Una vagina sana se lubrica automáticamente como parte esencial de la excitación sexual y la higiene vaginal. Algunas mujeres experimentan una falta de lubricación llamada sequedad vaginal.
La sequedad vaginal es una condición desagradable que puede tener un impacto negativo significativo no solo en las relaciones íntimas, sino también en la salud y calidad de vida de la mujer.
Aunque la sequedad vaginal es un fenómeno común, muchas mujeres sienten reticencia a hablar sobre ello, incluso con sus médicas, porque es un tema muy íntimo. Sin embargo, evitar este problema puede dañar seriamente tu salud y tu vida sexual.
La vagina normalmente se lubrica a sí misma y produce una sustancia incolora y transparente al excitarse. Esto no solo permite la realización del acto sexual, sino que también ayuda a crear sensaciones placenteras. Si no hay lubricante natural, las relaciones sexuales pueden ser desagradables o incluso dolorosas. Esto puede llevar a evitar el sexo para evitar molestias, lo que puede causar problemas en la pareja.
Sin embargo, si una mujer decide tener relaciones sexuales a pesar de la sequedad vaginal, la mucosa seca puede lesionarse durante el coito. El roce y el contacto pueden generar pequeñas fisuras que son una puerta abierta para infecciones.
Esto también puede tener un impacto psicológico: si una mujer empieza a asociar sensaciones desagradables como picor o ardor con los actos íntimos, puede desarrollar una relación insana con la intimidad, lo que puede conducir a problemas adicionales.
Los problemas de lubricación durante las relaciones sexuales pueden deberse a una falta de excitación física, algo que requiere tiempo, atención y una estimulación adecuada.
Apresurar la intimidad puede generar presión psicológica, lo cual es contraproducente. Crear un vínculo íntimo requiere tiempo, por lo que un enfoque cuidadoso y gradual suele ser lo ideal, especialmente al inicio de una relación. Las parejas que aún no se conocen bien pueden estar algo tímidas al principio, y lo mismo sucede con sus cuerpos. Aprender a comunicarte con tu pareja es fundamental para descubrir qué funciona y qué no—escuchar activamente y ofrecer retroalimentación ayudará a crear señales verbales y no verbales útiles durante el sexo.
Existe un dicho: el buen sexo comienza en el cerebro, y en efecto, a medida que tú y tu pareja aprendéis a interpretar correctamente las señales de la otra persona, las asociaciones positivas que haces con palabras y otras señales pueden ser tan estimulantes como la estimulación física.
Es importante recordar que cada persona es diferente. Un enfoque que le gusta a una persona puede ser desagradable para otra. Y habrá días en los que nada parezca funcionar, lo cual es completamente normal. A veces, incluso el enfoque más considerado puede no funcionar, por ejemplo si tu pareja está agotada o pasando por un mal momento emocional.
Bajo ninguna circunstancia es aceptable imponerse a tu pareja. La agresión sexual es un delito.
Si no tienes problemas de intimidad ni de comunicación con tu pareja, pero sigues experimentando dificultades con la lubricación natural, puede haber otra causa.
La sequedad vaginal puede estar causada por una higiene íntima excesiva (lavarse demasiado seguido o usar productos inadecuados puede alterar la microflora vaginal y la acidez natural de la vagina, pH 3,8–4,2). También pueden influir ciertos medicamentos para la alergia o los resfriados, ya que los antihistamínicos contribuyen a secar las mucosas.
En otros casos, el uso incorrecto de tampones, compresas o copas menstruales durante la menstruación puede alterar la microflora vaginal y llevar a la sequedad vaginal. Incluso el uso correcto de productos de higiene femenina puede causar efectos secundarios molestos en algunas mujeres, aunque esto suele ser temporal. Si la molestia persiste, consulta con tu médica o ginecóloga.
La depilación regular de las zonas íntimas también puede tener este efecto. Usar pantalones o ropa interior demasiado ajustados o de materiales que causan irritación puede alterar la flora vaginal y resultar en sequedad vaginal, al igual que andar en bicicleta en clima caluroso, en especial con ropa que no transpira.
La sequedad vaginal también puede deberse a niveles bajos de estrógeno. El estrógeno afecta muchas respuestas biológicas en el cuerpo, incluyendo la correcta hidratación de la mucosa vaginal, lo que garantiza su elasticidad y acidez saludables.
Los niveles de estrógeno pueden disminuir si una mujer ha dado a luz recientemente o está amamantando a su bebé.
La perimenopausia y la menopausia, fumar, consumir alcohol, trastornos del sistema inmunitario y el uso de ciertos medicamentos también pueden afectar los niveles de estrógeno.
Otro posible causante es el síndrome de Sjögren, un trastorno autoinmune. Los dos síntomas más comunes son boca seca y ojos secos. Suele acompañarse de otros trastornos inmunitarios, como artritis reumatoide o lupus. El síndrome de Sjögren afecta las membranas mucosas y las glándulas secretoras de humedad—generalmente los ojos y la boca son los primeros afectados—, lo que resulta en una disminución de la producción de lágrimas y saliva. Aunque puedes desarrollar el síndrome de Sjögren a cualquier edad, la mayoría de pacientes tiene más de 40 años al recibir el diagnóstico. Es mucho más común en mujeres. El tratamiento se enfoca en aliviar los síntomas.
Existen varias formas de prevenir y tratar la sequedad vaginal. Aquí tienes algunas sugerencias que pueden ayudarte:
Si la sequedad vaginal persiste a pesar de cuidar bien de tu cuerpo, acude a tu médica para pruebas y diagnóstico.
Si la sequedad vaginal se ha convertido en una carga para tu relación íntima, considera acudir a una psicoterapeuta familiar o psicóloga. Es fundamental que las dos partes participen en el proceso. Echar culpas no sirve—trabaja con tu pareja para encontrar una solución y fomentar una relación saludable.
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