La miel es un dulce natural, pegajoso y rico en antioxidantes y propiedades curativas. Sin embargo, como futura madre, puedes preguntarte si la miel es segura para ti y tu bebé durante el embarazo.
Seguir las recomendaciones alimentarias es fundamental cuando estás embarazada. Algunos productos, como los embutidos, el pescado crudo y muchos alimentos no pasteurizados, es mejor evitarlos hasta después del parto. ¿Pero qué ocurre con la miel?
En este artículo te ofrecemos recomendaciones basadas en evidencia científica sobre el consumo de miel durante el embarazo. Descubrirás si es segura para tu bebé en desarrollo y una lista de alternativas saludables para esos momentos en que anhelas algo dulce.
La principal preocupación relacionada con la miel en el embarazo es que, en casos poco frecuentes, puede contener una bacteria llamada Clostridium botulinum, responsable del botulismo infantil.
El botulismo es una infección peligrosa que puede ocasionar complicaciones graves. En bebés, causa estreñimiento, letargo, flacidez, caída de párpados, dificultades de alimentación, pérdida del control de la cabeza y debilidad generalizada.
Durante el primer año de vida, los sistemas digestivo e inmunológico del bebé aún están en desarrollo y pueden no ser lo suficientemente fuertes para luchar contra esporas y toxinas bacterianas. Por ello, no se recomienda dar miel a menores de un año, ni siquiera en pequeñas cantidades.
Cuando una adulta sana ingiere esporas de botulismo, normalmente se destruyen durante la digestión y no atraviesan la placenta hacia el bebé. No obstante, puedes preferir evitar la miel en el embarazo si tienes riesgo de diabetes gestacional o problemas gastrointestinales.
Enfermedades como el Crohn, enfermedades inflamatorias intestinales, cirugías gástricas previas y alergias pueden dificultar la digestión de la miel y hacerte más susceptible a infecciones.
Aunque no existen pruebas que sugieran que la miel cruda sea peligrosa para mujeres embarazadas, puedes optar por miel pasteurizada, que se calienta rápidamente a 71°C (160°F) y se enfría también de forma rápida, eliminando potenciales bacterias dañinas.
No obstante, hasta hace poco la miel se pasteurizaba a temperaturas más bajas para retrasar la cristalización y eliminar levaduras que puedan afectar el sabor, no por razones de salud. Además, muchas marcas de miel pasteurizada contienen azúcares añadidos, como jarabe de maíz alto en fructosa. ¡Precaución al comprar!
Aunque no existen muchos estudios que comparen la miel cruda y la pasteurizada, quienes defienden la miel cruda argumentan que el proceso de pasteurización reduce sus propiedades antioxidantes, antibacterianas y antimicrobianas, y elimina muchos nutrientes y enzimas beneficiosas. La decisión está en tus manos.
No hay evidencia de que un tipo de miel sea más seguro que otro para una mujer embarazada. Las adultas sanas pueden consumir miel cruda o pasteurizada sin ningún problema. Sin embargo, si aún tienes dudas sobre la seguridad, elige miel correctamente pasteurizada o utiliza otro endulzante.
Sí, las mujeres embarazadas pueden consumir miel cruda de forma segura. Pero recuerda que sigue siendo un endulzante añadido, así que modera la cantidad que consumes.
Aunque la miel tiene un índice glucémico ligeramente inferior al azúcar de mesa, igualmente impacta en los niveles de glucosa. Si padeces diabetes o problemas cardiovasculares, sigue las mismas recomendaciones que para otros endulzantes en tu dieta.
Hasta que tu bebé cumpla un año, lo más seguro es no ofrecerle miel en ninguna forma, ni siquiera en productos horneados. A pesar de los muchos beneficios de la miel, el riesgo de botulismo infantil es real.
Los bebés menores de un año tienen mayor riesgo de botulismo por:
Los estudios sugieren que, tras el primer cumpleaños de tu bebé, ya no es necesario evitar la miel por motivos de seguridad.
Muchas personas consideran la miel cruda como ‘la medicina de la naturaleza’, y no les falta razón. La miel orgánica se utiliza para aliviar resfriados, suavizar la tos, curar heridas leves y eliminar bacterias. Si tu médica o matrona está de acuerdo, disfruta sin miedo de los beneficios de la miel cruda durante el embarazo.
Beneficios de la miel cruda en el embarazo:
Riqueza nutritiva: La miel cruda aporta variedad de nutrientes y antioxidantes, incluyendo vitaminas A, C, D, E y del grupo B, esenciales para el sistema inmunitario y el sistema nervioso. También es rica en minerales como hierro, calcio y potasio, además de contener enzimas beneficiosas.
Propiedades antioxidantes: La miel cruda contiene muchos antioxidantes, sobre todo en su forma natural y sin procesar. Los antioxidantes protegen tus células frente al estrés oxidativo y reducen el riesgo de enfermedades crónicas. La humanidad ha utilizado la miel durante al menos 8.000 años para tratar heridas, combatir infecciones y fortalecer el sistema inmune.
Antitusivo natural: Quizá recuerdes cómo tu madre te ofrecía una infusión caliente con miel cuando estabas resfriada. La miel suaviza el dolor de garganta y calma la tos seca, siendo un eficaz antitusivo natural. Agrégala a tu infusión favorita o disfrútala directamente de una cucharadita.
Cicatrización de heridas: La miel cruda es antibacteriana y antiinflamatoria, así que puede ayudar a prevenir infecciones y favorecer la curación de pequeños cortes, quemaduras y otras lesiones cutáneas si se aplica topicamente. Los ungüentos con propóleo (‘pegamento de abeja’) o extracto de miel son menos pegajosos.
Alivio del dolor en el parto: Un estudio reveló que el consumo de miel durante el trabajo de parto puede ayudar a reducir el dolor. Consulta con tu matrona e inclúyelo en tu plan de parto. De hecho, la miel puede darte un aporte de energía justo cuando más lo necesitas.
Si prefieres no consumir miel durante el embarazo, aquí tienes una lista corta de opciones alternativas.
Jarabe de arce: Este manjar natural no es solo para los panqueques. Puedes sustituir el jarabe de arce en postres horneados o usarlo como endulzante en café y té, aunque su sabor puede cambiar el perfil de tu bebida.
Stevia: La stevia es un endulzante natural derivado de la planta Stevia rebaudiana. Se considera segura en el embarazo cuando se utiliza con moderación y, preferentemente, de calidad y sin químicos ni aditivos.
Néctar de agave: Este endulzante proviene de la planta de agave y tiene un índice glucémico inferior al azúcar común, por lo que eleva tu glucosa más lentamente. Es dulzón y aporta un matiz a caramelo suave, ideal para postres caseros.
Pasta de dátil: Los dátiles son fuente de vitaminas, minerales y fibra. Puedes emplear la pasta de dátil como endulzante natural en recetas de cocina y pastelería. Cómprala en tiendas o prepárala en casa triturando dátiles ecológicos lavados con un poco de agua hasta lograr la consistencia deseada.
Azúcar de coco: El azúcar de coco se elabora a partir de la savia de la palma de coco. Tiene un índice glucémico menor que el azúcar blanco y conserva nutrientes valiosos. Su sabor es suave, así que puedes usarlo en cualquier receta sin alterar el gusto final.
Aunque la mayoría de los endulzantes son seguros para adultas sanas, es mejor consumirlos siempre con moderación.
La miel es una alternativa más saludable y nutritiva frente a los azúcares procesados. Incluso durante el embarazo, puedes disfrutar de los beneficios de este endulzante rico en antioxidantes.
La miel es:
No obstante, ten presente que consumir demasiada miel puede provocar picos de glucosa y aumentar el riesgo de diabetes gestacional. Para mantenerte segura, consume la miel con moderación y no excedas la cantidad recomendada de 2 a 3 cucharadas al día.
En caso de duda, consulta siempre con tu profesional de la salud.
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