Las relaciones deben brindar amor, seguridad y compañía. Todas necesitamos establecer algunas conexiones profundas y significativas con otras personas a lo largo de la vida. Sin embargo, no todas las relaciones son fáciles. Las relaciones románticas pueden ser especialmente desafiantes, especialmente cuando entran en la fase a largo plazo. Las desigualdades, los diferentes lenguajes del amor y las dificultades de comunicación pueden contribuir a la insatisfacción en la pareja. En este artículo, te guiaremos a través de los desacuerdos más comunes que enfrentan las parejas y cómo encontrar puntos en común.
En cualquier relación a largo plazo, no todos los días pueden ser color de rosa. Compartir tu espacio con alguien puede ser un reto, especialmente cuando la relación deja de ser solo romance y se vuelve cotidiana. Los desacuerdos sobre hijas/os, finanzas, carreras y las tareas del hogar pueden afectar la calidad incluso de la relación más amorosa.
Cuando escuchas que una relación a largo plazo requiere trabajo, no significa que estar con otra persona sea una carga o una obligación. Significa que cada día debes encontrar maneras de hacer que la convivencia funcione para ambas. Debes estar dispuesta a negociar y asegurarte de que tanto tú como tu pareja estén satisfechas con la situación.
Una de las fuentes más comunes de insatisfacción para las parejas son las tareas del hogar.
Tras la pandemia, estos números subieron aún más. Muchas mujeres se vieron obligadas a dejar sus trabajos para educar en casa a sus hijas/os y realizar otros tipos de trabajo no remunerado.
Esto volvió a poner sobre la mesa la cuestión de la igualdad en la pareja.
Lee también: Falta de deseo sexual en una relación a largo plazo
Cuando las mujeres realizan dobles jornadas—una en el trabajo y otra en casa—sus vidas se limitan al trabajo y al cuidado de otras personas, excluyéndolas de oportunidades de desarrollo profesional y personal. También les falta tiempo para cuidarse y recuperarse, lo que fácilmente puede llevarlas al agotamiento.
Cargar con una parte injusta del trabajo doméstico también desgasta la relación. Si las parejas no se esfuerzan en satisfacer las necesidades mutuas, una de ellas puede acumular resentimiento. Cuando no recibes el apoyo que necesitas en el día a día, otros aspectos de la relación también se resienten. La intimidad desaparece, aumenta la irritabilidad, dejas de disfrutar el tiempo con tu pareja y empiezas a sentir que no puedes confiar en ella.
Lee también: Los efectos del estrés en la salud sexual y reproductiva femenina
La desigualdad de género en casa también afecta a las/os niñas/os. Si ven que sus madres y padres dividen las tareas de forma igualitaria y comparten las responsabilidades del día a día, es más probable que repitan este comportamiento sano en sus futuras relaciones. Pero si la madre hace la mayor parte del trabajo en casa, sus hijas/os verán que es tarea de las mujeres cuidar de las/os niñas/os y hacer las tareas del hogar.
La incapacidad para dividir las tareas domésticas no siempre proviene de la desigualdad. En su libro Los cinco lenguajes del amor: cómo expresar un compromiso de corazón a tu pareja, el autor Gary Chapman introduce las cinco formas más comunes en que las personas expresan su afecto y, lo más importante, que la manera en que entendemos que alguien nos cuida puede no ser obvia para la otra persona.
Desafortunadamente, las parejas a menudo no coinciden en lo que necesitan para sentirse amadas. Si tu lenguaje del amor es, por ejemplo, los actos de servicio, pero el lenguaje principal de tu pareja es recibir regalos, puede que le cueste entender la importancia de tus pequeños actos de cariño. Si esto te suena familiar, pregúntate: ¿Qué lenguaje del amor es el más importante para mí? ¿Y para mi pareja? ¿Estamos reconociendo y agradeciendo lo que hacemos la una por la otra?
Para mantener una relación feliz se necesitan dos. Si quieres que tu pareja cambie su manera de hacer algo, tienes que hablarlo. Si sientes que algo no es justo, intenta expresar tus pensamientos y sentimientos con claridad. Muchas veces, tras años con la misma persona, esperamos que nos conozca tan bien que entienda nuestras señales emocionales. Lamentablemente, tu pareja no puede leerte la mente, y la única forma de que entienda cómo te sientes es decírselo.
Hacer más de lo que te corresponde en el hogar cansa y puede dañar la relación. Pero puede que tu pareja no lo entienda, especialmente si no lo explicas.
Frases como “nunca lavas los platos” o “siempre dejas los calcetines tirados” suenan a reproches y es poco probable que generen cambios positivos. Sin embargo, si puedes explicar cómo te hace sentir su descuido, le darás otra perspectiva. Por ejemplo, si notas que siempre eres tú quien prepara la comida de las/os niñas/os y eso te retrasa para ir al trabajo, puedes decir: “Hago esto todas las mañanas y me estresa y distrae. ¿Podrías hacerlo tú?”
Explicar cómo te sientes funciona mucho mejor que regañar, gritar o guardar silencio, porque le da a la pareja la oportunidad de elegir ser buena compañera en lugar de sentirse la mala.
Incluso las parejas más conscientes no siempre consiguen dividir las responsabilidades del hogar al 50/50. Y eso está bien, siempre que funcione para ambas partes. Puede que una trabaje más horas o tenga un trabajo más estresante, por lo que la otra asume más en casa. En una relación sana, las parejas se adaptan a las necesidades de la otra, no a roles preestablecidos.
Hablar abiertamente de tus preferencias también ayuda. Las tareas del hogar casi nunca son divertidas, pero unas resultan más agradables que otras. Por ejemplo, quizá prefieras cocinar y tu pareja disfruta ayudando con los deberes, o no te importa fregar el suelo y él prefiere pasar la aspiradora. El compromiso será distinto para cada pareja, pero solo lo es de verdad si ambas están satisfechas con el resultado. Si no, lo que parece un compromiso puede convertirse en un sacrificio para una de las dos.
Incluso tras muchos años de relación, puede que cueste expresar el dolor y las necesidades. La terapia de pareja puede ayudar a entenderse mejor y resolver conflictos ocultos. Si tu pareja no logra ver tus preocupaciones, una terapeuta puede ayudaros a encontrar formas de comunicaros y fortalecer vuestro vínculo.
Cada relación es diferente, y lo mismo la importancia que cada pareja da a la igualdad. Algunas buscan dividir las tareas al 50/50, mientras que para otras un 80/20 está bien o es más apropiado porque una aporta significativamente de otras maneras. Lo más importante es cómo te hace sentir la distribución de las tareas y si tu pareja está dispuesta a buscar una solución que funcione para ambas.
Si sientes que cargas con más de lo que te toca y eso te hace sentir resentida, es hora de hablar. Pero hablar no es lo mismo que actuar. Si, tras largas conversaciones, nada cambia, quizá debas replantearte el valor de la relación. La desigualdad en las tareas y el cuidado suele ser reflejo de una desigualdad general en la relación. Si tu pareja no cede, siempre quiere tener la última palabra y salirse con la suya, quizá debas reconsiderar la relación.
Lavar los platos, preparar a las/os niñas/os para dormir o planificar comidas semanales pueden parecer tareas triviales. Pero muy a menudo, los desacuerdos sobre estos temas cotidianos son el origen de grandes discusiones. No siempre es fácil saber cómo tener una relación feliz, pero afrontar estas situaciones como equipo puede marcar la diferencia.
Puedes seguir tu ciclo menstrual con WomanLog. Descárgalo ahora: