la distancia y trabajan activamente para mantener su conexión emocional, social y mental, una relación a distancia puede traer satisfacción y felicidad igual que una relación ‘normal’.
Las psicólogas suelen caracterizar las relaciones románticas adultas por tres conductas principales: apego, cuidado y sexualidad. Mantener vínculos sanos en estas tres áreas es fundamental para que una relación sea satisfactoria para ambas personas, aunque cada pareja vivirá estas conductas de manera distinta. La distancia es solo una de las muchas formas posibles de tener una relación amorosa. Cada situación requerirá que las parejas hagan ajustes para que su vínculo funcione en el día a día.
Para las humanas como animales sociales, la cercanía física es muy importante. Percibimos hasta los mínimos cambios en las emociones de la otra persona a través de su cara y lenguaje corporal. El contacto físico es una forma de comunicación en sí mismo. La proximidad física, sea sexualmente o simplemente al hablar cara a cara, libera neuroquímicos como feniletilamina, oxitocina y dopamina, fundamentales para forjar el vínculo con otras personas; también compartimos feromonas, especialmente significativas en relaciones amorosas.
En las relaciones a distancia, estas manifestaciones físicas de cercanía no se pueden experimentar. Las personas pueden sentir señales de abstinencia, provocando un aumento de hormonas del estrés, lo que a su vez puede derivar en ansiedad e incluso depresión. Si tú o tu pareja tenéis el ‘lenguaje del amor’ basado principalmente en el contacto físico, una relación a distancia puede afectar aún más vuestro bienestar físico y mental que en personas para quienes la comunicación táctil es menos importante.
Al no ser posible el contacto físico, las relaciones a distancia dependen muchísimo del mantenimiento de todos los otros posibles métodos de conexión. Y la única forma de hacerlo es a través de la comunicación.
La comunicación es crucial en todas las interacciones humanas, pero las relaciones amorosas a distancia requieren un esfuerzo consciente para crear intimidad sin contacto.
Ambas personas deben compartir sus necesidades y expectativas, además de mantener activa la comunicación en la vida diaria. Por supuesto, no hace falta dar un informe en vivo de cada cosa (aunque puede ser difícil resistir la tentación), ni esperar siempre a que tu pareja comience la conversación. Lo mejor es encontrar un ritmo que se sienta natural para ambas. Todas necesitamos vivir nuestra vida: atender un flujo constante de información puede ser tan agotador como sentirse ignorada puede ser doloroso.
Con esto en mente, también es importante variar de vez en cuando. Te sugerimos lo siguiente:
Mensajes de texto, fotos, videollamadas. Una postal sorpresa de vez en cuando. ‘Encontrarte’ con tu pareja de nuevas maneras puede tener un impacto positivo en la calidad de la relación. Además, la impresión que recibes por un solo canal puede distorsionar la personalidad de la otra persona — tal vez escribir no es lo suyo, pero se expresa genial hablando (o al revés).
Compartir rituales está bien, pero cuando los mensajes de ‘buenos días’ y ‘¿cómo estuvo tu día?’ se mantienen igual por meses, pueden perder su significado. Esfuérzate por mostrar que realmente te importa y que no eres solo un robot repitiendo lo mismo cada día.
Sin que sea un reporte oficial, cuéntale a tu pareja los eventos destacados de tu día y pide su opinión. ¿Qué regalos serían mejores para tu sobrina? ¿Qué desayunos preferiría? Ampliar tus temas de conversación añade diversión a vuestras charlas.
Es totalmente posible y necesario crear planes compartidos aunque se viva separadas.
En función de vuestros horarios, podéis crear rituales juntas, como tomar café por las mañanas. Ni siquiera es imprescindible llamar o enviar mensajes siempre; solo saber que la otra también lo hace ayuda a fortalecer el vínculo.
Preparad una lista de actividades que podáis hacer por separado y después compartir vuestras experiencias — incluya cosas que ambas podáis disfrutar, y también sugerencias para la otra. Visitar un museo, participar en un taller de arte, recorrer un mercado local, explorar la ciudad, probar un coche nuevo... el límite lo pone la imaginación. ¡Diviértanse!
Hay muchas cosas que puedes hacer en internet. Programen una videollamada por Skype, Facetime o Zoom y exploren la red:
Dedicarse tiempo compartiendo actividades ayuda a fortalecer la intimidad y puede mostrarte una nueva faceta de tu pareja.
Aunque minimizar la distancia emocional es clave para mantener una relación romántica sana, un aspecto a veces descuidado en las relaciones a distancia es la interacción social con otras personas. Así como es importante la comunicación entre vosotras, también lo es el esfuerzo consciente por incluirse mutuamente en las actividades de los círculos sociales cercanos como la familia, amigas y compañeras de trabajo.
La investigación ha demostrado que un cierto grado de ‘responsabilidad social’ beneficia el bienestar emocional de una pareja. Definir tu estatus de persona comprometida ante tu familia y amistades, aun a distancia, te ayuda a mantenerte con los pies en la tierra y a tener una visión más unificada de en qué punto de la vida estás, tanto tú como las personas que más te importan.
Las relaciones a distancia son sobre todo mentales y emocionales. Pero el aspecto sexual sigue siendo relevante para el bienestar físico y mental. Hay varias formas de mantener viva esta parte de la relación.
El primer paso para afrontar crisis en una relación a distancia es reconocer que las crisis son tan probables como en cualquier otra relación. A la distancia puede ser muy fácil no ver las señales y pasar por alto detalles incómodos, pero es fundamental dedicar tiempo a los temas que no estén yendo bien.
Recuerda que la comunicación en una relación a distancia es responsabilidad de ambas. Entre mensaje y mensaje tienes tiempo de pensar lo que dirás, puedes decidir no contestar si llegas tarde y estás demasiado cansada. Esto no sería posible estando juntas en persona o viviendo bajo el mismo techo.
Algunas personas idealizan a su pareja a la distancia. Pequeños defectos y manías no se ven, así que es fácil hacer como si no existiesen. Esto puede desembocar en un choque fuerte cuando por fin se ven y comparten tiempo físico.
Para otras, ocurre lo opuesto: no dejan de preocuparse pensando que su pareja les es infiel o hace cosas indeseadas. Ambas pueden solucionarlo poniendo límites claros sobre lo aceptable y lo que no y practicando el respeto y la confianza, anticipando situaciones en las que pueda aparecer la celosía. Hablar de estos temas con anticipación facilitará mucho afrontarlos cuando surjan.
A veces, la costumbre lleva a las personas a continuar relaciones a distancia que ya no desean. La ausencia de contacto hace más fácil evitar conversaciones o confrontaciones difíciles, y la relación se estanca. Algunas incluso se sienten ‘atrapadas’: quieren hablar de sus miedos o problemas, pero las breves visitas cara a cara generan tanta emoción que los inconvenientes se posponen una y otra vez, sin arriesgarse a tener la conversación necesaria para crecer.
Sí, cortar a través de la distancia tiene mala fama, pero a veces esperar al encuentro hiere más a ambas a largo plazo. Solo tú puedes evaluar tu relación. Si solo esperas el encuentro para terminar, es mejor hacerlo de la forma más considerada posible. No le harías eso a otra persona, ni querrías que te lo hicieran a ti. Puedes asumir que tu pareja pensará lo mismo.
Las parejas a distancia suelen sentir ansiedad sobre su futuro compartido. Como las relaciones a distancia suelen ser algo forzado y exigen múltiples sacrificios, establecer objetivos hacia el futuro puede ser difícil.
Sin embargo, es fundamental que ambas personas compartan sus ideas sobre el futuro de la relación desde el principio. ¿Está una dispuesta a mudarse donde vive la otra? ¿El objetivo es vivir juntas? ¿Y el matrimonio? ¿Niñas/os? ¿Mascotas? ¿Finanzas? Hay que comunicarse con claridad, ya que no existe la oportunidad de sacar estos temas en persona de forma natural.
Estar en la misma sintonía reduce la ansiedad y evita malentendidos innecesarios.
Por último, recuerda que tu relación es asunto tuyo. Solo tú puedes decidir si te funciona. Sé consciente de los sentimientos de la otra persona y cuídense mutuamente. ¡Lo lograrán!
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